Cuando el polen es escaso, los abejorros hacen piquetes en las hojas de las plantas para que florezcan hasta 30 días antes de lo habitual. El peculiar comportamiento y los resultados, que ha sorprendido a los científicos, fue estudiado por un equipo de profesores y estudiantes del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich, Suiza.
Las observaciones durante el estudio sugieren que los abejorros pueden tener estrategias frente a las alteraciones que produce el cambio climático, en su interacción con las especies florales.
Los resultados de la investigación son prometedores porque los abejorros pudieran haber encontrado un método para mitigar la escasez de polen, al estimular una floración temprana con sus piquetes en las hojas de las plantas. Una estrategia útil ante el aumento de las temperaturas globales, que altera la sincronía entre la salida de los polinizadores y las flores, poniendo el riesgo el alimento de estos insectos y sus crías.
Adicionalmente podría proporcionar un impulso a la agricultura y, por ende, a la producción y suministro de alimentos.
Cuando el polen escasea muerden las hojas
Durante una investigación previa, realizada por Foteini Pashalidou uno de los autores de este estudio, se observó a los abejorros morder las hojas de las plantas en un invernadero. Sin embargo, los insectos no ingerían los trocitos de hojas ni los llevaban a sus nidos.
Ante el descubrimiento, compartido con compañeros y profesores, surgieron interrogantes sobre la razón este particular comportamiento del abejorro y su efecto sobre las plantas.
Para obtener respuestas diseñaron y pusieron en práctica una serie de experimentos de laboratorio, acompañados de estudios al aire libre, empleando colonias de abejorros disponibles comercialmente, utilizados para la polinización de cultivos agrícolas.
Los investigadores emplearon plantas de tomate y de mostaza negra sin flores que fueron colocadas en jaulas junto a colonias de abejorros de cola privadas de polen. Una vez que los abejorros obreros hicieron entre cinco y 10 incisiones en sus hojas, éstas fueron retiradas.
¿El resultado? Los piquetes tuvieron un efecto en el tiempo de floración de ambas plantas. Las de tomate florecieron 30 días antes de lo habitual, mientras que las de mostaza negra lo hicieron con 14 días de anticipación.
Fuera del laboratorio
En otro de los experimentos realizados, los autores ubicaron a colonias de abejorros alimentados con polen y privados de él junto a las plantas sin flores para comparar ambos comportamientos.
Al respecto el estudio publicado por la revista Science a mediados de mayo, señala que los abejorros obreros de las colonias alimentadas con polen rara vez dañaban las plantas, en tanto que las integrantes de las colonias privadas de polen lo hacían de forma contante.
Con la finalidad de certificar los resultados en condiciones distintas a las creadas en el laboratorio, los investigadores colocaron colonias de abejorros y una variedad de especies de plantas sin flores en una terraza.
Durante el transcurso del estudio, los científicos observaron que los abejorros obreros dañaron las hojas de todas las plantas sin flores que estaban cercanas a sus colmenas. A medida que florecían, disminuía esta conducta.
Las abejas melíferas y otros polinizadores
Además observaron la presencia de abejorros obreros de dos especies silvestres (B. lapidgrius y B. lucorum) en la terraza, mordiendo las hojas de las plantas sin flores que allí estaban. En tanto que otros insectos polinizadores, como las abejas melíferas visitantes frecuentes, parecían ignorar por completo las plantas sin flores cercanas a las que sí tenían.
En ambos escenarios, dentro y fuera del laboratorio, el resultado establece que este particular comportamiento de los abejorros, hacer piquetes en las hojas para acelerar la floración es impulsado por la disponibilidad de polen, dicen los científicos.
Replicar la mordedura de los abejorros
Pero la comprobación científica fue más allá. Los autores del estudio decidieron replicar de forma manual, con pinzas de metal y una navaja de afeitar, las incisiones o piquetes que los abejorros hacen las hojas de las plantas para incidir en el tiempo de floración.
Las plantas florecieron pero aunque lo hicieron más temprano, el impacto no tuvo la misma fuerza que el generado por estos polinizadores.
Sobre este resultado señala Consuelo De Moraes, ecóloga química del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich y también autora del estudio, que en el caso de los abejorros algunas sustancias químicas u otras señales pudieran estar involucradas. “Eso o nuestra imitación manual del daño no fue lo suficientemente precisa”.
Por su parte el ecólogo evolutivo Mike Mescher, coautor del estudio, afirma que estos polinizadores «hacen algo que no hemos captado del todo. Podría ser que introducen una señal bioquímica o de olor. Esperamos resolver esto».
En ese sentido, el equipo científico continúa trabajando para identificar las señales que inducen la floración y en la caracterización de los mecanismos moleculares, involucrados en la respuesta de la planta al daño que le infieren los abejorros.
Desafío ecológico clave para los abejorros
“Mantener la sincronía fenológica con las flores es un desafío ecológico clave para los polinizadores”, indica el estudio y advierte que los efectos del cambio climático pueden incidir gravemente, en la relación mutual entre las especies florales y éstos.
Respecto a las conclusiones del estudio Consuelo De Moraes afirma: “Los abejorros pueden haber encontrado un método efectivo para mitigar la escasez local de polen” y agrega que otros polinizadores pueden beneficiarse del trabajo que hacen los abejorros.
Sin embargo resta por observar si este método o estrategia es suficiente frente a los desafíos del cambio climático. “Los insectos y las plantas con flores han evolucionado juntos, compartiendo una larga historia que logra un delicado equilibrio entre la eflorescencia y el desarrollo de polinizadores”.
Los científicos advierten que el calentamiento global y la crisis climática producidas por la actividad humana pueden alterar e incluso interrumpir, la sincronía de la interacción entre las especies, incidiendo en su desarrollo individual.
Con información de Revista Science, Avatar Energía, National Geographic Latinoamérica y Comunidad Biológica.
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