Ana Mercedes Asuaje de Rugeles y Flor Roffé de Estévez son dos figuras destacadas de la historia musical de Venezuela. Ellas, al igual muchísimas otras mujeres, han tenido un importante rol en la evolución de esta disciplina artística como compositoras, escritoras y profesoras de música.
Gran relevancia tiene la contribución de Asuaje de Rugeles a la educación musical de niños y adolescentes; así como su labor creadora que abarca música de cámara, música coral, música para voz y piano, para piano solo y para voz.
Roffé de Estévez es considerada una de las pioneras de la nueva pedagogía musical en Venezuela. Hizo significativos aportes con propuestas para la revisión y elaboración de los programas de música para los niveles preescolar y primaria; el diseño del programa para la capacitación del docente normalista en el área de música; e impulsó la creación de la Escuela Experimental de Pedagogía Musical.
Ambas asumieron su labor con el amor y el respeto que sentían por la música. También con la disciplina y el compromiso que cultivaron en su etapa de formación, guiadas por grandes maestros.
De la ciudad musical a Caracas, Washington y Buenos Aires
Alfredo Rugeles, director de orquesta y compositor, hijo de Ana Mercedes Asuaje y el poeta Manuel Felipe Rugeles.
Barquisimeto, conocida como la ciudad musical de Venezuela y capital del estado Lara, dio la bienvenida a la niña Ana Mercedes Asuaje el 08 de agosto de 1914. Allí permanece hasta los 22 años cuando viaja a Caracas, siguiendo una inclinación por la música que la acompañó desde su temprana infancia.
Ingresa a la Escuela de Música y Declamación de la Academia de Bellas Artes de Caracas, hoy Escuela de Música José Ángel Lamas. Estudia con Eduardo Plaza, Franco Medina, Ascanio Negretti y con el maestro Vicente Emilio Sojo, quien, en palabras de Ana Mercedes Asuaje de Rugeles, “fue mi gran conductor, consejero y maestro” de composición.
Por la designación de su esposo, el poeta y periodista tachirense Manuel Felipe Rugeles, como Secretario de la delegación venezolana ante la Organización de Estados Americanos (OEA), se trasladan a Estados Unidos. Asuaje de Rugeles aprovecha su estadía en Washington para perfeccionar formación musical en la Universidad Católica de América entre 1948 y 1950. En esta ciudad nace su hijo Alfredo, el 13 de diciembre de 1949, reconocido director de orquesta y compositor.
La pareja viaja en 1950 a Buenos Aires, Argentina, donde el poeta asume como consejero cultural de la Embajada de Venezuela, y Ana Mercedes Asuaje de Rugeles estudia con Jacobo Ficher, compositor, director de orquesta, violinista, y profesor argentino de origen ruso. Además, cursó estudios en Paris y pedagogía musical en Ginebra.
Retoma actividades académicas en Venezuela
Ya en Venezuela, retoma sus actividades académicas con los maestros Primo Casale, director, compositor y violinista venezolano de origen italiano, Gonzalo Castellanos, compositor, organista, pedagogo y director (orquesta y coros).
Entre 1953 y 1975, Asuaje de Rugeles trabajó en la Escuela de Música Juan Manuel Olivares, donde se desempeñó como profesora, subdirectora y directora. Tres años después de su jubilación, en 1978, asume la dirección académica de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela hasta 1986.
Su quehacer musical fue más allá de la composición y la docencia. Durante 11 años Ana Mercedes produjo programas de corte educativo/divulgativo para Radio Nacional de Venezuela (RNV). Fue integrante del Orfeón Lamas (1937-1946); fundadora y miembro de la Orquesta Pequeña Mavare, la Schola Cantorum de Caracas (hoy de Venezuela) y de la Asociación Venezolana de Autores y Compositores (AVAC).
La compositora Ana Mercedes Asuaje de Rugeles
Aunque quería ser violinista opta por la composición. Fue una sugerencia de Vicente Emilio Sojo quien le dijo “tú no tienes tiempo de dedicarle al violín lo que requiere, pero la composición sí la puedes hacer a cualquier hora. Sigue con la composición que tienes talento”, precisó en una entrevista.
Su legado incluye siete himnos, ocho canciones infantiles, seis canciones sentimentales y tres canciones polifónicas, editadas en un cuaderno y grabadas en un disco; una pequeña suite y tres valses para piano; un vocalise para barítono y dos canciones de cuna. También, las obras Serenata Barquisimetana para orquesta, y Puerto del Aire para voz, piano y pequeña orquesta.
