José Antonio Anzoátegui se autodefinía como un soldado, un militar, un hombre de batallas. Este prócer, que murió en el cenit de su gloria, se distinguió en la lucha independentista dentro y fuera de Venezuela por lo que la historia lo reconoce como uno de sus más notables protagonistas.
Su vertiginosa carrera militar fue coronada con el grado de General de División a los 30 años, luego de su decisiva actuación en la Batalla de Boyacá con la que el Libertador Simón Bolívar selló el triunfo republicano en la Campaña de Nueva Granada; pero la muerte lo sorprendió y evitó que demostrara su capacidad para dirigir un ejército completo en batalla.
Anzoátegui destacó en la Guerra de Independencia como Gobernador Militar de su tierra natal, Comandante de la Guardia de Honor del Libertador Simón Bolívar, Segundo Comandante del Ejército del Apure, Comandante de la División de Retaguardia en Boyacá y Comandante del Ejército del Norte.
José Antonio Cayetano de la Trinidad Anzoátegui Hernández
Nacido el 14 de noviembre de 1789 en la entonces provincia de Nueva Barcelona, José Antonio Cayetano de la Trinidad Anzoátegui Hernández fue el tercero de los cinco hijos engendrados por el vasco José Anzoátegui y la venezolana Juan Petronila Hernández.
De familia acaudalada, Anzoátegui tuvo la oportunidad de elegir la carrera de las armas, por lo que a los 21 años ingresó a la academia de táctica militar y ejercicios de las armas para oficiales milicianos, que regentaba Sebastián de Blesa, un coronel de origen canario, quien se unió a la causa emancipadora de Venezuela desde sus inicios, al que siguió un grupo de sus alumnos.
Sobre su vida sentimental, se conoce que José Antonio Anzoátegui se casó, en 1811, con la joven María Teresa Arguindegui, hija de realistas que se mantuvieron fieles a la corona española, pero profundamente patriota junto a sus 11 hermanos. De esta unión nacieron dos hijas: Calixta y Juana. La prematura muerte del guerrero impidió que conociera a la última.
Comandante militar de la plaza de Barcelona
Con apenas 23 años, Anzoátegui fue designado Comandante Militar de la plaza de Barcelona por el Generalísimo Francisco de Miranda. Era el año 1812 y el apasionado miliciano se comprometió a desempeñar el cargo con integridad y a morir en defensa de la patria, de ser necesario.
Del excelente desempeño del Comandante Militar patriota dejó constancia el Coronel realista Lorenzo Fernández de la Hoz durante el juicio celebrado contra Anzoátegui una vez perdida la Primera República. Fernández de la Hoz lo calificó como el enemigo más acérrimo “de la obediencia que es debida al rey”. Entre otras acusaciones, destacó que por su patriotismo obtuvo el cargo de Comandante Militar y Capitán del Ejército y que, además, el pueblo lo designó Coronel por aclamación, luego de lo cual tomó parte activa en la guerra contra Guayana.
La causa contra Anzoátegui fue sobreseída en 1813. El año anterior el barcelonés había sido encarcelado en el castillo de La Guaira tras la capitulación de Francisco de Miranda y la violación de ese acuerdo por parte de Domingo de Monteverde. Antes de su traslado al Litoral Central, el patriota fue torturado y expuesto al escarnio público en la plaza Capuchinos de Caracas.
Primera batalla de Anzoátegui fue una derrota para Boves
Inició la Segunda República y el capitán Anzoátegui participó en su primera batalla al mando de Vicente Campo Elías, quien derrotó a José Tomás Boves en el caño de Mosquitero. Su aspiración de luchar al lado del Libertador Simón Bolívar se cumplió en diciembre de 1813 con el triunfo en la batalla de Araure. Un mes más tarde, también fue vencedora su experiencia en Baragua bajo las órdenes de Rafael Urdaneta, en el marco de la campaña de Barinas.
La pérdida de la Segunda República llevó a Bolívar a Nueva Granada, en septiembre de 1814. Luego de la exitosa toma de Santa Fe de Bogotá sale a liberar Santa Marta, pero en la reunión de Turbaco, Cartagena, renuncia al cargo de capitán general de la Confederación ante la hostilidad de las autoridades. Anzoátegui participó en esa reunión, tras la cual salieron rumbo a Jamaica.
Durante el destierro, el Libertador ascendió a José Antonio Anzoátegui a Teniente Coronel y Comandante de la Guardia de Honor, cuerpo élite que eventualmente convirtió en una división a la que se incorporaron los batallones mejor armados. Ésta fue complementada con lo principal de la infantería y de la caballería, dándole estabilidad al Ejército independentista, hasta ese momento caracterizado por la escasa duración de sus unidades.
