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Hielos y océanos del planeta en jaque

por Haiman El Troudi
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Hielos y océanos del planeta en jaque

Islas y ciudades costeras bajo el mar; localidades y caseríos de montaña sepultadas en la nieve; sin glaciares y capas de hielo menguadas; océanos calientes y ácidos con exigua vida marina (fauna y flora), escasez de agua y alimentos; parecen escenas de una película hollywoodense. Pero no: no es una producción cinematográfica de ciencia ficción, es el panorama futuro de la humanidad si no tomamos medidas audaces, inmediatas y coordinadas para frenar el calentamiento global y mitigar sus efectos devastadores que ya padecemos.

Las alternativas existen y los mismos científicos que han hecho la advertencia, han dado recomendaciones que marcan la ruta a seguir, solo hace falta dejar de lado las excusas, asumir el compromiso y poner, todos juntos, manos a la obra.

El “Informe especial sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante”, elaborado por  el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), con la participación de más de 100 científicos de todo el mundo, evidencia con datos respaldados en un millar de investigaciones, la cruda realidad y las gravísimas consecuencias para el planeta, en un futuro no muy lejano, si el escenario actual no se revierte.

 

Hielos y océanos del planeta en jaque

 

Los océanos y la criosfera (superficies congeladas de la Tierra) están absorbiendo la peor parte del aumento de la temperatura global del planeta: deshielo de las zonas polares y pérdida de glaciares, en extensión y grosor; reducción de las coberturas de nieve de las montañas y de la temperatura del permahielo (permafrost), el retroceso de la criosfera en general; calentamiento de los océanos y aumento del nivel mar con impactos graves para la alimentación, los recursos acuíferos, la calidad del agua, etc.

Los expertos afirman que lo más urgente, pero no lo único, es frenar hasta llevar a cero, las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular de CO2, que producto de la vorágine de la actividad humana son causantes del calentamiento global.

¿Nos afecta lo que sucede en zonas lejanas?

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Lo que pasa en mar abierto, en el Ártico y la Antártida, en las altas montañas, incide de forma directa e indirecta en toda la vida del planeta; no solo afecta al total de  670 millones de personas que habitan las regiones de alta montaña; las 680 millones de las zonas costeras; los 65 millones que albergan los estados insulares y los cuatro millones de personas que habitan la región del Ártico.

“Puede que para muchas personas el mar abierto, el Ártico, la Antártida y las zonas de alta montaña parezcan muy distantes”, dijo Hoesung Lee, Presidente del IPCC, “pero dependemos de esas regiones, que inciden directa e indirectamente en nuestras vidas de formas muy diversas, por ejemplo en lo concerniente al tiempo y el clima, la alimentación y el agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud y el bienestar, la cultura y la identidad”.

 

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La pérdida de masa de los glaciares, de nieve en las zonas de alta montaña, la disminución de la temperatura del permahielo (permafrost), son factores que afectan la disponibilidad y calidad del agua para quienes viven en esas regiones y también para los habitantes de las zonas que están aguas abajo.

Uno de los escenarios que se proyectan en el informe especial del IPCC, es el aumento de avalanchas, deslizamientos de tierras, desprendimientos de rocas, inundaciones y la afectación de los habitantes de ciudades y poblados de las altas montañas.

Los científicos prevén que, para el 2100, glaciares de los Andes suramericanos, Europa, África Oriental e Indonesia podría perder más del 80% de su tamaño actual.

Otra gran consecuencia grave de la merma de la criosfera es que, a medida que los glaciares retroceden, la disponibilidad de agua río abajo repercute en sectores como el agrícola y el hidroeléctrico, por ejemplo. Es decir, se afectarían la alimentación y la energía eléctrica.

¿Por qué insisten en la reducción de emisiones?

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La reiterada insistencia de los científicos en reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero, sobre todo de CO2, obedece a que las consecuencias devastadoras del cambio climático, producto del calentamiento global, que ya estamos viviendo, sean más manejables, puedan mitigarse sobre todo en las poblaciones más vulnerables; además de propiciar un proceso de adaptación y gestión de riesgos.

Los océanos han absorbido, desde1980, entre el 20% y 30% de las emisiones de CO2 producto de la frenética actividad económica en casi todos los países del mundo, y más del 90% del calor extra que está atrapado en la atmósfera como cosecuencia de la excesiva concentración de gases de efecto invernadero, sin precedentes.

¿Las consecuencias? Acidificación y calentamiento de las aguas oceánicas, con la consecuente pérdida de oxígeno y modificación del suministro de nutrientes, fenómenos que afectan la distribución y abundancia de las especies marinas en las zonas costeras, alta mar y el fondo del océano.

Se prevé que para el año 2100, los océanos absorberán de 2 a 4 veces más calor que en el período 1970-2019, si la temperatura global se limita a 2°C, y 5 a 7 veces más, si las emisiones continúan aumentando.

El deshielo letal

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El calentamiento y deshielo del permafrost, que ha permanecido congelado durante siglos bajo la capa superior del suelo, continuará aumentando aún si la temperatura global se limita a valores inferiores a 2 °C.

Los datos del informe indican que aún con ese grado de calentamiento global, el 25 % del permafrost situado entre 3 y 4 metros de profundidad de la superficie, se habrá derretido para 2100.

Cerca del 70% de este suelo congelado podría perderse si continúa la tendencia actual de emisiones, con un grave impacto para el planeta porque su deshielo liberaría grandes cantidades de este gas y de metano a la atmósfera, aumentando la concentración actual de gases de efecto invernadero.

El permahielo contiene una cantidad de CO2 orgánico equivalente al doble de todo el CO2 presente en la atmósfera en la actualidad.

De acuerdo con los expertos, entre 2007 y 2016 la pérdida de hielo antártico se triplicó en comparación con la década anterior. Mientras que en Groenlandia, la disminución de la masa helada se duplicó en ese mismo período.

Aumento inquietante del nivel del mar

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El agua proveniente del derretimiento de las capas de hielos de Groenlandia y la Antártida y glaciares ha acelerado el aumento del nivel del mar en todo el mundo.

Los datos del informe especial son reveladores: durante el siglo XX aumentó 15 centímetros y en la actualidad, incrementa a más del doble de la velocidad, entre 3,6 mm/año, diez veces más que el siglo pasado, 1,4mm/año.

El peor escenario evaluado por el IPCC es que, de continuar la actual tendencia de calentamiento global, la altura promedio de los océanos podría subir hasta 1,1 metros para 2100.

Otros efectos de la alteración de los océanos y la criosfera es la exacerbación de fenómenos extremos, como los maremotos por ejemplo, y peligros para la vida en las zonas costeras, gracias al incremento de los ciclones tropicales, la intensificación de las lluvias y las olas de calor extremas, combinado con el aumento del nivel del mar.

Los eventos oceánicos extremos que ocurrían una vez por siglo, sucederán con mayor frecuencia, al menos una vez por año, en muchos lugares del mundo para 2050, aunque las emisiones de CO2 se reduzcan de forma significativa, advierte el informe.

Todos estos cambios en el sistema climático que generan las alteraciones de los océanos y las masas de hielo, inéditas e irreversibles algunas de ellas, tendrán impacto en la forma de vida en el planeta aunque se habite en zonas lejanas a las costas, y tienen graves consecuencias para la producción y distribución de alimentos, el agua, el desarrollo y acceso a las energías renovables, etc.

Entre la vida y la muerte

Hielos y océanos del planeta en jaque

Fotografía: Mark C. Olsen.

 

Limitar el calentamiento global es imperativo para garantizar nuestra supervivencia y la del planeta entero. Frenar las emisiones no basta. Es indispensable detenerlas y esto conlleva sin lugar a dudas, a un cambio drástico global en los patrones de producción y consumo.

No hay fórmulas mágicas y tampoco una única solución. Ese cambio que necesita la Tierra, nuestra casa común, demanda el compromiso de toda la humanidad para comenzar ya a tomar las medidas integrales y audaces requeridas para mitigar los efectos devastadores del cambio climático y adaptarnos a lo que nosotros mismos hemos generado.

 

Con información de IPCC, ONU y  Cambio 16


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