“He compuesto desde muy temprana edad. Lo primero que compuse fueron canciones de allá, de Barquisimeto, y las arreglaba a mi manera, hasta que empecé a estudiar técnicamente la armonía con el maestro Sojo (…)”, expresó la compositora en una ocasión.
Con el Premio de Docencia Musical del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), otorgado en 1993, fue reconocido su aporte a la educación musical de niños y adolescentes. Sus canciones Plenitud y El pájaro carpintero fueron premiadas en concursos realizados1946 y 1955, respectivamente. Ana Mercedes Asuaje de Rugeles cambió de paisaje el 21 de abril de 2012 en Caracas.
Flor Roffé de Estévez, pedagoga musical pionera
A la niña Flor Roffé le dieron la bienvenida en Caracas el 24 de octubre de 1921. Ciudad de la que se despidió 83 años después, el día 21 del mes de su natalicio en 2004.
Hija de León Roffé y Mercedes Benarroch, fue la mayor de cuatro hermanos: a Violeta, José y Alfredo. En el Colegio San José de Tarbes de Caracas inicia sus estudios musicales. Formación que continuó estudiando piano con la profesora Aida Van Stein.
Flor Roffé ingresa la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, en 1938, luego de una audición con el maestro Vicente Emilio Sojo. Allí cursa piano y teoría musical con Moisés Moleiro y Eduardo Plaza, respectivamente. Estudia armonía con Antonio Estévez e historia de la música con Juan Bautista Plaza.
Conoce la teoría de la enseñanza musical avanzada
Cuatro años después (1942) se casa con Antonio Estévez y en 1945, viajan a Nueva York, Estados Unidos, en compañía de la profesora Adda Elena de Sauce.
Inicia entonces Flor Roffé de Estévez su periplo de formación en pedagogía musical en el Teachers College Columbia University, Juilliard School y New York Dalcroze. En ese país recibe el diploma Elementary Certificate for Teaching Music School (1948)
Conoce entonces la teoría y metodología innovadora para la enseñanza de la música desarrollado por el compositor y pedagogo suizo Emile Jaques-Dalcroze. La Rítmica Dalcroze, desarrollada a finales del siglo XIX, se basa en el concepto de que el movimiento corporal es esencial para el aprendizaje musical porque permite una comprensión más profunda y completa de la música. Todavía hoy continúa aplicándose.
Complementa su formación pedagógica musical en Londres, ciudad a donde se traslada con su esposo a principios de la década de 1960, donde obtiene el Full Certificate for Teaching Music School.
Trae la nueva pedagogía musical a Venezuela
A fines de los años 40 regresa a Venezuela e imparte educación rítmica con el método Dalcroze en la Escuela Normal Gran Colombia y la Escuela Preparatoria de Música (hoy Escuela de Música Juan Manuel Olivares).
En 1958, el Ministerio de Educación crea la comisión Educación Musical integrada por Vicente Emilio Sojo, José Antonio Calcaño, Luis Felipe Ramón y Rivera, JuanBautista Plaza y Antonio Lauro, entre otros, para revisar los programas de música existentes en el país, Roffé de Estévez hace algunas propuestas para el diseño de los planes de estudio en esa disciplina.
Durante ese año llevó a cabo seminarios y talleres sobre la aplicación del programa de educación musical del Ministerio Educación, institución en la que ejerció funciones de Supervisora Nacional entre 1959 y 1963.
Con el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), luego de culminar su permanencia de varios años en París, funda la Escuela Experimental de Pedagogía Musical (1972), institución que dirigió durante 15 años. En 1988 se desempeña como profesora de educación musical en la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Una producción musical ligada a la pedagogía
La obra de Flor Roffé como compositora no puede desvincularse de su propuesta pedagógica musical. El catálogo de sus composiciones lo integran: Ciclo de canciones para coro y piano, 1960; 22 canciones infantiles venezolanas, 1976; 10 canciones venezolanas a cuatro manos, 1978, y 15 canciones venezolanas aún más fáciles, 1978.
Escribió los libros Una cebolla en la olla Vicente Emilio Sojo y sus gatos; El cumpleaños de la gallinita, El niño y la música, Cuaderno de Ejercicio de Armonía, Tu, Yo y la Música.
Con información de Universidad Simón Bolívar, Maria Guinand Blogspot, Sociedad Venezolana de Música Contemporánea, Revista Cultural Carohana, Sociedad Venezolana de Música Contemporánea 2 y Wikipedia
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