Hombre de confianza del Libertador
El ascenso a Comandante de la Guardia de Honor evidencia la confianza que Bolívar le tenía a Anzoátegui, quien la ganó por su lealtad al Libertador y por ser considerado obediente, disciplinado, discreto, sin arreos ni pretensiones, listo siempre a llenar su deber al frente del enemigo y preocupado por la organización del ejército.
Otra evidencia de que Anzoátegui era hombre de confianza de Bolívar la constituye la activa relación epistolar entre ambos, especialmente en temas referidos al manejo y la atención de las necesidades de los efectivos militares.
El barcelonés, quien combatió junto a Manuel Piar en las campañas de Barcelona y Guayana entre 1816 y 1817, también actuó como reclutador como cuando recibió la orden de completar el Batallón Angostura (1818), así como la de mantener la tranquilidad en ese departamento, por lo que se embarcó con la Guardia de Honor a cumplir la misión.
Anzoátegui fue enviado, en octubre de 1918, a reforzar el Ejército del Apure bajo el mando de José Antonio Páez. Lo notificó el propio Libertador en un oficio donde escribió: “El señor General Anzoátegui marcha con mi Guardia a incorporarse con el ejército del mando de V.S. Aunque por ordenanza corresponde al señor General Anzoátegui suplir las enfermedades y ausencias de V.S. he tenido a bien, para evitar dudas, nombrarle segundo Jefe del ejército del mando de V.S.” Otra evidente muestra de confianza.
Brazo derecho del Libertador en la Campaña de la Nueva Granada
Ya con el grado de General de Brigada, José Antonio Anzoátegui fue el brazo derecho del Libertador y uno de los principales cabecillas de su Ejército durante la Campaña de la Nueva Granada. Participó en la ofensiva de Pantano de Vargas, pero alcanzó la inmortalidad en la Batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819.
“Nada es comparable a la intrepidez con (la que) el señor general Anzoátegui a la cabeza de dos batallones y un escuadrón de caballería atacó y rindió el cuerpo principal del enemigo. A él se debe en gran parte la victoria”, escribió Carlos Soublette en el parte de guerra patriota.
El citado boletín refiere que Anzoátegui, quien dirigía las operaciones del centro y de la derecha, hizo atacar un Batallón enemigo desplegado en una cañada “y lo obligó a retirarse al cuerpo del Ejército, que en columna sobre una altura con tres piezas de artillería al centro, y dos cuerpos de caballería a los costados aguardó el ataque”, por lo que las tropas del centro lograron atacar a la fuerza principal.
Comandante del Ejército del Norte
La Batalla de Boyacá puso a la capital del virreinato en manos de los patriotas y abrió el camino para unir a Venezuela y la Nueva Granada en la República de Colombia. Poco más de un mes después del enfrentamiento, Anzoátegui, ascendido a General de División, fue distinguido con la Cruz de Boyacá.
Otro mes más tarde, Anzoátegui llegó a Pamplona como Comandante del Ejército del Norte, cargo designado por el Libertador para resguardar los territorios liberados de las tropas españolas y para cumplir la segunda parte de un plan de operaciones que contemplaba primero una acción sobre Santa Marta y luego una sobre Maracaibo por Chiriguaná y Valledupar.
El guerrero venezolano enfermó el 14 de noviembre de 1819, día en que cumplió 30 años. Con escasos recursos médicos a la mano, nada pudo hacer el doctor Thomas Foley de la Legión Británica, quien solo diagnosticó “una fiebre mortal”. José Antonio Anzoátegui murió el 15 de noviembre a las 10 de la noche.
“Habría yo preferido la pérdida de dos batallas a la muerte de Anzoátegui”
“Habría yo preferido la pérdida de dos batallas a la muerte de Anzoátegui”, se lamentó el Libertador Simón Bolívar al enterarse de la muerte de Anzoátegui con cuatro días de retraso, lapso en el cual le había escrito nuevas instrucciones. “Qué soldado ha perdido el Ejército y que hombre ha perdido la República. Qué difícil es reemplazar a un hombre como Anzoátegui”, agregó.
Los restos mortales del prócer venezolano que falleció en pleno disfrute de sus victorias fueron depositados en la catedral de Pamplona, pero este templo fue arrasado por el terremoto de Cúcuta de 1875. Una comisión de la Academia Nacional de la Historia viajó en 1933 para buscar las cenizas de Anzoátegui, pero nada hallaron.
En abril de 2022 el Gobierno Bolivariano anunció que se solicitará a la República de Colombia la repatriación de los restos del General de División José Antonio Anzoátegui para que descansen en el Panteón Nacional. Ante los hechos sobre el paradero de estos restos mortales podría plantearse la posibilidad de un traslado simbólico, como se ha hecho en casos similares.
Con información de Infobiblioteca Mincyt, Biografías y Vidas, Cervantes Virtual, Archivo del Libertador (Documentos 3325 y 3386), Venezuela News, Ministerio de Economía y Finanzas.
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