Incontables son sus variedades, las formas de comerlos y sus beneficios, es el mango, una exquisitez popular. Dulce, carnoso y abundante, esta fruta que crece a lo largo de la zona intertropical del mundo destaca por su frescura y versatilidad, una bendición de la naturaleza que regala sonrisas y salud.
Parece increíble que el sabroso mango, tan característico de lo afirmativo venezolano, no haya existido desde siempre en nuestras tierras. Las referencias históricas señalan que fue traído en el siglo XVIII desde La India por Fermín Sancinenea. El fecundo suelo patrio no solo lo recibió, sino que lo multiplicó por, prácticamente, toda nuestra geografía, hasta hacer de este árbol tropical uno de los más representativos de Venezuela.
Hoy nuestro país destaca como el segundo productor de mango de Sur América, la fruta tropical con mayor volumen de producción en el mundo, de acuerdo al último informe de la FAO sobre el tema.
En la variedad está el gusto
El mango o Mangífera (nombre científico) es una fruta mediana, de dulce sabor y pulpa carnosa. Su concha es lisa y de colores variados: verde, amarillo, diferentes tonos rosa, rojo y tonalidades violáceas, cuando la fruta está madura. Lleno de fibra, su amplia versatilidad permite comerlo crudo o cocido, verde o maduro, en preparaciones dulces como la jalea, o saladas como el chutney y otros tipos de salsas.
En Venezuela el mango tiene tantas variedades que se ha convertido en una exquisitez popular. Los mangos de hilacha, riquísimos en fibra; los de injerto, ampliamente comercializados, entre los que destaca la variedad conocida como manga; y el de bocado o bocao, delicioso por su sabor y contextura. También se pueden conseguir el mango “Manila”, en el oriente del país, y muchos más.
Hay mango piña, de agua, perrito, paleta, olivo, camburito, tommy, pico de loro, entre otros. Variedades que llenan nuestro país de sabor. Entre los injertos destacan también los que combinan el particular sabor ésta exquisitez con el que tienen otras frutas, tal es el caso del mango melocotón, que sabe y huele al melocotón en almíbar.
Si bien se cultiva mayormente en los estados Aragua, Cojedes, Guárico, Apure y Miranda, se consigue en una buena parte de nuestro país.
El árbol de mango puede alcanzar hasta unos 30 metros de altura, aunque los agricultores prefieren los que tienen dimensiones más manejables, unos diez metros de altura, lo que se logra mediante la técnica de aplicación de injertos.
El rey de las frutas
Pertenece a la familia de la anacardiácea y es originario de la India, donde se conoce como el rey de las frutas, de allí fue llevado a las regiones tropicales de Asia y África. Su cultivo data de miles de años. Los portugueses lo llevaron a Brasil en el siglo XVII, desde donde se difundió por América.
El término mango se deriva del vocablo Tamil “mangai” (mankay), que fue tomado por los portugueses que pasaron a llamarlo manga.
Es la fruta nacional de la India y de Pakistán, y el árbol nacional de Bangladesh. En el Hinduismo, el Dios Ganesha, simbolizado por la cabeza de un elefante y reverenciado como removedor de obstáculos, sostiene en sus manos mangos perfectamente maduros, símbolo de los logros de los devotos y de su potencial de perfección.
Llegó el mango
Según lo referencia el geógrafo Agustín Codazzi en 1841, el mango llegó a Venezuela en el siglo XVII y Alejandro de Humboldt constató su presencia en 1800, durante su visita a la ciudad de Angostura. El naturalista alemán Karl Apunn señala su existencia en las cercanías de Puerto Cabello en 1849, y el botánico Adolfo Ernst, lo reportó en Caracas en 1869.
Hay documentos que indican que el mango llegó a tierras venezolanas en 1789 de la mano de Fermín de Sancinenea, quien desde muy joven se embarcó hacia América en un barco de la Compañía Guipuzcoana. En una carta enviada al ministro Antonio Valdés el 29 de abril 1789, Sancinenea decía que, con permiso del gobernador, sembró en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), plantas y semillas diversas, entre ellas la del mango, proveniente de la isla de Ceilán (Sehilán), en la India.
El navegante explicó a varios hacenderos en Guayana cómo sembrar la semilla y cuál era la mejor época para cosechar. Poco a poco los árboles se fueron extendiendo por todo el territorio, gracias a su gran facilidad de desarrollarse y adaptarse al medio, hasta que se hizo el mango infinito de Venezuela.
Fruto sagrado
Las bondades del mango en asuntos relacionados con la salud, están registradas en antiguos documentos de La India, hasta el punto de haber sido calificado de fruto sagrado. De hecho, el árbol del mango ha sido objeto de veneración en ese país desde tiempos ancestrales.
Y ciertamente merece la reverencia, pues un solo mango puede aportar toda la vitamina C requerida en un día, casi el 70% de la vitamina A y, prácticamente, la mitad de la vitamina E necesaria, además de la cuarta parte de la fibra. Esta bendecida fruta ofrece la combinación perfecta de minerales, como el hierro y el potasio. Y como no contiene grasa ni sodio, gracias a su capacidad de saciar el apetito y a su bajo contenido calórico, 62 calorías por cada 100 gramos, es usado en regímenes de pérdida de peso.
Entre sus beneficios más reconocidos están: proporciona antioxidantes al cuerpo, lo que le permite actuar en forma preventiva contra el cáncer del colon, además suministra vitamina B5, facilitando el metabolismo de los hidratos de carbono y el tratamiento de problemas en la epidermis.
Además, está totalmente comprobada su influencia en la reducción de las tasas de colesterol y coadyuvante en el control de la glicemia. También es recomendada su ingesta para las personas que padecen de insuficiencia renal, pues tiene un alto contenido de potasio.
