“Muchas veces, si me ven distraído, es que ando como cantandito por dentro”. Así decía Adelis Fréitez, quien sigue cantandito en los corazones de los venezolanos, donde continúan sonando sus composiciones originales y únicas. Canciones llenas de ritmo, calor, pero sobretodo de amor por todo aquello que nos identifica, con la huella temprana que dejó en él su Lara natal.
Canciones de todo género, cuentos, coplas, poemas y mucho más. No parece haber límites para la creatividad de este versátil cantautor que, desde el amor por lo afirmativo venezolano, hizo de su vida un rítmico recorrido por lo que nos caracteriza.
Pero no fue solo la música lo que definió su trayectoria con los éxitos de la conocida agrupación Carota, Ñena y Tajá fundada por él. Otros impactantes roles llenaron su vida: luchador revolucionario desde muy joven, incluso arriesgando su vida; experto en mecánica y docente de esa área técnica; locutor, esposo y padre de familia, músico y creador en la más amplia concepción.
Una vida plena que garantiza, a pocos días después de su partida a otros parajes, que Adelis Fréitez siga cantandito y lo seguirá haciendo por siempre en el registro de la venezolanidad.
Nacido en tiempos de esperanza
Adeliz Pastor Fréitez Agüero llegó al mundo el 9 de mayo de 1942, en tiempos de esperanza para la humanidad. Así lo cuenta en su obra autobiográfica Vivir para cantarla, editada por la editorial El Perro y La Rana en 2019.
Vio la luz en Cuara, un pueblito de una sola calle empedrada del municipio Jiménez del estado Lara. Le dicen la tierra de la matraca, pues usaban este instrumento para llamar a la misa en tiempos de Semana Santa. Fue la vida en el campo, en contacto directo con la naturaleza, lo que moldeó su existencia hacia la creación, partiendo del amor infinito por la tierra que lo vio nacer.
La inspiración musical le vino desde muy pequeño, pues cantandito se la pasaba su madre mientras cuidaba su jardín de rosas, y su padre mientras ordeñaba las vacas.
Infancia criolla y feliz
Los hermosos recuerdos de Adelis niño, quedaron plasmados para siempre en sus canciones como homenaje sentido a un pueblo rico en tradiciones, solidario y orgulloso de sus raíces. Todo sirvió de inspiración para este inagotable compositor: La tierra del convite, Los Cuibas, las serranías de Cúbiro, Barquisimeto, Caracas; Ciriaco con su tambora y violín en tiempos de pascua, los frutos de su tierra, las comidas, los dulces y los amasijos (panes caseros)
También los tradicionales juegos infantiles alimentaron sus sueños. Jugaba tanto a las metras que le salían callos en los dedos, volaba papagayos hechos con sus propias manos, y bailaba trompos hechos por los campesinos, con madera de vera y guayabito. Báilame ese trompo en l’ uña a ver si tataratea
De los suplementos alienantes de comics que leían todos los niños, pasó a la lectura de Doña Bárbara y otras grandes obras venezolanas, encontrando inspiración también en los grandes autores venezolanos y latinoamericanos, cuyas obras devoraba con ansias. “Teresa de la Parra, Pocaterra, Uslar Prieti, Ramón Díaz Sánchez, todos ellos me conmovieron con sus prosas, reforzaron mis valores y me enseñaron a conocer en profundidad, la inquebrantable nobleza del alma de nuestros pueblos”.
Cantandito bajito
“Siempre andaba cantando bajito, me inventaba cancioncitas que nunca memorizaba, pero las cantaba y las repetía hasta que se me iban olvidando y venía alguna nueva”, refiere Adelis en Vivir para cantarla. Fue así como sus historias y vivencias, se fueron convirtiendo en canciones.
Un ejemplo es “El espanto”, conocido merengue cantado por toda Venezuela, tiene su origen en su infancia cuando temblaba de miedo y se refugiaba en su cama el muerto sin cabeza, protagonista de un relato que le contaba su hermano Alí.
Más allá de no sé dónde, tampoco se sabe cuándo, dicen que sale un espanto.
Que lo vieron, no se sabe ni dónde ni cómo ni cuándo ni por qué andaba espantando.
Yo lo vi, yo sí lo vi.
Yo lo vi, yo sí lo vi.
Era un muerto sin cabeza, sin pantalón ni camisa,
con las manos en los bolsillos y una macabra sonrisa.
Tenía los ojos pelaos, tenía el bigote chorreao
tenía los pelos paraos, tenía la barba pa trás
Y bailaba este merengue sabroso, así, de medio lao.
Y bailaba este merengue con este ritmo atravesao.
Con menos miedo y más reverencia, le compuso una canción a “El alma en pena de la Cruz pelona”, en honor a una valiente mujer cuareña que robaba a los ricos para dar a los pobres, a quien rinden honor cada mes de mayo.
También escribió cuentos, como por ejemplo el que rinde homenaje a los músicos, refiriendo el día en que hicieron huelga y el mundo se paralizó, pues la oscuridad y el silencio tomaron el planeta. Escritos como “La carta al Niño Jesús”, en la que, a través de la figura de un niño temeroso, expresa su preocupación por lo social.
Acercamiento a la música
Así como la música le permitió plasmar el amor por su tierra y sus costumbres, también se acercó a ella para mostrar el duro vivir de una época marcada por la soledad, dolor y hasta la muerte que trajo la democracia representativa. Entre sus recuerdos más tristes está la injusta muerte de su primo Secundino y la persecución de muchos de los que conoció, porque se sumaron a las luchas clandestinas.
Sus primeros pasos en firme, los hizo en la década de los 70 como cantante del Conjunto Juventud Izquierda Revolucionaria, grupo de arpa, cuatro y maracas. Cantando serenatas vivió luego muchas aventuras. Con el grupo Los aspirantes de Lara, incursionó en el género de la gaita con enfoque social, con canciones como Protesta, Oro negro y Si no fuera por la gaita. Además, cantó parrandas en El Tocuyo, a donde se mudó después de casarse.
Estudiando en la Escuela Técnica Industrial de Caracas (donde sintió que lo arrancaron de su campo) conoció a Chelique Sarabia, a quien vio escribir la canción “Te Necesito”, hecho que le motivó a componer.
Canciones de todo y para todos
El prolífico genio creador de Adelis Fréitez le llevó a componer canciones de todos los géneros, caracterizadas por su alegría y su visión de la venezolanidad. Abordó temas diversos: el amor, la naturaleza, críticas a la política, denuncias, dulces canciones infantiles como El dientico bailador y Mi pequeño corazón. Temas que siempre refieren a los personajes de los pueblos y paisajes venezolanos.
Entre sus canciones más populares se encuentran: El espanto, El gran saqueo, Los dos gavilanes, Del pueblo traigo la voz, 500 latigazos, Acidito, El gavilán trabalenguas, El Cardenalito, Negra la quiero, El gallo y Dele que son pasteles.
Como apoyo a los maestros de educación musical, produjo el cancionero infantil “El retoñar del canto. Entre viejos y tripones”. Compuesto por 17 canciones de diferentes autores, cantada por igual número de niños y niñas.
“No tenemos nombre”
Adelis Fréitez siempre mantuvo en su mente el sueño crear un grupo con el que pudiera llevar mensajes al pueblo que orientaran y sirvieran de activadores de conciencia. La casualidad o más bien la causalidad le llevó a cumplirlo el 3 de marzo de 1981, cuando tuvieron que armar un grupo improvisado en un carnaval cultural, organizado por algunos amigos de Barrio Nuevo.
Como no tenían nombre pidieron al público que los bautizara y alguien gritó “¡Carota, Ñema y Tajá!”, expresión larense que causó risa en los presentes y quedó como su nombre, al que agregaron luego el eslogan “¡Puro pueblo, na’guará!”, aporte del hermano de Adelis, Valmore Fréitez.
Con el objetivo de hacer un trabajo serio y formal en beneficio de la cultura criolla con sus propias canciones, nació formalmente esta agrupación que lleva más de tres décadas llevando mensajes positivos para levantar la autoestima y el sentido de pertenencia de nuestros pueblos. “Creo que hemos cumplido con una misión, hemos recibido el mejor reconocimiento de nuestra gente cuando aplauden nuestro canto”, expresó Adelis para quien “los aplausos, el cariño y el amor del público, son la vida del artista”.
Éxitos desde el inicio
Desde un principio, el nombre del grupo y las letras de las canciones reflejaron irreverencia, una viva y activa resistencia cultural porque, como ellos dicen, el canto es un instrumento de lucha, “la voz del pueblo”. Adelis Fréitez tocaba la guitarra, Cristóbal Mendoza el tambor, Luis Hernández las maracas, Ramón Agüero y Omar Carrizales, el cuatro y Lino Sánchez el bajo.
En 1981, con apenas tres meses de ensayo, participaron en el Tercer Festival Día del Ejército, en Barquisimeto. Obtuvieron el triunfo con la canción de El cardenal, lo que le hizo sentirse consagrado como compositor.
“Ya no están en los cardones ni el perico ni el turpial en contraste y armonía con el rojo cardenal; porque me contó llorando un solitario cardón que vio cuando te llevaban a otra lejana región”.
El grupo ha grabado más de 200 canciones y fueron compuestas, casi en su totalidad, por sus integrantes. Cuentan con 17 discos – los primeros ocho grabados en acetato-. Tocan y cantan géneros musicales de América Latina y, por supuesto, los venezolanos: golpe tocuyano, merengue venezolano y gaita.
De Lara para el mundo
Adelis Fréitez es uno de esos creadores que son una fuente permanente de identidad nacional. Compuso para otros grandes intérpretes y su talento le ha permitido recorrer con su agrupación, los más renombrados teatros de América, Europa y Asia, donde su figura ha dejado muy en alto el nombre de Venezuela. “Un larense lanzado al mundo”, como fue bautizado en su tierra.
“Creo que valió la pena compartir con todos y todas estas querencias y vivencias que nos aferran a la vida, de la cual nos iremos tranquilos y satisfechos por el deber cumplido, a no sé qué lugar del universo… Ya nos encontraremos de nuevo algún día…”
Todo su sentir venezolano y larense está plasmado en sus canciones. Con su manera de hablar, cantada y pausadita, el cultor, compositor, músico y fundador de la agrupación Carota Ñema y Tajá, Adelis Fréitez, portento musical del estado Lara, vivirá cantandito para siempre en el corazón de los venezolanos.
“Y en este dulce trajinar por el camino del amor,
se va marchitando la flor de tanto amor y tanto amar.
Pero en el surco de la vida una semilla hay que sembrar”.Adelis Fréitez
Con información de Fundación El Perro y La Rana, VTV y Cancionarios
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