Billo Frómeta el eterno enamorado de Caracas fue un músico innato, portador de un don rítmico y melódico. Siempre supo captar el sentir de las personas y traducirlo con sencillez al pentagrama. Por ello sumó triunfos a lo largo de cinco décadas de agitada carrera musical, superando los muchos obstáculos que se le presentaron en el camino.
Desde que tocó junto a la Billo´s Happys boys en el Roof Garden en 1937, se convirtió en una figura destacada de la música bailable de Venezuela y el más aplaudido director de orquesta, al frente de la más popular de todos los tiempos: Billo’s Caracas Boys.
No hay quien no haya bailado alguna vez al menos una de sus canciones, pues su legado musical ha quedado inscrito para siempre en lo afirmativo venezolano.
Luis María Frómeta Pereyra
Nació el 15 de noviembre de 1915 en Santo Domingo, capital de República Dominicana, con el nombre de Luis María Frómeta Pereyra. Años después, se trasladó a San Francisco de Macorís, al norte de la isla, junto a sus padres José María Frómeta, Olimpia Pereyra y sus hermanos. La educación primaria contemplaba la música como materia obligada y Billo asistía todos los días. Allí conoció a dos grandes amigos: Simó Damirón y Rafael Minaya.
Posteriormente la familia Frómeta regresó a Santo Domingo y Luís María comenzó la carrera de medicina, siguiendo los deseos de su padre, pero tan solo cursó tres años.
Su vida fue tranquila, aunque no fácil porque su inclinación musical iba en contra de su padre. Además, la situación política lo agobiaba. En su última entrevista, concedida a Lil Rodríguez, recordó nostálgico sus comienzos estudiantiles cuando se ganaba la vida poniendo inyecciones, para luego ir a tocar con sus amigos Rafael Minaya y Francisco Simó Damirón.
A los 15 años creó y dirigió la Banda del Cuerpo de Bomberos de Ciudad Trujillo y estuvo entre los fundadores de la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo. Billo Frómeta dio clases de guitarra a domicilio e hizo arreglos pequeños para conjuntos musicales. En 1933 conoció al joven músico Freddy Coronado, quien lo animó a fundar el “Conjunto Tropical”, su génesis, en la emisora de radio HIN. De la unión entre Coronado, Damirón, Ernesto Chapuseaux y Billo, nació la orquesta de baile Santo Domingo Jazz Band.
Eterno enamorado de Caracas
El 26 de diciembre de 1937, Luis María Frómeta Pereyra junto con otros músicos partió en barco de Santo Domingo. Habían logrado un contrato en Caracas mediante los contactos de Freddy Coronado.
Llegaron a Venezuela el 31 de diciembre de 1937. Se presentaron como Billo Happy Boys en el Roof Garden, primer local danzante de prestigio en la Caracas de entonces, ubicado en la esquina de La Torre. El primer tema que tocó Frómeta en Venezuela fue Caña Brava, usando el saxofón de un dominicano amigo, a quien no pudo devolvérselo.
La orquesta tuvo éxito inmediato y le prorrogaron el contrato a la orquesta, con un salario de 73 bolívares para cada músico, incluyendo al director. Como consecuencia de negarse a hacerle promoción a Trujillo, les prohibieron la entrada a su país por lo que decidieron quedarse en la capital de Venezuela, donde fueron muy bien tratados. Tenían trabajo y los domingos, además, Radio Caracas Radio transmitía los bailes. Ese fue el origen del romance eterno entre Billo Frómeta y su querida Caracas.
En 1939 el músico enfermó de fiebre tifoidea y luego de la advertencia de los médicos de que no podría salvarse, la orquesta se disolvió. Pero un doctor dominicano, dedicado a auxiliar a quienes llegaban a Venezuela huyendo de la dictadura, tomó el caso y lo salvó. Después de la disolución de la Billo’s Happy Boys y otros contratiempos, Billo Frómeta organizó su nueva orquesta: Billo’s Caracas Boys que nació el 31 de agosto de 1940.
