El 27 de octubre de 1946, las mujeres venezolanas votaron en las elecciones de representantes para la constitución de una Asamblea Nacional Constituyente. Ese día, ejercieron por primera vez en la historia del país, su derecho político de elegir, postularse y ser elegidas para cargos públicos de elección popular.
Así, en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente de 1946 fueron electas como constituyentes Alicia Contreras, Ana Luisa Llovera, Ángela Parra de Montenegro, Carmen Gracián de Malpica, Catalina de Romero, Cecilia Núñez Sucre, Isabel Hermoso, Isaura Saavedra, Josefina de Pérez, Mercedes Carvajal de Arocha (Lucila Palacios), Mercedes Fermín y Silva Yaraure.
Votar, organizarse en asociaciones políticas y reunirse libremente, ejercer cargos públicos, expresarse públicamente y desplazarse por el territorio nacional estaba negado a las mujeres venezolanas antes del Decreto 217 de la Junta Revolucionaria de 1945, cuando se logró la aprobación del voto femenino.
El sufragio femenino en Venezuela se consolidaría constitucionalmente en 1947, cuando, en el artículo 81 de la Constitución, aparecía por primera vez en el país el voto de las mujeres mayores de 18 años como un derecho. Era el resultado de cambios en la sociedad, generados por las luchas femeninas para conquistar sus reivindicaciones sociales desde años atrás. Una lucha que, a pesar de ir ganando visibilidad a partir de la década de 1930, y de sus logros, la figura de la mujer en la política venezolana seguía desvalorizada.
La lucha de las mujeres
En la larga lucha de las mujeres por ser reconocidas ciudadanas con plenos derechos políticos destacan referentes internacionales como la Revolución Francesa, cuando Olympe de Gouges reclama los mismos derechos para mujeres y ciudadanas que les fueron concedidos a los hombres en la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano; así como la Primera Ola del Feminismo en Inglaterra en el siglo XXI, que irradió a Europa y a los Estados Unidos.
Las latinoamericanas no se quedaron atrás, lucharon por el derecho de votar y ser elegidas durante un largo período que abarca desde el siglo XIX, pero solo alcanzaron dicho derecho entre 1929 y 1961.
Pero, no en todos los países fueron aceptados los derechos políticos de manera plena y de una sola vez. En algunos podían votar sólo a nivel municipal o regional durante un período considerado de prueba, para que aprendieran a ejercer ese derecho de manera autónoma y no siguiendo lineamientos de sus padres, esposos o de la Iglesia. En otros países, solo las mujeres letradas podían elegir a candidatos municipales.
Participación política de la mujer venezolana
Ya desde la conocida Generación del 28, en medio de la dictadura gomecista, las mujeres participaron activamente en la política. Lucila Palacios refiere que a pesar de que esto produjo alarma, no había crisis en el hogar. “La mujer iba a defender el medio propio, la vida familiar, de las arremetidas de la barbarie”, manifestó la escritora, activista política y líder social venezolana. Para ese momento surgen los primeros brotes organizativos, conformados a partir del contacto permanente entre aquellas que visitaban a los numerosos presos.
Lucila Palacios dice al respecto que 1928 fue decisivo en lo que se refiere a la vida cívica. “Y los gestos valientes no se perdieron. Crearon una mística en la propia generación y sirvieron de ejemplo a los grupos de mujeres posteriores”.
Después de la muerte de Gómez, los grupos y organizaciones femeninas se mantuvieron actuando en el país. Durante los gobiernos posteriores, las acciones políticas de las mujeres se profundizaron en todos los espacios, incluyendo el político. Por ejemplo, en la huelga petrolera de 1936, Olga Luzardo, fundadora del PCV, tuvo una actuación relevante en el trabajo de organización y movilización política de los trabajadores petroleros. Así como las mujeres del Comité Pro-familias de los Obreros Petroleros de Occidente.
Sin embargo, las acciones femeninas en la política pasaban desapercibidas. Fueron relegadas a tareas anónimas como hacer pancartas, recoger fondos, repartir propaganda y cuidar presos políticos. Figuras como Rómulo Betancourt no compartían la idea de que las mujeres se organizaran aparte para luchar por las reivindicaciones políticas específicamente femeninas. En una ocasión el fundador de Acción Democrática se refirió a las organizaciones de mujeres como un “club de damas bien vestidas”, lo que sin lugar a dudas era una desvalorización del trabajo que venían haciendo.
Las primeras organizaciones
El movimiento femenino en Venezuela inició tarde en comparación con otros países y no se organizó completamente hasta la década de 1930. Después de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, en 1935, se fundó la primera organización de derechos de la mujer, la Agrupación Cultural Femenina (ACF), seguida rápidamente por otras.
La ACF apoyó el sufragio femenino e inició un movimiento en todo el país. Constituida como organización política, reivindicó el derecho al voto para las mujeres en igualdad de condiciones que el hombre y planteó, como prioridad, su formación y capacitación para asegurar su desarrollo personal.
Al año siguiente, en 1936, se funda la Asociación Venezolana de Mujeres, con el objetivo de luchar por “el mejoramiento de la mujer y el niño y todo lo que concierne a la higiene física y moral de nuestra colectividad; promover el acercamiento con otras asociaciones femeninas y colaborar con otros grupos que no sean políticos”. Esta asociación no quiso identificarse con el reclamo de derechos civiles y políticos de la mujer.
