Buenas nuevas para Venezuela. Desde este 12 de diciembre el Programa Biocultural para la Salvaguardia de la Tradición de la Palma Bendita de Venezuela ingresó al Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de la Unesco, convirtiéndose no solo en la séptima manifestación venezolana con reconocimiento internacional, sino en patrimonio cultural y modelo para el mundo.
El anuncio fue hecho en la reunión anual del Comité Intergubernamental de la Unesco para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizada en la ciudad de Bogotá, Colombia, del 9 al 14 de diciembre, luego de evaluar el expediente presentado por Venezuela al que calificaron de ejemplar.
Esta séptima declaratoria, junto a las seis manifestaciones venezolanas reconocidas previamente, dan cuenta de la rica diversidad cultural de nuestro país.
Diablos Danzantes de Corpus Christi (2012); Parranda de San Pedro (2013); Tradición oral Mapoyo (2014); Conocimientos y tecnologías tradicionales relacionadas con el cultivo y procesamiento de Curagua (2015); Carnaval de El Callao y Cantos de llano colombo-venezolanos (2017), un variado espectro de manifestaciones, producto de un crisol de culturas que ha sumado al legado de nuestros pueblos originarios los aportes de distintas procedencias para construir lo afirmativo venezolano.
Un expediente extraordinario

Jorge Luis Santos/Orinoquiaphoto)
El Órgano de Evaluación del Comité Intergubernamental seleccionó al programa Biocultural para salvaguardar la Tradición de la Palma Bendita en Venezuela como “un programa, proyecto o actividad que mejor refleja los principios y objetivos de la Convención de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
En el dictamen el comité elogió a Venezuela “por proponer un expediente ejemplar, que arroja luces sobre el papel fundamental que desempeña el patrimonio cultural inmaterial, en relación con el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente; con un impacto en una comunidad amplia, y cuyos ciudadanos se han convertido en agentes de transformación”.
Entre los criterios resaltados por los evaluadores, está el buen ejemplo de cooperación y colaboración entre las comunidades y un gran número de instituciones públicas (Guardia Nacional, Instituto Nacional de Parques, Defensa Civil, entre otros), así como universidades y organizaciones no gubernamentales.
También fue reconocida la aplicación de diferentes tipos de medidas, principalmente, la educación y la formación de las nuevas generaciones, así como el establecimiento de una interconexión creativa entre la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial y la conservación de la naturaleza, basada en el concepto de patrimonio biocultural.
El comité indicó que sin este programa, estas tradiciones probablemente habrían desaparecido, debido al enfoque estricto que existe para la conservación de la naturaleza, a la extinción de ciertas especies de plantas, o por la falta de interés de las generaciones más jóvenes.
El ejemplo de la palma bendita
El comité evaluador también resaltó que el programa de la palma bendita podría servir como modelo en aspectos relacionados con la recolección de hojas, sin afectación de la población de palmeras, ante otras comunidades del mundo dedicadas a la recolección de recursos naturales en la base de las tradiciones culturales y en donde la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial está estrechamente relacionada con las prácticas de conservación de la naturaleza.
Benito Irady, presidente del Centro de Diversidad Cultural de Venezuela, quien presentó el expediente por Venezuela, explicó por su parte que el programa «es ejemplo de inclusión social, de una ciudadanía con valores, conciencia, respeto mutuo. Es ejemplo de una mentalidad de paz, de tolerancia, con un nivel crítico que incluye la protección al planeta y a la biodiversidad, en sus grandes actos de fe”.
El programa de la palma bendita ha apoyado la salvaguardia de las tradiciones locales, ha contribuido a fortalecer la cohesión comunitaria y un sentido de pertenencia entre sus portadores, señaló el Comité en su declaración del comité, donde precisa que “la vitalidad de la tradición se basa en el diálogo, la cooperación y, en particular, en la participación comunitaria, lo cual refleja los principios y objetivos de la Convención”.
Resalta de manera especial el compromiso de las comunidades con esta propuesta que vincula el patrimonio cultural inmaterial, con el desarrollo sostenible.
Antigua tradición
La actividad objeto del Programa Biocultural de Salvaguardia de la Tradición de la Palma Bendita, se repite cada año antes de Semana Santa por los palmeros de Chacao en el estado Miranda, y de La Asunción y Valle del Espíritu Santo, en Nueva Esparta.
Se trata de una antigua práctica venezolana que se celebra los días que preceden a la Semana Mayor. Consiste en recolectar hojas de varias especies de palmas en zonas montañosas de Miranda y Nueva Esparta.
Los recolectores, o palmeros, asisten primero a una ceremonia religiosa para recibir una bendición y luego suben al monte, donde permanecen varias noches, haciendo altos en determinados lugares, como si recorrieran el itinerario de un viacrucis. Durante ese tiempo narran y escuchan relatos, reparan los senderos, cortan hojas de las palmas, podan los árboles y plantan otros nuevos, pues han comprendido que para mantener la tradición es necesario preservar la palma.
Los palmeros bajan del monte las hojas recolectadas la víspera del Domingo de Ramos, las distribuyen entre distintas comunidades para que sean bendecidas ese día. Se ha hecho tradición con los años, que los palmeros sean recibidos con alborozo por los feligreses, que agradecen con ese acto su esfuerzo por mantener la antigua tradición.
Medidas innovadoras y efectivas
Hace unas tres décadas la tradición de la palma bendita estuvo a punto de desaparecer porque los palmeros no tenían planes de reforestación y las autoridades ambientales veían en esta práctica, una amenaza para el medio ambiente. A partir de un trabajo conjunto, se estableció un Programa Biocultural para podar la palma en vez de cortarla, con el objetivo de proteger la planta y con ella, garantizar la perpetuidad de la tradición.
Con propuestas como éstas Venezuela promueve la cultura de paz que interactúa, a su vez, con la conservación ambiental como un modelo aplicable a escala regional y mundial.
Durante más de una década, el Estado venezolano se ha sumado al conjunto de países que unen esfuerzos por promover la salvaguardia de las expresiones del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos del mundo. Como resultado han sido reconocidas siete manifestaciones de nuestro patrimonio cultural inmaterial, demostrativas de nuestra condición de sociedad multiétnica y pluricultural, tal como lo reconoce la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Con información de Centro de la Diversidad Cultural, Unesco y Correo del Orinoco
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