Momentos difíciles
Al terminar su contrato con el Roof Garden fueron llamados para inaugurar el local Sans Souci. Para 1950 la Billo’s Caracas Boys estaba entre los grandes de la canción. El primer programa de radio famoso en Venezuela, en cuanto a lo musical se refiere, fue «A gozar muchachos» con la orquesta de Billo Frómeta en Radio Caracas. Estuvo al aire en las tardes desde 1945 hasta 1957.
El último año que el programa radial estuvo al aire, Luis María Frómeta Pereyra pasó 100 días preso en la Cárcel Modelo de Caracas debido a una demanda por bigamia de su primera esposa, Mercedes Senior. Para ese momento ya era un músico y hombre de éxito. Se había divorciado, pero la señora Senior alegó que no era válido pues el matrimonio se había hecho en República Dominicana. Billo se había casado en 1951 con la periodista Haydée Grillo.
Al salir de prisión y retornar al hogar, se toparía con un ambiente hostil en el set del programa “A Gozar Muchachos”. Los músicos acudieron al sindicato, el cual conminó a sus asociados a no trabajar con el músico, acusándolo de desacato sindical y de ser “dominicano”.
La Asociación Musical del entonces Distrito Federal (Caracas) lo vetó y le prohibió actuar de por vida en Venezuela. Debido a viajó a Cuba esto en 1958. Allí contactó a Bebo Valdés, quien le ofreció su orquesta. En esa etapa el venezolano Renato Capriles le pidió que hiciera los arreglos para su nueva orquesta, Los Mélódicos. Quizás debido a esto mucha gente decía que la orquesta de Renato era Billo’s sin Billo.
La época de oro de Billo Frómeta
Luego de su regreso a Venezuela en 1960 y de que le fuera levantado el veto, Billo Frómeta comenzó una verdadera época de oro que lo convertiría en una influencia determinante en la vida bailable y musical de Venezuela y América Latina.
Fue creador del mosaico, un estilo de baile muy disfrutado por los venezolanos de las décadas de los 40, 50, 60 y 70 del siglo XX. Eran como segmentos musicales, con distinto estilo y duración de las actuaciones, un set sin soltar a la pareja.
Contó Billo Frometa con las mejores voces: Kuroki Sánchez y César Espín (fundadores en el año 1940), Rafa Galindo, Víctor Pérez, José Cheo García, Miguel Briceño, José Ernesto ‘el negrito’ Chapouseaux, Ely Méndez, Luisín Landáez, Felipe Pirela, José Luis Rodríguez, Memo Morales, Nelson Henríquez, Erick Francheski, Ender Carruyo y Oswaldo Delgado, entre otros.
Entre su amplio legado musical, avalado por centenares de reconocimientos y más de 20 condecoraciones, se incluyen canciones de todos los tiempos incluyendo sus famosos mosaicos, y temas como La Vaca vieja, Caminito de Guarenas, Toy contento, Mensaje a Juan Vicente, El Brujo, La casa de Fernando, Juanita Bonita, Cantares de Navidad, Bella Margarita, Cuando estemos viejos, El Metro, Nuevo Circo, Caracas vieja, Ni se compra ni se vende, Epa Isidoro y muchas más.
¿Por qué Billo?
Existen dos versiones del origen del legendario apodo de Billo Frómeta, más conocido que su propio nombre. La primera se relaciona con un abasto que quedaba cerca de su casa y cuyo propietario era un señor malhumorado al que llamaban Billo. Cuentan que su mamá mandó a Luis María a buscar algo al abasto y el niño refunfuñó porque no quería interrumpir sus juegos. Al verlo su mamá le dijo que se parecía a Billo.
Haydée Grillo, ex esposa, contó en una entrevista que una tía del músico decía que de pequeño Luís María era hiperquinético y solía decir, repetidamente, un vocablo usado en República Dominicana para despedir a alguien: “Abur, abur, abur, abur”. Una vez la tía le dijo “pareces un estribillo” y así, Billo quedó.
