La talla del Nazareno de Achaguas se encuentra desde 1835 en la Iglesia de Santa Bárbara de Achaguas, en el estado Apure, ubicada al lado de la plaza Bolívar. Centenaria figura en la que confluyen historia, devoción, fe y creencias de un pueblo. Tradición que se ha convertido, además, en parte representativa de su patrimonio cultural.
Año tras año, cada miércoles Santo, llegan al pueblo fieles y peregrinos de todo el país, así como turistas, para venerarla y rendirle culto. Unos van a conocer esta importante devoción, otros a recibir favores o pagar promesa, pero son miles de personas las que se acercan a esta figura con más de 200 años de historia.
Una imagen que llegó a la población apureña en pago a una promesa que hizo el general José Antonio Páez antes de partir al campo de Carabobo. Como dato curioso, está acompañada por la figura de Simón el Cireneo, quien ayudó a Jesús a cargar la cruz.
Se le atribuyen muchos milagros y con el paso del tiempo, su devoción es reconocida en todo el país. De igual forma, ha sido declarada Bien de Interés Cultural de la Nación tanto por sus valores históricos y artísticos, como por protagonizar una manifestación cultural del pueblo.
En pago de una promesa
El 10 de mayo de 1821, minutos antes de partir hacia el Campo de Carabobo el general José Antonio Páez hizo una promesa que pagó con la imagen del Nazareno de Achaguas. Cuentan que entró a la capilla, la cual estaba bajo la advocación de Santa Bárbara, e imploró en ferviente oración la asistencia del auxilio divino para lograr el triunfo en tan importante batalla.
Se comenta que Páez, además de ser devoto de las ánimas, tenía una arraigada devoción al Nazareno, inculcada por su madre de crianza, por lo que se encomendó a él. Debido a esto prometió a la comunidad que si ganaba la batalla llevaría como ofrenda a este pueblo una imagen del Nazareno para que fuera venerado como su patrono.
Mejor conocido como “El Centauro de los Llanos”, Páez salió de Achaguas acompañado por 2.500 hombres, 2.000 caballos de reserva y 4.000 novillos, en una extraordinaria marcha hasta San Carlos donde se incorporaría todo el Ejército Libertador, el mismo que horas más tarde libraría la histórica Batalla de Carabobo.
En este municipio se libraron enfrentamientos que fueron antesala de Carabobo: La Batalla de El Yagual, el 8 de octubre de 1816, donde Páez venció con 700 soldados al poderoso ejército realista comandado por el Coronel español Francisco López; la Batalla de Mucuritas, realizada el 28 de Enero de 1817, en la cual el general Páez vence al general español La Torre, y la Batalla de Las Queseras del Medio, el 2 de Abril de 1819, recordada por la audacia de Páez al mando 150 lanceros, y el grito de Vuelvan Caras.
Páez cumplió su palabra
Casi 12 años después, en 1833, siendo presidente de la República el general José Antonio Páez da el primer paso para cumplir su promesa al contactar al tallista caraqueño José de la Merced Rada – uno de los cuatro grandes escultores de la época colonial – para encargarle la realización de la imagen.
En el año 1835 llega a la iglesia de Achaguas la imagen del Nazareno, en pago a la promesa del general. A partir de ese momento surge la historia del Nazareno de Achaguas, venerado hoy en día por casi toda la población venezolana.
Fue el 28 de mayo de 1956, cuando monseñor Antonio Ignacio Camargo, obispo de Calabozo y administrador apostólico de San Fernando de Apure, declaró “Titular y Patrono de la parroquia al Nazareno”, quedando como copatrona Santa Bárbara.
Una placa de oración considerada como un bien histórico, ya que recoge la plegaria hecha por el general José Antonio Páez el 10 de mayo de 1821, y la promesa dada al Nazareno, puede verse en la entrada principal de la Iglesia de Achaguas. En la placa se inscribe: Aquí oró el general José Antonio Páez antes de partir rumbo al campo inmortal de Carabobo.
