De nombre científico Prosopis juliflora, el caprichoso y versátil Cují yaque crece en los áridos paisajes de Venezuela. Se levanta en medio de inhóspitas tierras, con su retorcido tronco de corteza cuarteada y escamosa, y una copa extendida como un amplio paraguas. Desafía la sequedad del suelo y los calcinantes rayos solares, brindando sombra al cansado caminante, frutos al ganado y múltiples usos al hombre del campo.
Y es que hasta en el más árido suelo, la generosa tierra Patria nos da regalos como este árbol de profundas raíces, abundante en el bosque espinoso y emblemático del estado Falcón. Allí se enraíza en su historia, pues se cuenta que la primera misa de Venezuela se celebró bajo la sombra de un frondoso cují. También aseguran que la cruz que hoy se exhibe a un lado de la capilla de San Clemente de Coro, fue hecha con la corteza de este árbol.
Pequeño pero cumplidor
El Cuji yaque es un árbol pequeño de cinco a 12 metros y un tronco de hasta 1,20 metros de diámetro. Sus raíces son bastantes profundas y muy extendidas, llegan a medir de 15 a 23 metros de profundidad.
Conocido también como mezquite, esta leguminosa crece de forma caprichosa por influencia del viento, dando lugar a características figuras que adornan el paisaje del occidente de nuestro país. A veces se asemeja a un hombre con los brazos estirados.
Crece abriéndose paso entre tunas y cardones a todo lo largo del litoral. En las cercanías del mar, donde el viento sopla constantemente, sus copas semejan banderas desplegadas. Es de color verde-castaño, con ramas flexibles de espinas largas y fuertes. También lo caracterizan flores amarillas sin brillo. