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Inteligencia artificial y medioambiente: las dos caras de la moneda

por Haiman El Troudi
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La Inteligencia Artificial (IA) podría ser una aliada ideal para el desarrollo sostenible, pues permite diseñar, ejecutar, consultar y planificar mejor el futuro del planeta. Una tecnología como esta puede ayudar a construir de manera más eficiente, a utilizar los recursos de forma sostenible, así como a reducir y gestionar mejor los residuos que generamos, entre otras muchas ventajas.

Siguiendo estos planteamientos, la IA puede ayudar a todos los sectores a satisfacer las necesidades actuales sin comprometer a las generaciones futuras debido al cambio climático, el calentamiento global, y otros grandes problemas.

Ahora bien, así como el vertiginoso desarrollo de la inteligencia artificial ha ofrecido nuevas perspectivas y evidentes beneficios, también ha planteado enormes desafíos y cuestionamientos y ante esto los valores éticos adquieren mayor importancia.

Origen de la inteligencia artificial

En general el rápido desarrollo de la inteligencia artificial ha creado muchas oportunidades a nivel mundial, desde facilitar diagnósticos de atención médica hasta permitir conexiones humanas a través de las redes sociales, crear eficiencias laborales mediante tareas automatizadas y ofrecer nuevas posibilidades para proteger el medioambiente.

La inteligencia artificial (IA) es una disciplina científica que nació oficialmente en 1956 en el Dartmouth College, en Hanover, Estados Unidos, durante un curso de verano organizado por cuatro investigadores estadounidenses: John McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon. Desde entonces, la expresión “inteligencia artificial”, se ha vuelto muy popular.

Este componente de la informática ha crecido de forma constante con el paso del tiempo y las tecnologías que de ella se derivan, han contribuido en gran medida a transformar el mundo durante los últimos sesenta años.

Para sus creadores originales, la IA tenía como objetivo inicial la simulación con máquinas de las distintas facultades de la inteligencia, ya sea de la inteligencia humana, animal, vegetal, social o filogenética. Esta disciplina científica se basó en la suposición de que todas las funciones cognitivas, en especial el aprendizaje, el razonamiento, el cálculo, la percepción, la memorización e incluso el descubrimiento científico o la creatividad artística, pueden describirse con tal precisión que sería posible programar un ordenador para reproducirlas.

La ética en la IA

Considerando que los sistemas de Inteligencia Artificial tienen impacto en casi cualquier ámbito de la vida cotidiana, se puede decir que toda actividad de la gran familia humana está influenciada actualmente – de forma directa o indirecta – por desarrollos y aplicaciones relativos a ella.

Ante esto surgen importantes desafíos éticos, y además se corre el riesgo de ampliar brechas de inequidad ya existentes. Algunas características propias de los sistemas de IA, como el potencial de sus algoritmos, pueden reproducir sesgos en relación con el género, el origen étnico y la edad, entre muchos otros, exacerbando formas ya existentes de discriminación. Además, la IA puede contribuir a la degradación climática, amenazar los derechos humanos y más.

La recomendación sobre la ética de la IA, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2021, se enfoca en las implicaciones éticas más amplias de los sistemas de inteligencia artificial en relación con los ámbitos centrales de la organización: educación, ciencias, cultura y comunicación e información. También, alienta a los Estados a evaluar su impacto en términos de huella de carbono, consumo de energía y extracción de materias primas.

Ya sea en investigación genética, cambio climático o investigación científica, la Unesco ha elaborado estándares globales para maximizar los beneficios de los descubrimientos científicos, reduciendo los riesgos negativos para que contribuyan a un mundo más inclusivo, sostenible y pacífico. Además, ha identificado desafíos fronterizos en áreas como la ética de la neurotecnología, la ingeniería climática y el Internet de las cosas.

Innovación a favor del ambiente

La Unesco y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) han venido trabajando este tema desde diferentes perspectivas, especialmente desde el rol que juegan las soluciones basadas en IA para garantizar la sostenibilidad ambiental.

Entre las formas en las que se puede utilizar para apoyar la sostenibilidad se encuentran: dar sentido a la complejidad ecológica y contribuir con el monitoreo del medio ambiente global, ayudar a los consumidores a adaptarse a una vida más sostenible y a reducir la huella ambiental y fomentar la circularidad.

Para el desarrollo de soluciones basadas en la IA enfocadas en la preservación del planeta, es clave la alianza reforzada de los sectores público y privado. Ya hay resultados concretos, como en Serbia, donde el centro de la Unesco sobre «Agua para el desarrollo sostenible y la adaptación al cambio climático» utiliza la IA en modelos estadísticos para identificar áreas en las que se puede mejorar la gestión de los recursos hídricos. La organización también utiliza inteligencia artificial para desarrollar la resiliencia de la comunidad ante desastres naturales en Kenia, Ruanda, Sudán del Sur, Tanzania y Uganda. Otro ejemplo es una iniciativa conjunta de nueve organizaciones no gubernamentales y empresas que utilizan inteligencia artificial y tecnología de teledetección para mejorar el monitoreo global de emisiones de gases de efecto invernadero.

En este sentido, resultan claves voces como las de Yoshua Bengio, ganador del Premio Turing en 2019 y también conocido como «El Premio Nobel de Computación», quien ha resaltado la necesidad de garantizar el acceso abierto a la innovación basada en IA. Bengio ha recomendado la creación de un ecosistema e incentivos sociales para la innovación basados ​​en la inteligencia artificial, empoderando a los científicos y al sector privado para trabajar juntos en beneficio global de la sociedad.

La Inteligencia Artificial y los Objetivos por el Desarrollo Sostenible

Según un estudio publicado en Nature, la IA puede facilitar el cumplimiento del 79% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta tecnología puede convertirse en una herramienta fundamental para facilitar una economía circular y construir ciudades inteligentes que utilicen de manera eficiente sus recursos.

Un claro ejemplo de la contribución de la Inteligencia Artificial en la sostenibilidad es la gestión del tráfico. Su aplicación a la movilidad urbana permite predecir atascos y ofrecer rutas alternativas. Como en el caso de la tecnología de Sharing (movilidad compartida) la cual predice la demanda de vehículos por zonas y horas. De esta manera, las empresas pueden organizar la disponibilidad de los vehículos para los ciudadanos en función de sus necesidades. Una solución que no solo facilita la movilidad, sino que también reduce su impacto ambiental.

La inteligencia artificial puede ser una gran oportunidad para acelerar la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible. Pero toda revolución tecnológica conlleva nuevos desequilibrios que debemos prever.

Audrey Azoulay, Directora General de la Unesco

Tomando en cuenta todo esto, se puede aseverar que la IA tiene un enorme potencial para el bien social y la promoción de la consecución de los ODS, si se desarrolla de una manera que beneficie a la humanidad, respete las normas y estándares mundiales y esté anclada en la paz y el desarrollo.

Inteligencia Artificial y economía sostenible

La IA también puede ayudar a potenciar la eficiencia de las energías renovables. Las empresas ya están empleando esta tecnología para conocer la disponibilidad diaria de las instalaciones encargadas de generar energía incluyendo aerogeneradores, centrales hidráulicas y plantas de biomasa. De esa manera, determinan la producción de energía y además pueden prevenir y diagnosticar averías.

Más allá del sector energético, son muchas las industrias que pueden mejorar gracias a la Inteligencia artificial, al mismo tiempo que favorecen al planeta. En la agricultura, por ejemplo, se aplica para hacer que el riego y la fertilización sean más eficientes. Gracias a los sensores de humedad, temperatura y fertilización, las Inteligencias Artificiales son capaces de predecir las necesidades de los cultivos.

Las soluciones más innovadoras dentro de la sostenibilidad en la agricultura son drones que facilitan la vigilancia de los agricultores, además del análisis de imagen hiperespectral para el control exhaustivo de plagas.

Predecir errores mediante la IA

Por otra parte, la Inteligencia Artificial propone sistemas de almacenaje, fabricación y distribución más eficientes para la industria. Además, en la fabricación, los sistemas de visión artificial permiten dar con errores en las cadenas de montaje que el ojo humano no detecta, así como fallas en la seguridad o problemas potenciales, aspecto que cobra mayor importancia en sectores como la construcción.

Un ejemplo de aplicación de la IA para conseguir una mayor sostenibilidad es la tecnología que se ha desarrollado en las tuneladoras, máquinas especialmente complejas. Una avería puede detener en seco toda o una parte significativa de una obra subterránea. En esos casos, la IA procesa la información constante de tres mil variables para anticipar cuándo se puede producir el fallo. De esta manera se conseguirá un ahorro económico importante y mayor eficiencia en la perforación de megatúneles.

Como se evidencia, la Inteligencia Artificial puede llegar a ser un elemento clave para predecir errores y minimizar problemas que puedan afectar al desarrollo sostenible.

Poner la IA al servicio del desarrollo

Si bien las ventajas de la IA para el medioambiente son reales, pueden resultar un tanto difusas. En contraste, los inconvenientes son claros y evidentes, pues contribuye a seguir explotando los recursos materiales y energéticos como lo hace todo desarrollo informático.

Así lo planteó Cédric Villani, matemático laureado con la Medalla Fields en 2010 –reconocida como el Nóbel de las Matemáticas– y actual diputado de la Asamblea Nacional francesa, en una conferencia organizada por el Instituto Francés y la Embajada Francesa en España.

Villani ha insistido que las soluciones para los grandes desafíos sociales y medioambientales de nuestra época no vendrán de la tecnología sino de las decisiones políticas y sociales que pongan esa tecnología al servicio de esas soluciones, pues mientras la inteligencia artificial se mantenga al servicio de sectores depredadores del medioambiente, la batalla estará perdida, advirtió.

 

Con información de Unesco, Unesco 2, Ecología y Media y Sostenibilidad


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