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Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

por Haiman El Troudi
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Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

Un seis de diciembre, 22 representantes de las cofradías de los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino para Venezuela, al recibir en París, Francia, el primer reconocimiento de una manifestación nacional como patrimonio cultural intangible de la humanidad, de manos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Ondeaba la bandera de ocho estrellas al ritmo de las maracas de los Diablos, quienes orgullosos recibieron la primera de las seis declaratorias como patrimonio cultural intangible del mundo que nuestro país obtuvo entre el 2012 y el 2017, fruto del esfuerzo conjunto de instituciones culturales del estado y las comunidades organizadas que dan vida y preservan las manifestaciones propias de nuestra identidad y de lo afirmativo venezolano.

Este reconocimiento daba cuenta ante el mundo de los valores únicos de esta tradición cultural venezolana que mezcla los ritos cristianos, con las raíces indígenas y africanas.

Patrimonio de Venezuela y del mundo

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

Fotografía: Alba Ciudad 96.3 FM

 

Desde hace unos cuatrocientos años, cada noveno jueves después del jueves santo, los diablos danzan en coloridos trajes para rendirle culto al Santísimo Sacramento, integrándose con ello a la celebración católica del Corpus Christi.

Once cofradías, enraizadas en igual número de comunidades mantienen esta manifestación cultural sincrética, patrimonio de Venezuela y del mundo.

Integra expresiones diversas de ritualidad de carácter sagrado y profano: ceremonias religiosas, recorridos en espacios con significación simbólica, bailes hacia atrás, secuencia de pasos en forma de cruz y, en algunos casos, improvisaciones y expresiones musicales con instrumentos de cuerdas o percusión, en las que siempre está presente el uso de una maraca en la mano derecha, como forma de ahuyentar a los malos espíritus.

Así los descendientes de indígenas y esclavos africanos pudieron interpretar, ante el europeo, las verdades de otro mundo con sus propias normas, destacando con creatividad una indumentaria muy característica para la representación del demonio que se rinde ante el Santísimo Sacramento con un pueblo lleno de música y de bailes.

Máscaras y coloridos trajes

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

 

La festividad expresa el triunfo ancestral del bien sobre el mal, con una práctica que involucra a miembros de las cofradías unidos por el pago de promesas. Los “promeseros” utilizan máscaras alegóricas a diablos, animales u otras representaciones.

La indumentaria varía de acuerdo a la región pero en general consiste en pantalón, camisa, capa y velo de diferentes diseños y colores vibrantes, en algunos casos con una cola alusiva al demonio. Además se incorporan símbolos cristianos como cruces y escapularios y otros accesorios como  cencerros, pañuelos y cintas protectoras, y la respectiva maraca.

Aun cuando la cofradía de cada localidad tiene normas y especificidades, hay espacio para la expresión creativa y las habilidades manuales de los portadores, respetando los distintivos que indican  jerarquías o votos por prosperidad, entre otros.

Danzan por el centro norte del país

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

Representantes de las 11 cofradías que preservan esta manifestación cultural venezolana.

 

La manifestación de los Diablos Danzantes de Corpus Christi se realiza en diversas comunidades de la zona centro norte del país, específicamente en las comunidades de Cata, Cuyagua, Chuao, Ocumare de la Costa y Turiamo del estado Aragua; San Millán y Patanemo en Carabobo; Tinaquillo en Cojedes; San Rafael de Orituco en Guárico, Naiguatá en La Guaira (Vargas) y los Diablos de Yare en el estado Miranda.

Los orígenes de estas comunidades estuvieron vinculados a las haciendas para la explotación del cacao y otros cultivos como la caña de azúcar, el café y el añil, surgiendo en estos espacios a lo largo del tiempo, una diversidad de manifestaciones populares producto de la interacción de las culturas  indígena, europea y africana.

Muchas cofradías, conformadas entre los siglos XVII y XIX, en la actualidad están registradas como Asociaciones Civiles para propósitos administrativos y organizativos ante las instancias públicas.  Para los efectos del desarrollo de la manifestación los portadores, que suman cerca de cinco mil personas, mantienen la estructura  jerárquica original de las cofradías.

Diablos de La Guaira

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Los Diablos Danzantes de Naiguatá, estado La Guaira.

 

En el estado La Guaira (antiguo estado Vargas) danzan los diablos de Naiguatá, cuyas máscaras representan en su mayoría a animales marinos. Los danzantes, que el jueves de Corpus Christi salen de cualquier parte de la localidad porque ese día «el diablo anda suelto», llenan su traje de campanas y sonajeros para anunciar su llegada.

Hace 20 años un hombre llamado Alberto Figueredo comenzó a avanzar de rodillas persignándose y colocándose la máscara en la cabeza para rezar la oración al Santísimo Sacramento. A través del tiempo, la gente lo asimiló como parte del ritual.

Años atrás en también danzaban los Diablos de Tarmas, en su vestuario resaltaban las máscaras redondeadas hechas con taparas.

Los más populares

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Los Diablos Danzantes de San Francisco de Yare, estado Miranda.