Billo nacional e internacional
Dirigida por Billo Frómeta, la orquesta Billo’s Caracas Boys actuó en los más vistos y exitosos programas de televisión como La Revista de Billo (1954), Cita con Saume (1960), Esta Noche Billo (1961), De Fiesta con Venevisión (1970) Gane y Siga con Musiú y Sábado Sensacional (1970/1994).
Toda una constelación de grandes nombres lo han acompañado: Luis Plácido Pisarello, José Matías Rojas, Magin Pastor Suárez (fundador y creador del programa «A Gozar Muchachos), Amable Espina, Víctor Saume, Marco Antonio Lacavalerie, Henry Altuve, Delio Amado León, Juan Francisco Rodríguez (quien bautizó la orquesta con el eslogan «La Más Popular de Venezuela»), Amador Bendayán, Gilberto Correa y Carlos Guzmán, entre muchos otros.
En febrero de 1986 la orquesta fue contratada para actuar en los Carnavales de las Islas Canarias y, después de eso, la Billos Caracas Boys actuó por siete años consecutivos en esas fiestas.
Los grandes amores
Luis María Frómeta Pereyra se casó tres veces y tuvo 14 hijos. Pero entre todos sus amores quedaría para siempre grabado el que sentía hacia la ciudad de techos rojos, que lo recibió con los brazos abiertos. Caracas su novia, su eterna enamorada desde la primera mirada. En su última entrevista Billo Frómeta no pudo dejar de recordar su amor por ella. “Mi novia de siempre, la ciudad con la que tengo una deuda de gratitud y cariño”.
Para cantarte a ti puse al arpa todas las cuerdas de oro,
para cantarte a ti mi garganta recogió un ruiseñor
para cantarte a ti mi Caracas he pedido al poeta
que le ponga a mis versos toda su inspiración.
Y es que yo quiero tanto a mi Caracas
que mientras viva no podré olvidar
Sus cerros, sus techos rojos, su lindo cielo
Las flores de mil colores de Galipán.
Y es que yo quiero tanto a mi Caracas
que solo pido a Dios cuando yo muera
en vez de una oración sobre mi tumba
el último compás de Alma llanera
“Mi primer sueldo, mi primer pago como músico profesional lo recibí en Venezuela, la tierra donde me tomé mi primer whisky, la tierra donde he sido feliz. Venezuela es mi vida. Aquí me he sembrado”, refería con nostalgia.
El Maestro Billo decía que, como sentimiento de gratitud con Dominicana, conservaba un cordón umbilical nacionalista. “Es como el caso de dos madres, una te trae al mundo, pero otra te cría y educa. No vas a dejar de querer a la primera y en algo demostrarás tu afecto, aunque a la segunda llegue toda tu ternura”.
A sus afectos se sumó la añoranza por sus raíces españolas, pues su abuelo era de las Islas Canarias, lo que se reflejó especialmente en su repertorio de pasodobles.
El último concierto
El jueves 28 de abril de 1988, Luis María Frómeta Pereyra subió al escenario de la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño de Caracas para dirigir a la orquesta Sinfónica de Venezuela y celebrar sus 50 años de vida artística. De alguna manera era un obsequio de su eterna enamorada, Caracas. En el concierto participarían muchos de sus amigos y admiradores.
El miércoles 27 fue el ensayo final. Billo Frómeta culminó esa jornada dirigiendo Un cubano en Caracas. Terminó la pieza y al escuchar el aplauso de los músicos se desplomó. No volvió a hablar y una semana después, el 5 de mayo, falleció a consecuencia de un derrame cerebral. Toda Venezuela cantó en su honor, como él mismo pidió, el último compás del Alma Llanera.
Con la muerte del Maestro Billo se cerró un capítulo trascendental en la historia musical venezolana. Su orquesta animó el espíritu nacional y enseñó a Venezuela a querer la música, en especial el merengue de su tierra.
Fue dominicano hasta su aliento final, pero también fue venezolano por amor y caraqueño por pasión. La amplia sonrisa y los gestos cariñosos de Luis María Frómeta Pereyra, Billo, continúan en el recuerdo de una nación que todavía hoy baila al ritmo de sus populares melodías.
Con información de Orquesta Billos, Telesur y Gladys Palmera
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