Cuando las gotas de lluvia caen sobre los océanos recogen las partículas de microplásticos contenidas en su superficie y las arrastran hasta el aire, cuando se evaporan.
Una revelación preocupante, sin lugar a dudas, por el impacto negativo de la contaminación por plástico en la salud humana y de todos los ecosistemas del planeta, que es parte de las conclusiones del estudio realizado por científicos de la Universidad de Bayreut, Alemania.
La lluvia, de acuerdo a esta primera estimación, podría transferir hasta 100 billones de partículas de microplásticos al año, desde los océanos globales hasta la atmósfera.
Para cuantificar las micropartículas plásticas transportadas a través de la interfaz agua-aire, durante el impacto de las gotas de lluvia en el agua de mar, efectuaron más de 1600 simulaciones numéricas y experimentos de laboratorio. Con ello pudieron determinar el tamaño, la altitud y la distribución temporal en el aire de las gotas y partículas expulsadas.
Cómo las gotas de lluvia liberan partículas de microplásticos
Al impactar sobre la superficie del agua, las gotas de lluvia producen un sinnúmero de goticas que salen disparadas hacia la atmósfera a gran velocidad, donde liberan las micorpartículas plásticas cuando se evaporan.
Esto sucede particularmente sobre la superficie de los océanos porque las condiciones del viento y las temperaturas favorecen una duración de vuelo relativamente larga y una evaporación rápida.
Mediante simulaciones 3D, para las que utilizaron tamaños y velocidades característicos de las gotas de lluvia del mundo real, encontraron que el impacto de una gota de lluvia de 4 mm de diámetro expulsa más de 167 gotas en promedio.
Los experimentos de laboratorio, realizados para evaluar la plausibilidad de los resultados de la simulación, mostraron que estas pequeñas gotas contienen una concentración similar al agua del océano de la cual se deprendieron y que está a unos milímetros debajo de la superficie.
Gotas de lluvia con y sin microplásticos
El equipo científico también calculó la trayectoria en el aire y la duración del vuelo. Esto evidenció que el agua de las gotas de lluvia que no contiene microplásticos termina en los océanos, mientras que el agua que contiene plásticos de los océanos, termina en el aire.
Antes de realizar las más de 1600 simulaciones, idearon una codificación nueva y desarrollaron un modelo informático que les permitió responder las interrogantes con una precisión y nivel de detalle sin precedentes.
«Fue un gran desafío determinar cuántas gotas arroja una sola gota de lluvia que impacta, qué tan grandes y qué tan rápidas son estas gotas, y cuántas partículas microplásticas podrían contener», afirma el coordinador del estudio y profesor de Simulación y Modelado de Biofluidos en la Universidad de Bayreuth, Stephan Gekle.
Otro de los autores de la investigación, Moritz Lehmann, estudiante de doctorado en física de la institución educativa, se refirió al realismo de las simulaciones. «Las grabaciones de alta velocidad de las gotas de lluvia que impactan confirman los cálculos basados en nuestro modelo».
85% de los desechos marinos son plásticos
La actual contaminación por plástico, calificada por la ONU como una crisis mundial, es una amenaza cada vez más creciente. No solo para la vida marina sino para todos los ecosistemas, la salud humana y la del planeta.
El plástico representa el 85% del total de desechos marinos y según datos del más reciente informe del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre el tema, se estima que los volúmenes de este tipo de residuos que fluirán a los océanos puedan triplicarse para 2040, alcanzando entre 23 y 37 millones de toneladas anuales. Esto representa unos “50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo”.
La omnipresencia del plástico es innegable. Diversos estudios han confirmado residuos de este material en toda la superficie de la Tierra. Uno de ellos mostró que la contaminación por plástico se deposita en el registro fósil y ha aumentado exponencialmente en los últimos 70 años.
La presencia de nanoplásticos en las regiones polares ha sido evidenciada por un trabajo científico publicado recientemente. Mientras que otras investigaciones aportan datos que comprueban que respiramos microplásticos.
Con información de Revista Microplásticos y nanplásticos, Universidad de Bayreut y El Ágora Diario
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