Estudios recientes confirman que el calor extremo producido por el cambio climático aumenta los riesgos en adultos mayores de 65 años, personas con enfermedades cardiopulmonares y otras enfermedades crónicas; así como en los niños muy pequeños, independientemente de su nivel de ingresos o región geográfica.
El número de víctimas mortales ha tendido a ser mayor en las últimas olas de calor, las cuales han afectado especialmente a personas que carecen de movilidad y habitan en vivencias con difícil acceso o comodidades. Si bien el problema no es nuevo, las investigaciones confirman que seguirá en aumento a medida que pase el tiempo.
Un mapa mundial de mortalidad relacionada con las olas de calor, el primero, indica que entre1990 y 2019 más de 150.000 personas murieron por las altas temperaturas provocadas por el cambio climático, siendo los más afectados las personas de tercera edad y las mujeres.
Mapa mundial de mortalidad y calor
Un equipo de la Universidad de Monash, Australia, realizó el primer mapa mundial de la mortalidad relacionada con las olas de calor durante tres décadas, de 1990 a 2019. Los expertos han descubierto que estos ciclos provocaron 153.000 muertes adicionales por el cambio climático, casi la mitad de ellas en Asia.
En comparación con el período 1850-1990, la temperatura global ha aumentado unos 1,14 °C entre 2013-2022 y se espera que aumente otro 0,41-3,41 °C para 2081-2100. Además, se ha observado que las olas de calor están aumentando no solo en frecuencia, sino también en gravedad y magnitud.
Dirigido por el profesor Yuming Guo y publicado en PLOS Medicine, el estudio analizó datos sobre muertes diarias y temperatura en 750 localidades de 43 países o regiones. Así, entre 1990 y 2019 las olas de calor provocaron un aumento de 236 muertes por cada diez millones de habitantes, en cada estación cálida del año. Las regiones con más muertes relacionadas con las olas de calor, provocadas por el cambio climático, se encontraban en Europa meridional y oriental.
Previamente, el Informe Lancet Countdown on Climate Change and Health de 2022 encontró que la mortalidad relacionada con el calor en adultos mayores aumentó casi 70% en las últimas dos décadas.
Más adultos mayores expuestos
Otro estudio publicado en Nature Communications apunta que desde ahora hasta el 2050, 246 millones más de adultos mayores de todo el mundo, estarán expuestos a un calor agudo y peligroso provocado por el cambio climático.
La investigación, realizada por investigadores de Austria, Italia y Estados Unidos, puede contribuir a la evaluación de los riesgos regionales; la planificación de la adaptación al cambio climático y la toma de decisiones en materia de salud pública, en especial la de las personas mayores.
Los autores cuantificaron la exposición crónica a temperaturas medias elevadas provocadas por el cambio climático, así como la frecuencia e intensidad de la exposición aguda a temperaturas extremadamente altas, en diferentes grupos de edad de todo el mundo. Descubrieron que, para 2050, más del 23 % de la población mundial mayor de 69 años vivirá en climas con una exposición aguda al calor superior al umbral crítico de 37,5 °C (99,5 °F) provocado por el cambio climático, frente al 14 % en 2020.
Además, se prevé que los efectos sean más graves en Asia y África, que también pueden tener las capacidades de adaptación más bajas. Por otra parte, la exposición se triplicará en Sudamérica y Europa de aquí a 2050.
Efectos del calentamiento en Europa
Asimismo, otro artículo publicado en The Lancet Public Health advierte de los impactos en la salud de la crisis climática provocada por el cambio climático en Europa. Al respecto, señala que las muertes por calor han crecido en el viejo continente en la última década, y los fallecimientos son el doble en mujeres que en hombres.
Asimismo, el calentamiento global también tiene un fuerte componente socioeconómico: las personas con bajos ingresos tienen mayor probabilidad de sufrir inseguridad alimentaria y las zonas desfavorecidas se ven más expuestas a las partículas contaminantes de los incendios forestales.
Esta investigación también revela que el sur de Europa tiende a verse más afectado por las enfermedades relacionadas con el calor provocado por el cambio climático, los incendios forestales, la inseguridad alimentaria, la sequía y las enfermedades transmitidas por vectores.
Calor extremo y olas de calor
El calor extremo es definido como temperaturas de verano mucho más altas o condiciones mucho más húmedas que las promedio. Esta situación puede traer diversas consecuencias como el agotamiento por calor o el golpe de calor, las cuales suceden cuando el cuerpo no tiene la capacidad para enfriarse adecuadamente.
Uno de los efectos más evidentes del cambio climático son las olas de calor, con temperaturas diurnas inusualmente altas o calor extremo que puede ser seco o húmedo. Este peligro natural ocurre principalmente en áreas templadas con una estación cálida distinta o un clima de verano variable y puede causar muchas muertes.
El consenso científico predominante atribuye el aumento de la intensidad y frecuencia de las olas de calor al cambio climático, y se espera que éstas sigan aumentando en frecuencia e intensidad.
2023: un ardiente verano
Un artículo publicado en Nature señala que el verano de 2023 fue el más cálido en las regiones extratropicales del hemisferio norte en los últimos 2000 años provocado por el cambio climático. Los investigadores, liderados por Jan Esper de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz en Alemania, emplearon una combinación de datos de observación y reconstrucciones para analizar las temperaturas del aire en superficie entre junio y agosto en estas zonas y periodo de tiempo.
Al combinar las mediciones de miles de estaciones meteorológicas, descubrieron que las temperaturas terrestres en esta región eran 2,07 °C más altas en el verano de 2023 que las medias instrumentales entre 1850 y 1900 de nuestra era. De hecho, comprobaron que el verano de 2023 superó en 2,20 °C las temperaturas medias pre-instrumentales de los años 1-1890 de nuestra era. En comparación con el verano más frío reconstruido durante este periodo (536 d. C., en el que las temperaturas se vieron influidas por una erupción volcánica), el de 2023 fue 3,93 °C más cálido.
Los autores concluyeron que, si bien el calentamiento registrado no puede aplicarse a escala mundial, “las estimaciones demuestran la naturaleza sin parangón del calentamiento actual y la necesidad de tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de carbono”.
Recientemente, los niveles de calor han sido extremos. Se considera que el cambio climático posicionará al verano de 2024 como el más caluroso de la historia.
Cambio climático, calor y salud
Si analizamos las evidencias en relación con el cambio climático, la mayoría de las revisiones sistemáticas sugieren que el cambio climático está asociado con desmejoras en la salud humana.
Los hallazgos se pueden organizar en diez categorías de resultados. Las tres más comunes son: enfermedades infecciosas, mortalidad y resultados respiratorios, cardiovasculares o neurológicos.
Datos de estudios precisan que las olas de calor provocadas por el cambio climático aumentan el riesgo de muerte debido a la sobrecarga térmica del cuerpo humano y a la disfunción de múltiples órganos, así como al agotamiento, los calambres y la insolación. De igual manera, el estrés térmico también puede agravar enfermedades crónicas preexistentes y provocar muertes prematuras, trastornos emocionales y psiquiátricos y otras consecuencias.
Uno de los factores de riesgo más importantes es la pérdida de la capacidad de termorregulación, es decir la capacidad del cuerpo para establecer y mantener su temperatura, regulando producción y pérdida de calor para optimizar la eficiencia de procesos metabólicos. Esta función depende del sistema nervioso central y su control neuro-hormonal en múltiples niveles.
El impacto en los adultos mayores
Los adultos mayores no se adaptan como los jóvenes a los cambios bruscos de temperatura. A medida que las personas envejecen su capacidad de regular la temperatura corporal disminuye. Además, ante el calor extremo pueden tener un mayor riesgo de padecer otros efectos debido a afecciones subyacentes, como enfermedades cardíacas o pulmonares, o porque están socialmente aislados o dependen de otros para trasladarse a un lugar seguro. Como ejemplo, un estudio cita casos como la muerte de 3.500 personas de tercera edad en la ola de calor de 2015 en India y Pakistán, las elevadas tasas de mortalidad entre las personas mayores en la ola de calor europea de 2022 y la muerte de residentes en una residencia de ancianos de Florida tras un apagón en 2017.
También se ha demostrado que incluso cuando la temperatura exterior no es tan elevada, si la temperatura interior aumenta las personas mayores experimentan síntomas angustiantes que incluyen sed, sudoración excesiva y alteración del sueño. Y, como la mayoría pasan gran parte de su tiempo en interiores, los riesgos para su salud aumentan durante las olas de calor si no se dispone de refrigeración y ventilación adecuadas.
Por otra parte, los mayores con afecciones médicas crónicas que toman medicamentos corren un mayor riesgo de sufrir daños relacionados con el calor, pues algunos pueden causar deshidratación.
Al tener una sensación reducida de calor, quienes tienen más de 65 años corren más riesgo de sufrir un golpe de calor porque se protegen menos. Además, les disminuye la percepción de sed causando un alto riesgo de deshidratación, especialmente en los mayores que sufren una enfermedad neurodegenerativa, sobrepeso y otros. Además, hay casos en los que la dependencia física dificulta el cambio de vestimenta y la adaptación del entorno.
Recomendaciones
El cambio climático puede tener consecuencias en la salud tanto inmediatas como a largo plazo y es necesario abordar esta amenaza trabajando tres líneas o desafíos importantes:
- Promover acciones que reduzcan las emisiones de carbono y mejoren la salud.
- Construir mejores sistemas de salud, más resilientes y ambientalmente sostenibles.
- Implementar medidas de salud pública para protegerse de una variedad de riesgos climáticos para la salud, no sólo en cuanto a la asistencia sanitaria, sino incluyendo los determinantes ambientales y sociales de la salud.
En el plano individual se dan varias recomendaciones ante una ola de calor partiendo de tomar acciones para mantenerse fresco e hidratado como:
- Beber más agua y no esperar a tener sed para hacerlo.
- Evitar usar horno y estufas o limitar su empleo.
- Usar ropa holgada, liviana y de colores claros.
- Tomar duchas o baños fríos.
- Descansar y evitar actividades extenuantes.
Aumento de las muertes
Se afirma que la población mundial envejece a un ritmo sin precedente. De acuerdo con datos del Banco Mundial, en 2021 las personas de 65 años de edad o más representaban el 9,54% de la población mundial. Ahora bien, para mediados de siglo, se prevé que el número de personas de 60 años o más se duplique hasta alcanzar los 2.100 millones, es decir más de una de cada cinco personas del planeta.
Al combinar crecientes olas de calor y aumento de la población de adultos mayores, podría incrementarse el número de muertes relacionadas con el calor. Por ello, se necesita más investigación sobre las respuestas fisiológicas, perceptuales y conductuales de los grupos de población de más edad.
El cambio climático ha sido identificado potencialmente como el mayor desafío sanitario del siglo XXI, y constituye una amenaza fundamental para la salud. Sin embargo, pese a las múltiples alertas, la gran familia humana aún no toma medidas realmente efectivas para enfrentarlo.
Con información de CDC, Ecoticias, Fundación Mutualidad, The Guardian y Expok News
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