Un coloso americano supera, con la medida de su base submarina, al Monte Everest como la montaña más alta del mundo. Se trata del Mauna Kea un volcán inactivo ubicado en el corazón de Hawái, Estados Unidos.
Pese a que la cumbre del Mauna Kea solo mide 4.205 metros sobre el nivel del mar (msnm), su base submarina lo ubica en una altura total de 10.205 metros, con lo que supera los 8.848 que mide el Monte Everest, oficialmente la montaña más alta de la Tierra.
La Montaña Blanca, como se traduce su nombre nativo, también desempeña un rol importante en la comunidad científica como centro de observación astronómica. Cuenta con más de una docena de telescopios gigantes de diferentes nacionalidades, lo que la convierte en el mayor observatorio de su clase del planeta.
La diferencia está la óptica con la cual se mide
El Monte Everest mantiene su distinción como la montaña más alta del mundo porque la diferencia con el Manu Kea, entre otras cimas, es la óptica con la cual se miden ambas altitudes. Vale decir, de acuerdo al punto de referencia utilizado.
La altura del Everest es medida desde el nivel del mar, criterio ampliamente aceptado por la comunidad internacional. La clave de que su altura se sitúe en esta referencia podemos ubicarla en la historia de su formación, la cual ocurrió hace 50 millones de años cuando la placa continental de la India chocó con Asia.
Conocida como la colisión más grande la Tierra en los últimos 400 millones de años, fue tan fuerte que la placa india además de arrugarse, se metió debajo de Asia. De esta forma elevó la masa terrestre hacia el cielo con lo que se formaron las cumbres del Himalaya de la cual forma parte el Everest.
Mauna Kea surge directamente del lecho oceánico
Originado por actividad volcánica y la acumulación progresiva de lava a lo largo de miles de años, el Mauna Kea o Montaña Blanca surge directamente del lecho oceánico por lo que la verdadera magnitud de su medida nace en un extenso viaje desde las profundidades del Océano Pacífico.
Esta montaña del continente americano tiene oculta en el mar su mayor extensión, unos 6.000 metros según los datos que maneja el Servicio Geológico de Estados Unidos, lo que sumado a sus 4.205 msnm, hacen que supere los 10.000 metros en su totalidad.
El origen volcánico del Mauna Kea es medular para entender que su mayor talla esté bajo el océano. Este volcán escudo fue generado por ríos de lava líquida que al entrar en contacto con el agua se enfriaron, solidificaron y generaron la roca que le sirve de base. Esta base extensa y sus laderas con una inclinación muy baja, facilita que alcance grandes alturas.
Pilar para la observación astronómica
En contraste con su vecino Mauna Loa, que es el volcán activo más grande del mundo, Mauna Kea es un volcán inactivo que, gracias a su atmósfera limpia y su cielo sereno, también se erige como un pilar para la observación astronómica.
Con su nombre fue bautizado un conjunto de observatorios situados cerca del volcán, cuya construcción obedece a que, entre otras bondades, la proporción de noches despejadas al año está entre las mayores del planeta.
Así, la excepcional estabilidad de la atmósfera del Mauna Kea y la lejanía de las ciudades se conjugan a favor de un cielo extremadamente oscuro, lo que permite observaciones de las galaxias más débiles. Además, su geología hace muy fácil el acceso a la cumbre mediante carreteras.
La atmósfera en la cima de la Montaña Blanca también es extremadamente seca, lo que la convierte en un sitio especialmente adecuado para las observaciones en radiaciones infrarrojas y submilimétricas, por lo que de los 13 telescopios actualmente en funciones, nueve se dedican a astronomía óptica e infrarroja, tres a astronomía submilimétrica y uno a radioastronomía.
Con información de BBC News, Xataca y La República
Fotos cortesía de Xataca, La República y Getty Images
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