A pesar de sus diferencias, estas organizaciones constituyeron las Asociaciones Unidas pro – Reformas del Código Civil, que convocaron a la Primera Conferencia Preparatoria del Congreso Nacional de Mujeres. Además, la Agrupación Cultural Femenina, la Asociación Venezolana de Mujeres y el Capítulo Venezolano de la Unión de Mujeres Americanas, establecieron vínculos con organizaciones internacionales y de otros países.
La lucha por los derechos políticos
Las organizaciones femeninas convocaron a dos Conferencias Preparatorias para el I Congreso Nacional Femenino Venezolano, la primera de ellas en 1940. Sus temas centrales versaron sobre los derechos políticos y leyes como el Código Civil, entre otras resoluciones que discriminaban a la mujer abiertamente. El principal argumento fue que “el reconocimiento del sufragio femenino permitiría que la mujer cumpliese cabalmente su función de madre y ciudadana”.
En 1944 editan el Correo Cívico Femenino, revista que las maestras repartían gratuitamente a las madres de los alumnos, como una forma de preparar a las mujeres para cuando llegara el momento de ejercer su derecho a votar. Fundan el Comité Pro Sufragio Femenino y comienzan una campaña nacional para recoger firmas y llevarlas al Congreso de la República. En algunos estados, las sufragistas fueron a la cárcel por su atrevimiento.
Ese mismo año se celebró por primera vez en Venezuela, el Día Internacional de la Mujer y en julio recolectaron 11.436 firmas de todo el país que introducen ante la Cámara baja, presionando a favor del tema del voto femenino en la discusión de la reforma constitucional. Entre los argumentos incluyen la Declaración de Lima (1938) que señala que la mujer en las Américas tiene derecho a igual tratamiento político que el hombre.
El 8 de mayo de 1944, con el nuevo periodo de sesión de las Cámaras Legislativas, el Comité Pro Sufragio Femenino de Venezuela tomó las calles de Caracas para exigir sus derechos.
Cuando las mujeres votaron
El movimiento iniciado por Ada Pérez Guevara, Ana Sénior, Argelia Laya, Carmen Clemente Travieso y Olga Luzardo, entre otras, y también la Agrupación Cultural Femenina y la Asociación Venezolana de Mujeres, logra su cometido y el Congreso aprueba la reforma del Artículo 32 numeral 14, que confiere a las féminas el derecho al voto, pero solo en las elecciones municipales. Sin embargo, esta reforma no llega a aplicarse porque el 18 de octubre un golpe de estado derroca al gobierno de Medina Angarita y se instala la Junta Revolucionaria de Gobierno.
Tras el derrocamiento del presidente Isaías Medina Angarita, sería el Decreto 217 de la Junta Revolucionaria de Gobierno el que concedería finalmente el Derecho del Sufragio Universal, que ya estaba consagrado en el Estatuto Electoral de 1945. Esto permitió a las mujeres venezolanas votar y ser elegidas para la Asamblea Nacional Constituyente. Estos derechos políticos fueron posteriormente ratificados por la Asamblea Constituyente en la nueva Constitución.
Las elecciones fueron el 27 de octubre. La Asamblea Constituyente se instaló el 17 de diciembre de 1946 y fue presidida por Andrés Eloy Blanco. Por vez primera en Venezuela había representación de mujeres y de las minorías políticas. Un número apreciable de constituyentes eran dirigentes obreros y féminas. El parlamento dejó de ser reducto exclusivo de profesionales con título universitario y de políticos, siempre hombres.
De los 160 diputados que conformaron la Constituyente, resultaron electas 12 mujeres diputadas y 11 fueron suplentes. La Constitución fue aprobada el 5 de julio de 1947 por esa Asamblea Constituyente, y dio rango constitucional al voto a las mujeres mayores de 18 años, no limitado a las elecciones municipales. El 14 de diciembre de 1947, la mujer venezolana votó por primera vez en una elección presidencial.
¿El espacio de la mujer?
A pesar de las luchas de las mujeres, para la sociedad venezolana del siglo XX era un hecho aceptado que el espacio adecuado para éstas era el hogar. En virtud de ello la presencia femenina en el ámbito de la política no merecía mayor discusión.
Esto se evidencia en el hecho de que, aunque solo las constituciones de 1901 y de 1936 establecían que para votar había que ser hombre, y que, incluso, las constituciones de 1859, 1864 y 1893 declararon el voto universal y directo, a nadie se le ocurrió que las mujeres podían votar. Así, en ninguno de los procesos electorales del siglo XIX y de las primeras cuatro décadas del siglo XX se animaron a participar como electoras o como aspirantes a cargos públicos.
En el país predominaba una visión patriarcal y doméstica de la mujer. A tal punto que, al momento de aprobarse el derecho al voto, debían demostrar a la Nación que eran adultas y pensantes, condición no solicitada a los hombres. Esto en el contexto de un país en el que la mayoría de la población era analfabeta, incluyendo muchas mujeres, pues no se creía que la educación fuera necesaria para ellas.
Para algunos, las acciones políticas de las mujeres por sus derechos políticos quedaron detrás del voto universal, que las devolvió a su “espacio”: las casas. Pero el derecho al voto y a ser elegida no fue una dádiva complaciente incluida dentro del sufragio universal, y la creciente participación política de la mujer venezolana, hoy en día protagónica, así lo demuestra.
Con información de:
– Huggins Castañeda, Magally. Re-escribiendo la historia: Las Venezolanas y sus luchas por los derechos políticos. Publicado en Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.15 n.34 Caracas jun. 2010
– Monsalve Nieto, Leyda Margarita. Mujer, Iglesia católica y derecho al voto en Venezuela. 2020.Publicado en Saber (Universidad de Los Andes)
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