El mal de mayo
Al tener tanta fibra, el consumo excesivo de mango puede producir efectos laxantes, que en Venezuela se conoce como el “mal de mayo”. Por ello se recomienda no ingerir más de 300 gramos al día.
La dolencia está caracterizada por molestias intestinales y diarrea, ocurre entre abril y mayo, los meses en los que aumenta la producción de la fruta y la población lo consume en grandes cantidades.
Consumir racionalmente el mango por día ayuda a mejorar el estreñimiento, debido a que facilita la digestión. Pero hay que evitar caer en excesos, lo que puede ser muy fácil debido a su rico sabor.
Arroz con mango
Se cuenta que entre los años 1817-1819, el Libertador Simón Bolívar comió mango en las riberas del Orinoco en Angostura, al lado de su amor caraqueño, Josefina Machado.
Por otro lado, son muchos los dichos y refranes venezolanos que se relacionan con esta fruta tan popular y sabor exquisito. Entre ellos, la expresión “los mangos están bajitos” que tiene connotaciones políticas y fue popularizada a partir del siglo XIX. También en el campo de la política, así como en otros ámbitos, las combinaciones inverosímiles y casi imposibles se comenzaron a llamar “arroz con mango”.
Hace no muchos años era frecuente escuchar a un joven manifestarle a una linda dama: “Eres más dulce que mango de hilacha”, o piropos como » estás como un mango». Otra expresión común de las féminas es llamar “mango” a los jóvenes atractivos, hoy está prácticamente en desuso.
Potencial de desarrollo
El futuro del cultivo de mango para los países productores como Venezuela se pierde de vista. El desarrollo de la técnica de injertos, ha permitido la expansión del mango, pues permite que el árbol pueda cultivarse en ambientes con sistema de riego controlado. Gracias a ello, se pueden programar varias cosechas y ofrecer el producto durante todo el año, practicamente. También se inició el proceso de industrialización de la concha y la semilla de esta fruta, que ofrece muchas aplicaciones en nutrición y salud.
El injerto es el método de propagación preferido por los productores, pero también se usan los de la semilla y el acodo. Los injertos más solicitados en el mercado occidental son los conocidos como mulgoba (de forma óvalo-globosa), amino (de forma arriñonada), pairi (ovalado), camboyana (alargado) y sansersha (de forma de pera).
De acuerdo a la FAO (2018), el mango es la fruta tropical con mayor volumen de producción del mundo. Actualmente se cultiva en todas las tierras bajas de las zonas tropicales y subtropicales del planeta.
El líder en producción mundial es Asia, con India a la cabeza (38% de la producción). Siguen China, Tailandia, Paquistán, México y Brasil. En Suramérica, Venezuela es el segundo productor de mango, superado por Brasil.
Digno de dos monumentos
La ciudad de San Carlos, estado Cojedes, fue declarada en 1994, Capital del mango de Venezuela, y además Símbolo y Patrimonio Público del Municipio Ezequiel Zamora, de esa entidad federal.
Este estado central es uno de los cinco mayores productores de mango y creó una “Condecoración del Mango”.
Según la tradición cojedeña, fue un sacerdote de la iglesia Santo Domingo quien llevó los tres primeros árboles de mango a San Carlos. Desde entonces, el árbol de mango ha ganado una alta significación para Cojedes. Incluso está presente en el escudo de armas de la ciudad capital de ese estado central, que tiene dos monumentos dedicados al mango.
El primero fue colocado en la redoma que da entrada a la ciudad en 1995. Con más de 1,40 metros de diámetro y cuatro toneladas, muestra la figura de un gran y colorido mango, que reposa en un tronco de concreto. La escultura, diseñada por la familia Suárez, es un icono turístico del municipio capital y ha servido de inspiración a poetas y músicos.
Elaborado por Demetrio Silva, escultor cojedeño, el segundo monumento muestra dos indígenas sosteniendo un mango. Fue instalado en 1998 en la entrada del Palacio Municipal.
Bueno para todo
Las propiedades del mango se pierden de vista. Otro aspecto a considerar, es todo el proceso de maduración de sus frutos, que tiene lugar en las adversas condiciones de los meses más secos del año. Un dato bien importante es que el árbol de mango una vez arraigado, no requiere riego y rechaza los incendios. Resulta muy difícil que un sembradío de árboles de mango se queme en época de sequía, pues es su período de máximo crecimiento de biomasa y de mayor actividad de la fotosíntesis, debido a la reducida nubosidad.
El mango, una exquisitez popular de Venezuela, puede consumirse como fruta y dependiendo de la región, en variadas preparaciones como ensaladas, licuados, jugos, mermelada, dulces, tortas, helados, picante, salsas, encurtidos y deshidratado. Entre las más populares están la inigualable jalea y el consumo de mango verde con sal, adobo o picante, aunque éste no es muy recomendable porque puede causar daños en la salud si se consume en exceso.
Característico de lo afirmativo venezolano, el mango ha trascendido las barreras culturales en todo el mundo y no hay un lugar, en los cinco continentes, donde no se haya saboreado esta riquísima fruta. En Venezuela tenemos para rato y más aún, en la época de cosecha.
Con información de Senderos de Apure, Venezuela de Antaño, El Cojedes de Anita Blog, Steemit y Frutas-Hortalizas
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2 comentarios
Hermano Haiman,de corazón cada vez que leo tus magistrales documentos me alimento no sólo de conocimientos sino de afectos, de identidad, de orgullo de ser venezolana. Y es así como lo dices con Augusto Mijares» Lo afirmativo venezolano» que se me metió en los tuétanos como dijo el Comandante
Muchas gracias, me alegra. Nuestro objetivo es enaltecer lo afirmativo venezolano.