La Burriquita es una vistosa, colorida y festiva danza que se celebra en casi todas las regiones de Venezuela. Una manifestación cultural cuyo origen se remonta a la época de la colonia.
Música, danza, pantomima, teatro, participantes y espectadores se entrelazan para llenar de alegría calles, plazas y otros espacios públicos de los pueblos y ciudades en distintas épocas del año. Dependiendo de la región del país, se celebra durante el Carnaval, el día de los santos patronos y en Navidad.
Dicen algunos de los cultores de esta hermosa y pintoresca tradición, que la burriquita siempre esta presta para bailar pues su celebración no está sujeta al santoral cristiano como la gran mayoría de las manifestaciones colectivas venezolanas.
Transmitida de generación en generación por nuestros ancestros de forma oral, la danza de la Burriquita o la Burra, como también se le conoce desde principios de la década de 1980, fue reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación el 20 de octubre de 2016.
La riqueza de la diversidad cultural
Durante el período de la conquista y colonización de Venezuela, la llegada de los negros esclavizados. posteriormente, se produce una fusión que devino en una diversa y rica cultura con raíces indias, europeas y africanas. De allí surge esta manifestación cultural que tiene influencia de los bailes las Vaquillas y los Caballines, provenientes de España.
Aunque no hay datos precisos, en el devenir histórico, de cuándo, dónde, cómo surgió la danza de la Burriquita, algunas referencias señalan que la ascendencia de los bailes españoles llegó por Cubagua, isla donde se fundó la primera ciudad construida por los conquistadores en nuestro territorio e importante punto de extracción de perlas, que fue abandonada definitivamente tras el agotamiento completo de los ostrales perlíferos.
Posteriormente, de misiones y encomiendas se extiende primero al oriente de Venezuela, la primera región en presentar esta manifestación que forma parte de las llamadas Diversiones Orientales, una de las expresiones culturales venezolanas más ricas, diversas y genuinas. Luego a los estados Aragua, Miranda, Carabobo y Guárico, y más adelante al resto del país.
“Ya viene la burriquita, ya viene domesticá”
Esta tradición festiva destaca por la vistosidad y colorido de sus vestuarios, elaborados por los participantes, los pasos básicos de la danza (corcoveo, desplazamiento lateral y avanzadas, vueltas, desbarajuste, beso), y la música que marca el paso de quienes acompañan a las burriquitas y burras en su alegre recorrido por la ciudad donde se celebra.
La protagonista de la manifestación es la burra, representada por una persona ataviada con un disfraz compuesto por la cabeza, lomo y cola de este animal que se fusiona con un atuendo femenino de amplia falda, un gran sombrero y largas trenzas; así como las piernas del jinete.
Sin importar el género de quien personifica a la burriquita, el personaje que la monta es una mujer. Originalmente lo representaban hombres vestidos de mujeres, con falda, blusa, sombrero de cogollo y trenzas largas. En los orígenes de la tradición se suponía que la mujer no podía salir a la calle a bailar, y por esa razón salía un hombre disfrazado de fémina.
“Personificar a una mujer es la reivindicación de su género, más allá de lo burlesco que pueda ser ver a un hombre maquillado y con moños de mujer. Actualmente en su mayoría son mujeres las que bailan la Burra. Esto fortalece más la tradición”, ha señalado Carlos Marrón, antropólogo, uno de los mayores exponentes de esta danza y presidente-fundador de la Red Nacional de Burras y Burriquitas Tradicionales de Venezuela
“Préstame tu burra”
Son varias las canciones que acompañan el baile. “La Burriquita” es la primera con la que se conoció esta expresión cultural en Venezuela y se introdujo al programa educativo del país en 1948. La segunda es “La Burra”, popularizada en 1982 por el grupo Un Solo pueblo, composición que en la actualidad es la más empleada y dio origen al uso del término burra para referirse a la manifestación cultural. Ambos se emplean indistintamente.
Dependiendo de la región hay variaciones en los métodos constructivos y de los materiales de la armazón del disfraz de burra (metal, madera, MDF, cartón, plástico o alambre delgado); el vestuario, la música y la coreografía. Cada colectivo adopta elementos propios de su lugar de origen que los diferencian del resto, sin perder la esencia de la manifestación cultural.
Con respecto a la música, en el oriente se danza al compás del estribillo, la parranda acompaña a los bailadores de la región central y el joropo tuyero marca el ritmo en Valles del Tuy. Mientras que en el estado Apure, se musicaliza con arpa, cuatro y maracas. En cuanto al vestuario, la Burriquita de Sanare, estado Lara, adorna el sombrero con muchas flores y adiciona cascabeles en la vestimenta. Las trenzas largas son suprimidas en algunas localidades de Aragua, por ejemplo.
Son cuatro las categorías que se han establecido en la práctica de manifestación cultural según el tiempo que tienen como ejecutantes de esta danza. Los maestros de tradición, conformada por quienes cuentan con más de 30 años bailando la Burriquita o la Burra; los cultores, 15 y 25 años; bailadores, entre 9 y 12 años; pollinos de generación, integrada por los niños y niñas de entre 3 y 12 años de edad, que garantizan el relevo generacional.
Con información de Consejo Nacional para el Desarrollo de las Comunidades Afrodescendientes de Venezuela, IAM Venezuela, Hablemos de Culturas y TradicionANDO
Fotografías de Gregorio Terán/AVN publicadas por Alba Ciudad
No te pierdas
> La Muñeca de la Calenda y el Baile de los Enanos
> La Culebra de Ipure es una danza enraizada en la cultura Chaima