El término abejas meliponas o abejas sin aguijón (ASA) no es muy conocido, a pesar de la importante función ambiental que cumplen mediante la polinización y su contribución vital para fortalecer la biodiversidad.
Originarias de nuestra América, las abejas nativas sin aguijón constituyen el nivel más alto de organización social que se da en ciertos animales. Son denominadas autóctonas o abejas indígenas y han sido invisibilizadas.
Se sabe que los mayas y aztecas las criaban, así como varias de las etnias venezolanas. Estos insectos han coevolucionado con cultivos y flores de las tierras nuestramericanas, por lo que cada bosque tiene sus propias especies. En Venezuela, como en otros países, asumen la tarea de polinizar los cultivos, haciendo posible la reproducción de las especies vegetales, como la auyama, aguacate, guanábana, ají, tomate, entre otros alimentos, y más de la mitad de los que forman parte de nuestra dieta diaria.
Se estima que en nuestro país existen unas 200 especies de abejas meliponas, de las que los científicos han registrado 86. Y es que el pueblo conuquero venezolano desde siempre se ha dedicado a la crianza de abejas nativas, las cuales garantizan la diversidad de vida de los cultivos.
Mientras más abejas, especialmente las meliponas, más saludables son los ecosistemas silvestres y agrícolas, algo especialmente importante ante la actual crisis ecológica planetaria, el desgaste de los suelos por el uso de agrotóxicos, y los riesgos de extinción de especies animales,
Abejas sin aguijón
Estas abejas cumplen funciones ambientales indispensables mediante la polinización y además pueden ser utilizadas en la producción agrícola. Se evidencia entonces el valor de estos insectos, el cual va más allá de la miel, pues también constituyen un factor fundamental para fortalecer el desarrollo de la biodiversidad.
Son una especie sin aguijón de la tribu Meliponini y eusociales, es decir, las abejas meliponas tienen el nivel más alto de organización social que se da en ciertos animales. La reina pone huevos mientras las obreras realizan la mayor parte de las labores de construcción y mantenimiento del nido y los machos son los que fecundan a la princesa, futura reina. Todos contribuyen.
Las culturas mesoamericanas conocen a las abejas nativas sin aguijón desde hace más de dos mil años, considerando incluso sagradas algunas especies de los géneros Meliponas y Scaptotrigona, debido a las propiedades curativas que tiene su miel, caracterizada por ser muy líquida y de rápida fermentación.
Estas abejas sociales viven en colonias permanentes que abarcan desde Argentina, hasta México, pasando por Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Perú, Ecuador, Paraguay y Venezuela. Nuestra América cuenta con la mayor diversidad de abejas nativas sin aguijón, se estima que sobrepasan las 500 especies.
Especies presentes en Venezuela
Las abejas nativas tienen diversos tamaños y hábitos de vida. Algunas de las especies más comunes para Venezuela son Trigona sp., T. angustula, N. testaceicornis, Plebeia sp,, Partamona sp., Trigonisca sp., T. angustula y N. testaceicornis las cuales tienen una amplia distribución y son utilizadas con fines productivos para obtener miel y polen, ya sea como alimentos o medicina. Apicultores del estado Táchira las capturan y trasladan a sus apiarios y/o casas, en sus nidos naturales principalmente.
N testaceicornis y Plebeia sp. son llamadas lamesudor, por sus hábitos de rondar sobre el cuerpo de los animales. Mientras Trigonisca sp es una de las especies más pequeñas y tienen el hábito de volar cerca de la cara, por lo incluso en ocasiones se introducen en los ojos. Partamona spp es considerado un grupo bastante defensivo, exclusivo neotropical, de amplia distribución, presente desde el sur de Brasil hasta México.
Cinentíficos señalan que las abejas meliponas más comunes en diversos paisajes del piedemonte colombiano son M. fasciata, T. amalthea, T. angustula y el género Nannotrigona. Mientras que estudios en El Salvador y Brasil, destacan la presencia de T. angustula y de los géneros Nannotrigona, Trigona y Oxytrigona.
Milagrosas Meliponas
Desde el año 2021 en Venezuela se desarrolla el Proyecto de Biodiversidad, el bosque local y las abejas nativas, denominado también como “Milagrosas Meliponas”, el cual plantea la divulgación de la ciencia y el despertar del gusto por esta práctica en la comunidad de Sabana Grande, estado Lara, y otras comunidades campesinas de la región.
Palmira Guevara Trejo, Bióloga Molecular y jefa del Laboratorio de Genética Molecular del instituto de Biología Experimental (IBE), explica que la propuesta, que comenzó como un proyecto de divulgación científica, está teniendo una proyección importante para la investigación en el país, y se orienta hacia una agenda de trabajo en los polinizadores y en la miel.
En este sentido se abordan comunidades campesinas con talleres dedicados a temas científicos que se tratan con profundidad de una manera lúdica, invitando a las familias del campo a centrar su atención en temas como la biodiversidad.
Guevara destaca que constataron en las comunidades visitadas sus esfuerzos por conservar las abejas meliponas para el desarrollo de los bosques. Dice la científica que esta especie de abejas “ha sido milagrosa porque nos ha permitido conocer un mundo de arraigo y de pertenencia”. Al respecto, señaló que en la actualidad hay una amplia variedad de especies en el país, con decenas reconocidas.
Abejas meliponas vs abejas Apis
Las abejas meliponas, o abejas sin aguijón, son originarias de América. Se sabe que los mayas y aztecas las criaban. Han coevolucionado con los bosques y flores de estas tierras; cada bosque tiene sus propias especies. Son seres con la tarea de polinizar los cultivos. En cambio, la abeja Apis está entre los 100 animales más invasores de la tierra. Llegó a nuestra América con la colonización española. Aunque puede producir mucha miel, también puede picar a las personas e incluso causar la muerte.
Sin embargo, las abejas nativas sin aguijón también son eficientes y, aunque las colmenas son más pequeñas, sus productos tienen mayor poder medicinal. Por otro lado, la crianza de Apis es más costosa, al ser una actividad de riesgo controlado. En cambio, las abejas nativas requieren una tecnología de bajo costo sin riesgos, y como son parte de la naturaleza autóctona, resulta más fácil, factible y barato criarlas.
Abeja apis
Es necesario resaltar las propiedades medicinales de la miel que producen abejas meliponas, la cual ha sido aprovechada por los pueblos originarios desde tiempos ancestrales, entre las que destacan su uso para afecciones oculares.
Los investigadores desde sus espacios y con los estudios correspondientes buscan evidencias científicas para determinar cuáles son los antibióticos que producen, los microrganismos asociados a esos antibióticos, antioxidantes y cuáles moléculas están presentes en la miel de estos insectos.
Meliponicultores urbanos
Fotografía de Yrleana Gómez publicada en La Inventadera
En ciudades como Caracas se han desarrollado proyectos de cría de abejas meliponas. Uno de ellos es ¨Mis vecinas las abejas”, a cargo de Pablo Pérez, cuyo objetivo es ayudar a reproducir la diversidad biológica y cultural de la naturaleza y de los pueblos. Para Pablo las meliponas son la fuente de las diversidades que hacen posible la vida, la raíz de la agricultura saludable y ejemplo de ética y de política para el ser humano. “La vida de estas abejas, su organización social, su cooperativismo y su simbiosis nos sirven para aprender a vivir”, afirma.
Pablo ayuda a identificarlas, a construir sus casas y cuidarlas. Busca zonas verdes de Caracas con organización comunitaria y voluntad de conocer el mundo de las abejas. Así se está construyendo una red de meliponicultores urbanos, que hoy distribuye tintura de propóleos, polen y cajones en parte de la capital.
Con el apoyo del Estado, Pablo acompaña a colectivos de meliponicultura como la Red de Conuqueros de Caricuao, La Casa Cultural Las Casitas de La Vega, y la Red de Viveros Solidarios en Santa Mónica, que en las riberas del río Guaire resguardan cinco especies diferentes.
Su trabajo se inspira en la red nacional de meliponicultores que nació en Amazonas, de la alianza entre un equipo del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y el maestro del pueblo piaroa, Alfonso Pérez. Ellos llevan años rescatando abejas nativas y enseñándole a quien lo requiera cómo criarlas, y cómo usar sus productos sin dañarlas ni afectar el bosque.
Al servicio de la biodiversidad
Cría de abejas meliponas en el estado Amazonas. Fotografía de Yrleana Gómez.
Desde tiempos ancestrales el pueblo Piaroa ha usado la cera de las abejas nativas, sin embargo, al conjugar el saber técnico con ese conocimiento ancestral, la acción inicial de recolectar la cera de las colmenas abandonadas en la selva pasó a la exploración de técnicas de construcción de nuevas casas para las colmenas, y luego comenzó la cría de abejas meliponas en el municipio Atures del estado Amazonas.
El proceso pasó por un cambio de perspectivas desde la cosmovisión citadina hacia las visiones jibi-piaroa de los procesos agrícolas, hasta llegar a convertirse en la red de apicultura del estado Amazonas, que incluía la meliponicultura. En la actualidad los saberes en proceso de propagación se intercambian en todo el país, entre Amazonas, Apure, la Gran Sabana, Zulia, Táchira, Yaracuy, Carabobo, Aragua y Gran Caracas, con cerca de 80 meliponicultores activos.
Las abejas nativas potencian la recuperación de la naturaleza. El hecho de haber evolucionado con las especies vegetales autóctonas las vuelve guardianas del metabolismo ancestral del bosque, de su vida y su salud. Al criar abejas meliponas se incide en la posibilidad de existencia de los bosques y a su vez en nuestra propia existencia.
Al ser responsables de la polinización de la vegetación autóctona y nativa se deben hacer estudios y cuidarlas. Existen estudios en Brasil, Argentina, México, y se requiere así mismo iniciar en Venezuela una línea de investigación que esté asociada a estos insectos para sumar nuestra propia visión.
Riesgos y amenazas
Investigadores han reportado que alrededor de 320 especies de abejas sin aguijón han disminuido a consecuencia de los cazadores de miel, la quema, la utilización irracional de las ASA y la fragmentación de áreas boscosas. Asimismo, los procesos continuos y crecientes de urbanización, la ocupación de áreas vegetales naturales para actividades agrícolas y la introducción de especies exóticas han reducido las fuentes de alimento y los lugares de anidación, en detrimento de las abejas silvestres y de las ASA en particular. En Colombia algunas especies de abejas meliponas están incluidas en el libro rojo de especies en peligro de extinción.
Debido al desconocimiento de la diversidad de abejas es necesario el monitoreo de las especies de ASA, lo cual permitirá cuantificar las fluctuaciones estacionales más frecuentes de los individuos, identificar las especies claves, determinar las preferencias florales, y también el modo de organización de las comunidades.
Con información de Zootecnia Tropical (Scielo), La Inventadera, IVIC y Mincyt
No te pierdas
> El Cuchicuchi vive entre las copas de los árboles
> La protección del cardenalito tuvo importantes avances en 2024
> Güitío Gargantinegro, solo habita en la Cordillera de la Costa venezolana
> La Sapoara, legendario pez del río Orinoco