Debido al impacto del cambio climático y la presión de la actividad humana en aumento, numerosos animales migratorios que recorren más de 1000 km a las zonas árticas para reproducirse, enfrentan la reducción de las ventajas naturales de este importante viaje para sus respectivas especies.
De acuerdo con una investigación publicada en Trends in Ecology & Evolution, las ventajas migratorias disminuidas conllevan a una mengua de la capacidad reproductiva y a una mayor mortalidad en las especies migratorias.
Todos los años muchos mamíferos, aves e insectos emprenden migraciones, desde las regiones ecuatoriales a las zonas templadas del Ártico y el norte, con fines reproductivos aprovechando la abundancia estacional de alimento, la menor cantidad de parásitos y enfermedades, y la relativa seguridad frente a los depredadores.
Sin embrago, los efectos del cambio climático producto del aumento de la temperatura y la degradación del ambiente por la presión de una actividad humana cada vez mayor, han ocasionado una serie de desajustes: menor suministro y disponibilidad de alimentos, propagación de nuevos patógenos y parásitos; así como el incremento de la depredación, que aprovechan los nidos para comerse los huevos y las crías, antes de que tengan la oportunidad de emplumar.
Trampas ecológicas
El recorrido de distancias tan largas supone un gran costo energético para los animales migratorios, pero el suministro de alimentos, menor riesgo de contraer enfermedades y enfrentar depredadores, significaron que los beneficios superaron el costo.
No obstante, los investigadores señalan que este ya no es el caso para muchas poblaciones migrantes. “Estos hallazgos son alarmantes. Hemos vivido con la idea de que los criaderos del norte representan puertos seguros para los animales migratorios”, afirma Vojtěch Kubelka, ecólogo evolutivo y autor principal del estudio.
Advierte el especialista que numerosas zonas templadas del Ártico y el norte, por el contrario, ahora pudieran representar “trampas ecológicas o entornos degradados incluso peores para diversos animales migratorios”.
Si bien algunas de las especies pudieran cambiar sus áreas de reproducción un poco más al norte y compensar así el cambio en las condiciones ambientales, los animales migratorios están programados para continuar el peligroso viaje cada año para reproducirse, a pesar de la falta de beneficios y amenazas crecientes.
¿Crisis migratoria?
Los investigadores alertan sobre esta crisis que ha disminuido el éxito reproductivo y la supervivencia de los animales migratorios.
“La migración animal de las regiones ecuatoriales a las regiones templadas del norte y el Ártico es uno de los mayores movimientos de biomasa en el mundo. Pero con la reducción de la rentabilidad del comportamiento migratorio y un menor número de descendientes que se unen a la población, la tendencia negativa continuará y cada vez menos individuos regresarán al Norte”, afirma Tamás Székely, coautor de la investigación.
Un ejemplo que evidencia cómo han disminuido las ventajas para las especies que migran con fines reproductivos, desde las regiones ecuatoriales hasta las zonas templadas del Ártico y el norte anualmente, es la disminución de los roedores que allí habitan: lemmings y topillos. Especies que solían ser la fuente de alimento principal para depredadores como el zorro.
«(…) Los inviernos más suaves pueden hacer que la lluvia caiga sobre la nieve y luego se vuelva a congelar, impidiendo que los lemmings lleguen a su comida. Con menos lemmings y topillos para alimentarse, los zorros se comen los huevos y polluelos de las aves migratorias. Hemos visto que los índices de depredación de nidos de aves costeras migratorias del Ártico se han triplicado en los últimos 70 años, en gran parte debido al cambio climático», explica Vojtěch Kubelka.
Atender las zonas de reproducción
“Con la reducción de la rentabilidad del comportamiento migratorio y el menor número de crías que se incorporan a la población, la tendencia negativa continuará y cada vez serán menos los individuos que regresen al Norte”, afirma Tamás Székely.
Además de nuevas evaluaciones sobre el impacto de los cambios ambientales para las especies que dependen de la migración de larga distancia hacia esa región del planeta, los científicos reclaman una mayor atención a las zonas de reproducción y medidas de conservación sustanciales e innovadoras.
Para contrarrestar este preocupante panorama, los autores sugieren que las zonas de cría del Ártico y de las zonas templadas del norte necesitan una considerable atención para su conservación.
Proponen, además, un método para cartografiar los factores que generan estrés a los animales migratorios en espacio y tiempo. Esto posibilita identificar tanto los hábitats propicios como los entornos degradados con las ventajas naturales migratorias reducidas.
“El reconocimiento de las amenazas emergentes y el marco propuesto de clasificación de la rentabilidad de la migración, ayudarán a identificar las poblaciones y regiones más amenazadas, permitiendo la aplicación de medidas de conservación adecuadas”, indica Kubelka.
Con información de Trends in Ecology & Evolution, Universidad de Bath y Metro World News.
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