La venerada talla
El Nazareno de Achaguas está representado en una talla de madera, la cual muchos afirman transmite toda la ternura de Jesús. La imagen mide 1.80 metros de altura y en su base se lee en una inscripción con relieve “José Antonio Páez”. La cruz que lleva a cuestas tiene 2.70 metros en su parte más larga, 1.40 en su parte más corta y 7 centímetros de espesor.
La imagen está acompañada por la de Simón de Cirene, el Cirineo. Ambos están en posición pedestre y tienen cabello larga y barba. Jesús carga la cruz sobre los hombros y el Cirineo lo ayuda. Sobre la cabeza del Nazareno se observan las tres potencias representadas por tres rayos de color plateado y la corona de espinas. Está ubicada dentro de un nicho de madera con paredes de vidrio.
Ttiene un valor religioso incalculable para la población de Achaguas y de todo el país. En Semana Santa la acompañan en procesión muchos devotos, pues se le atribuyen innumerables milagros realizados a miles de feligreses. Al lado del templo hay un museo donde se encuentran todos los trajes que ha usado el Nazareno, y que son donados como “promesa” por personas que han obtenido los favores del santo. Allí están también están diversas ofrendas recibidas.
La tradición
Desde 1835 se venera en este templo la imagen de Jesús Nazareno, obra del tallista José Rada, en cuyo honor se realizan las Fiestas de Achaguas, reconocidas en el mundo por la cantidad de creyentes que, año tras año, viajan a la entidad llanera para pagar sus promesas y sellar su fe y admiración ante la imagen de Jesucristo vestido de morado.
El Nazareno de Achaguas ha sido reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación en la categoría de Bien de Interés Cultural, y junto a la devoción a la Virgen del Carmen, el culto a las ánimas milagrosas y los Santos y Santas patronas de las localidades, constituye una fuerza simbólica y de fe en la vida de la gente del llano.
Cada miércoles Santo se realiza la Serenata al Nazareno, establecida en 1997 por el animador Wilfredo Rojas y el arpista Alexis Aguirre como símbolo de fe y devoción a una promesa concedida. El evento le rinde tributo por medio de la música llanera y sus intérpretes.
A partir de las dos de la tarde empieza el encuentro dando inicio a los cantos de los copleros del lugar y de otras latitudes, quienes también se dirigen hasta Achaguas para ofrendar al santo lo mejor de su canto. En esta serenata desfilan estrellas consagradas, acompañadas de varios conjuntos de música criolla. Actividad que culmina cuando inicia la procesión del Nazareno.
La procesión del Nazareno de Achaguas
Esta procesión es una de las más multitudinarias que se realizan en el país. Antecedida por la del Nazareno de San Pablo en Caracas.
Se realiza también todos los miércoles santos con velas encendidas, rezos y plegarias. Fieles de toda Venezuela se congregan el Miércoles Santo en la Basílica para agradecer y solicitar más favores al Nazareno.
Durante la procesión del Cristo miles de devotos derraman amor y agradecimiento por las bendiciones y milagros que, aseguran, fueron concedidos por el hijo de Dios. Las personas que pagan promesa suelen usar un accesorio color violeta para emular al santo e incluso van descalzos.
Hasta la media noche dura la procesión, pues recorre con mucha lentitud las principales calles de Achaguas. El Nazareno es acompañado por feligreses y turistas al compás de música sacra interpretada por una banda del pueblo de San Fernando de Apure.
En torno a la procesión y a la imagen del Nazareno hay muchas creencias. Por ejemplo, hay quienes dicen que ha pasado que “el santo no quiere salir”, porque “se pone pesado”. Ocurre también que al finalizar la procesión “el santo no quiere entrar”, y entonces dan otra vuelta para luego ingresar a la iglesia sin problema.
Con información de Registro de Patrimonio Cultural, Por los caminos del Llano, Steemit y CRBZ
Catálogo del Patrimonio Cultural 2004 – 2008. Municipio Achaguas, estado Apure. Instituto del Patrimonio Cultural 2008.
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