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Eco-ciudades para el mañana

por Haiman El Troudi
4 comentarios
Eco-ciudades para el mañana

La población urbana mundial se incrementará en unos 2 mil millones de nuevos habitantes en las próximas tres décadas. En el horizonte del 2050, los entornos urbanos albergarán al 75% de la población mundial.

En la actualidad, los centros poblados consumen poco menos del 80% de la energía producida y generan cerca del 90% de emisiones que contribuyen al efecto invernadero, pero solo ocupan el 2% del territorio planetario. La tendencia indica que el consumo de materiales y servicios se acelerará, superando la tasa de crecimiento poblacional. El rango actual de consumo anual de recursos por persona, oscila entre 6 y 8 toneladas; para mediados de siglo el consumo per cápita será entre 8 y 17 toneladas por año.

¿Está preparada la humanidad y sus ciudades para los desafíos que supone el crecimiento de la demanda energética, la escasez de recursos, el ensanchamiento de las brechas de desigualdad social, la acentuación de los problemas ambientales?

De allí que, una de las tareas inaplazables y urgentes del presente es diseñar y comenzar a construir las ciudades del futuro, adecuadas a expectativas urbanas, sociales, políticas, culturales y medioambientales que, a la postre, redunden en bienestar general para el hombre y la naturaleza.

¿Cómo han de ser las ciudades del futuro, además de consumir más y generar más desechos? A la luz de las predisposiciones en curso, sin lugar a duda apostarán por arreglos devenidos de la inercia del mercado: automóviles eléctricos, infraestructuras inteligentes, prestación de servicios basados en tecnologías bigdata, industrias digitales, procesos interconectados multidireccionales, etc. Siendo que el destino de la especie humana y del planeta están en juego, las decisiones y las acciones que modulen el porvenir mal pueden ser campo del libre albedrío.

Planificar y normar el crecimiento dentro de una agenda compartida es un paso superior que nos posibilitará legar a las generaciones venideras sociedades sostenibles, justas y vivibles. De allí que moldear la gobernanza es crucial para equilibrar la cohesión social-territorial y acotar los ámbitos económicos.

Las ciudades del futuro han de atender al bienestar de sus habitantes en términos de salud, educación, seguridad, alimentación, recreación y vivienda; han de velar por el medio ambiente con arreglo al ahorro energético, reducción de la contaminación y la expansión urbana equilibrada con el entorno; han de parametrizar el tipo de tecnología socialmente requerida; han de definir los modos de la infraestructura ecológica, arquitectura verde y el ordenamiento territorial sustentable y los patrones espaciales; han de atender a la movilidad en lo atinente a la plena inclusión y acceso a modos y medios de transporte público, mitigación del tráfico y la congestión, y erradicación de emanaciones contaminantes; han de concebir desarrollos urbanos socialmente inclusivos, eficientes en cuanto a uso de recursos.

Las ciudades del mañana se han de basar en el policentrismo funcional; esto es, ciudades con multiplicidad de centros nodales para el hábitat de alta densidad, con servicios desconcentrados, trabajo local y residencial, comercio a escala vecinal, donde se asegura la movilidad ligera (peatonal, bicicleta, transporte masivo troncal y por circuitos). Los múltiples centros de la ciudad se interconectan y suplementan entre sí, a fin de aprovechar intensivamente espacios públicos, recursos y ventajas comparativas.

Las ciudades del futuro han de optar por economías circulares que alimenten los procesos locales y metabolice los intereses corporativos. La gestión eficiente de los servicios públicos, basados en el smart consumo, con franco aprovechamiento de aguas de lluvia, empleo de energías renovables en casas, centros laborales y alumbrado público, sistemas de calefacción y enfriamiento pasivo de edificios, así como una disposición, recogida y tratamiento ordenado y aprovechable de los desechos.

Viviendas eficientes

Las viviendas, edificios y ciudades eficientes del mañana supondrán funcionamientos inteligentes que disminuyen costos de operación. Basados en el concepto de Fruto Vivas, una ciudad dentro de un bosque y un bosque dentro de una ciudad colmada de espacios productores de oxígeno. Ciudades con áreas verdes que comprenden todas las infraestructuras, edificaciones y espacios públicos, el conjunto orientado a la absorción del dióxido de carbono que en ella se genere. La prospectiva por desarrollar es la de ciudades en equilibrio carbónico, o con un ciclo cerrado de cero contaminaciones.

En el tránsito a esa visión objetivo, pueden irse dando pasos en la dirección correcta; por ejemplo, lograr la mengua de emisiones de gases de efecto invernadero y disminución en materiales de construcción de origen mineral mediante operaciones tales como cambio a energía nuclear y renovable, sistemas de generación distribuida por distritos y construcción con materiales de bajo impacto ambiental. También a través de intervenciones en espacios que incluyen la eficiencia industrial y energética, y el aprovechamiento de residuos para generar energía.

En síntesis, conformar nuevas ciudades a partir de la evolución de las actuales es la clave para el logro de ciudades sostenibles con mayor inclusión social. La economía de recursos es crucial, emplear menos elementos constructivos y densificar las ciudades mejorará el intercambio social y reducirá el uso de recursos eléctricos, agua, concreto, acero y asfalto que demanda la interconexión de ciudades o la expansión de los cuerpos urbanos.

Pero no todas las ciudades consumen igual y evolucionan igual, de allí que urge la puesta en común de criterios homologados por las naciones para prefijar metas consensuadas y compartidas.

Asimismo, en el seno de la Organización de Naciones Unidas se han de adoptar políticas de estímulo a la innovación de la ciudadanía e incitar a las ciudades a la creatividad y experimentación, tanto como establecer mecanismos de socialización de experiencias exitosas a fin de que las ciudades y sus pobladores aprendan unas de otras.

El curso de actuación humana de las próximas décadas se define por la acción de especializarnos en satisfacer eco-eficientemente nuestras necesidades vitales, mejorando el uso de los recursos en todas las ciudades del planeta, define. El metabolismo urbano no puede convertirse en el germen de nuestra autodestrucción.

4 comentarios

ariannys piñate mayo 29, 2018 - 12:06 pm

me parece excelente, hacia ese camino debemos avanzar, ya la madre tierra no aguanta mas

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Haiman El Troudi junio 4, 2018 - 9:03 pm

Saludos Ariannys..
Siempre agradecido con los comentarios y aportes de nuestra gente…
HET

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Winston Cruz octubre 31, 2019 - 4:29 am

Saludos compañero de nuestra ilustre Universidad de los Andes, muy interesante el enfoque referente al cambio climático y las acciones que debemos tomar como CUIDADANOS de nuestro planeta.

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Haiman El Troudi diciembre 8, 2019 - 9:48 pm

Gracias, saludos.

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