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El planeta podría perder 23% de los ecosistemas para 2100

por Haiman El Troudi
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El planeta podría perder 23% de los ecosistemas para 2100

Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge determinó que el planeta podría perder el 23% de los ecosistemas para el año 2100.

Las proyecciones, basadas en el estudio de 16 escenarios climáticos y socioeconómicos, concluyeron que cerca de una cuarta parte de los ecosistemas de la tierra se degenerarán tanto, que habrán desaparecido para finales de siglo con impactantes consecuencias para la fauna silvestre y todo el planeta.

La dramática conclusión fue determinada a partir del análisis de los cambios geográficos producidos entre 1700 y 2100, en cerca de 170 mil especies.

El patrón común en los últimos cuatro siglos, es la reducción paulatina de hábitats a consecuencia de la acción del ser humano.

Pero la esperanza para la vida en el planeta aún no se ha perdido. Los análisis de los expertos demuestran también, el gran potencial que tiene la humanidad para revertir estas tendencias. Todo depende de lo que se haga a partir de este momento.

En riesgo de perder 23% de los ecosistemas

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El estudio, titulado «Tamaños de distribución históricos y futuros proyectados de los mamíferos, aves y anfibios del mundo» y publicado por la revista especializada Nature Communications recientemente, fue realizado por los zoólogos Robert M. Meyer y Andrea Manica.

Durante la investigación se reconstruyó el uso global de la tierra y biomas desde el año 1700 y se proyectaron 16 posibles escenarios climáticos y socioeconómicos hasta el año 2100.

Para ello, se usaron conjuntos de datos empíricos de la distribución global de especies y se combinaron con las preferencias de bioma específicas de cada especie. De esta manera, se estimó la idoneidad del hábitat local bajo vegetación natural, tierras de cultivo, pastos y cobertura de suelo urbano.

Para determinar el futuro de los ecosistemas, los científicos mapearon los rangos de 16.919 especies de mamíferos, aves y anfibios durante ese lapso.

La conclusión fue que éstas perdieron en promedio, el 18% del tamaño de su hábitat natural hasta el momento. De no tomarse medidas drásticas, la degeneración de los biomas podría seguir su curso, llegando a perder 23% de los ecosistemas para 2100.

Además de los cambios en los usos del suelo, los resultados del estudio predicen que las áreas de distribución de cada especie también se verán seriamente afectadas por el cambio climático, así como por la explotación de la tierra.

“Nuestros datos revelan que las pérdidas de hábitat han aumentado de manera desproporcionada en relación con el área de hábitat destruido, un hecho que se ha acrecentado debido al uso intensivo del suelo en puntos críticos para la biodiversidad”, afirmaron los autores del estudio en un comunicado.

“Evolución” histórica

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Al estudiar los cambios históricos en el tamaño del rango de hábitat, los investigadores encontraron impactos moderados en la mayoría de las especies hasta la revolución industrial. Pero la expansión de la producción agrícola y los asentamientos, junto con el aumento en el crecimiento de la población desde principios del siglo XIX, ha reducido drásticamente los ecosistemas de la mayoría de los mamíferos, aves y anfibios.

Los niveles críticos de pérdida de hábitat afectan a un número de especies en rápido aumento y actualmente, el 16% ha perdido más de la mitad de su área de distribución natural. Entre estas especies, las tropicales representan una proporción cada vez mayor.

Para el 18% de las especies, aproximadamente, los rangos se han expandido como consecuencia del cambio climático antropogénico, así como por la conversión de vegetación natural en tierras de cultivo y pastos.

Las tasas de conversión de hábitat alcanzaron sus niveles más altos hasta la fecha en América del Sur alrededor de mediados y fines del siglo XX, y a fines del siglo XX y a principios del siglo XXI, en el sudeste asiático.

Amenaza confirmada a la Amazonía

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El estudio también arrojó que las zonas las tropicales están entre más afectadas. La extraordinaria biodiversidad que allí existe, se ha visto particularmente afectada por la tala de selvas en favor de plantaciones de palma aceitera, en los últimos años.

La aceleración de pérdidas de hábitats al doble se explica por una tendencia al cambio de uso de la tierra hacia las regiones tropicales, donde la riqueza de especies locales es mayor y los tamaños de rango promedio son más pequeños.

El estudio además advirtió sobre la afectación en la Amazonía. Los datos indicaron que para el año 2100, el aumento de las temperaturas y los cambios drásticos en los patrones de lluvia, podrían convertir parte del Amazonas en una mezcla de zonas arboladas y extensiones de praderas.

“Las especies del Amazonas se han adaptado a vivir en una selva tropical. Si el cambio climático hace que este ecosistema cambie, muchas de ellas no podrán sobrevivir, o al menos serán empujadas a áreas más pequeñas de la selva tropical restante”, afirma el zoólogo Robert Meyer.