 

Una de las cofradías más conocidas en toda Venezuela es la de San Francisco de Yare, estado Miranda. Bailan vestidos totalmente de rojo, con rosarios y cruces de palma en la espalda, y grandes y vistosas máscaras.

Se dice que la tradición comenzó en 1749, luego de una gran sequía que afectó el Valle de Yare. Fieles hicieron promesas al Santísimo Sacramento para que llegara la lluvia al lugar.

Sus trajes rojos y sus coloridas máscaras se han convertido en la imagen viva de la manifestación en todo el país y en el mundo.

Aragua tiene varios diablos

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Los Diablos Danzantes de Chuao, estado Aragua

 

En este estado central de Venezuela danzan varias cofradías de Diablos. La de Ocumare de la Costa, que baila dos días en la semana de Corpus Christi, data del año 1610. Cada año el promesero debe tener un nuevo traje para poder bailar, pues es parte de la ofrenda al Santísimo Sacramento.

En Chuao la tradición data de 300 años. Su vestimenta es multicolor y las máscaras son de color negro, blanco y rojo. Llevan enlazada entre los cachos una cinta tricolor. La danza va acompañada del repique del tambor, que tiene atado un cordón de plumas de zamuro llamado chirriador, el cual produce una vibración mayor y acompaña al cuatro.

Los Diablos de Cuyagua tienen la particularidad de permitirles a los danzantes decidir cómo vestirse cada año. La jerarquía de esta cofradía se clasifica en perreros, capataces y diablos.

También están en las costas de Aragua los Diablos Danzantes de Cata, que danzan dos veces al año, el jueves de Corpus Christi y un día festivo que escogen entre todos. Sus máscaras están fabricadas con tela metálica, con ojos, nariz y boca pegados. Llevan cintas multicolores en sus cachos y usan capas largas de color.

En Tumeremo danzan los diablos conocidos como «exiliados» pues en 1957, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, fueron sacados de sus tierras para la instalación de una base naval. Desde entonces bailan en los sectores 23 de Enero, El Recurso y La Coromoto, de Maracay, en Aragua. Al atuendo le agregan una especie de látigo de cuero con un palo de madera, conocido como «el mandador».

Carabobo también lo celebra 

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

Los Diablos Danzantes de Patanemo, estado Carabobo.

 

Los Diablos danzantes de Patanemo en Carabobo son de las cofradías más antiguas, pues su origen se remonta a 1721. Se dan un baño de purificación en el río El paso de Belén, como parte del ritual.

En ese mismo estado los Diablos de San Millán tienen un vestuario sumamente colorido y las máscaras están hechas con alambre moldeable, papel periódico y cintas de colores.

Los menos conocidos

Los Diablos Danzantes de Corpus Christi marcaron el camino

Los Diablos Danzantes de Tinaquillo, estado Cojedes. Fotografía: Luigino Bracci.

 

Entre las manifestaciones menos conocidas están las de los Diablos Danzantes de Tinaquillo, en el estado Cojedes que datan de comienzos de 1900. Dedican siete bailes dominicales consecutivos para honrar al Santísimo Sacramento. Su vestimenta destaca por el rojo y negro, se complementa con camisa de flequillos y pantalones de satén. Las máscaras son elaboradas con tela metalizada y muestran exagerados rasgos humanos.

Los de San Rafael de Orituco en Guárico tampoco son muy conocidos, y es la única cofradía que toca el cuatro y la tambora a la vez. Los diablos usan trajes rojos y negros, con capas que los cubren desde los hombros hasta las rodillas. Las máscaras son gigantescas con trompas alargadas, de colores llamativos y apariencia maligna. Incorporan a una mujer, que llaman «la diabla», y durante su baile, coquetea con los otros diablos.

Los pioneros

 

El 6 de diciembre de 2012, tras una revisión exhaustiva de 60 manifestaciones culturales del mundo postuladas, los Diablos Danzantes de Corpus Christi fueron nombrados por el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural de Inmaterial de la Unesco de manera unánime como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La construcción del expediente de los Diablos, cuya propuesta de postulación provino directamente de las comunidades, comenzó en 2008.

Participaron en su elaboración Diablos promeseros, organizados en numerosos tipos de jerarquías, bajo el compromiso de seguir transmitiendo de generación en generación sus rituales secretos y las formas de preparar los festejos de Corpus Christi en sus diversas localidades. No solo la transmisión de sus conocimientos se marcó como un aspecto vital de este tipo de espiritualidad, además se estableció la importancia de la identificación, la investigación y la documentación, la preservación y protección de sus prácticas, así como la promoción y la visibilización de este extraordinario acontecimiento sobre el cual se indicaron, en el expediente de postulación, claras medidas de salvaguardia.

Se convertiría Venezuela en el primer país en presentar un tema del patrimonio cultural inmaterial inspirado en la gran fiesta eucarística que desde siglos atrás, la iglesia católica instituyó para destacar la importancia de la pasión del hijo de Dios.

 

Con información de Centro de la Diversidad Cultural, Unesco y Registro de Patrimonio Cultural


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