Analizando las causas

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Entre los principales impulsores de la perdida de ecosistemas están la conversión de vegetación natural en tierras agrícolas y urbanas, y la transformación de hábitats por el cambio climático, dos de las amenazas más importantes para la biodiversidad terrestre global.

El cambio de uso de la tierra ha provocado impactantes niveles de contracciones del hábitat para una variedad de especies de mamíferos, aves y anfibios. Esto traerá como consecuencia que para el 2100, el planeta podría perder 23% de los ecosistemas.

Más grave aún, todas esas tendencias podrían incrementarse debido a la incidencia de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otro lado, la disminución del tamaño del área de distribución global debido al uso de la tierra y al cambio climático, también contribuyen en gran medida a la pérdida de la riqueza de especies locales, lo que amenaza las funciones esenciales de los ecosistemas.

El potencial aumento drástico del área agrícola global en las próximas décadas junto al cambio climático, que continúa impulsando el cambio de ecosistemas a un ritmo acelerado, las proyecciones futuras sugieren que la tendencia de perdida de hábitats puede continuar y, probablemente, contribuir a las extinciones de fauna proyectadas a gran escala.

El futuro comienza hoy

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La vulnerabilidad de las especies a la extinción se ve afectada por el tamaño de su distribución geográfica. Por lo tanto, formular estrategias de conservación eficaces requiere una mejor comprensión de cómo han cambiado las áreas de distribución de las especies del mundo, y cómo cambiarán en escenarios futuros alternativos.

En este sentido, las proyecciones de las posibles afectaciones a los ecosistemas, hechas por los investigadores, ofrecen importante evidencia para la toma de decisiones orientadas a la conservación, desde la escala local hasta la global.

Los resultados del estudio apoyan las medidas y políticas destinadas a reducir la superficie mundial de tierras agrícolas. Para ello se requiere intensificar de manera sostenible la producción, fomentar cambios en la dieta y estabilizar el crecimiento de la población.

“Si bien nuestro estudio cuantifica las consecuencias que el uso del suelo tiene en el rango de distribución de las especies, demuestran del mismo modo el gran potencial que tenemos para revertir las tendencias anteriores. Todo depende de qué hagamos a partir de ahora», asegura la zoóloga Andrea Manica.

El hecho de que estas tendencias pasadas de la pérdida de hábitats se reviertan, continúen o se aceleren, dependerá de la vía de emisión global y socioeconómica elegida en los próximos años y décadas.

En el peor de los casos, se podría perder 23% de los ecosistemas para 2100, pero en el mejor escenario, podrían caer al 13%, lo que equivale aproximadamente a los niveles de 1955.

En cuanto a la proporción de especies que sufren la pérdida de al menos la mitad de su tamaño de distribución natural, las estimaciones más oscuras indican que podría llegar al 26% y las más positivas, que podría disminuir al 14% para 2100.

El futuro de miles de especies, incluyendo la humana, depende de nuestras acciones.

Menos hábitats, menos especies, menos salud

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Otro estudio de los mismos autores, esta vez junto a Camilo Mora, indica que el cambio climático está alterando las condiciones climáticas de muchas zonas del planeta, afectando a los ecosistemas y provocando que algunas especies tengan que desplazarse para continuar sobreviviendo.

Es el caso del cambio en la diversidad de murciélagos en el sureste asiático, donde se incluye la provincia china de Yunnan y países como Myanmar y Laos, fuente importante en la transmisión de enfermedades zoonóticas. Esta zona coincide con el origen de diversos virus, por lo que el cambio climático ha podido jugar un papel importante en la evolución y transmisión de éstos.

El estudio, publicado a comienzos del 2021 en la revista Science of the Total Environment, ha llamado particularmente la atención, pues apunta a que el cambio climático ha podido jugar un papel en el origen y transmisión de virus como el SARS-CoV-1 o en el conocido por todos, el SARS-CoV-2.

Cuidar la naturaleza para preservar la vida

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Ahora bien, el cambio climático no actúa solo. Hay varios factores que interactúan y pueden llevar a un desenlace crucial. El aumento de zoonosis o transmisión de enfermedades de animales a humanos, también está relacionado con un aumento del contacto con fauna salvaje infectada, nuevamente el factor común que lo origina es la mano del hombre.

Es necesario mantener la armonía natural para evitar que las enfermedades pasen de unos seres a otros y además, reducir las posibilidades de que el planeta pueda perder 23% de los ecosistemas para el 2100.

La conclusión obvia es que resulta urgente tomar medidas para proteger hábitats naturales porque, de ese modo, la propia armonía de la naturaleza protegerá a las especies, incluyendo la humana.

 

Con información de Nature, National Geographic, RTVE y Counter Currents


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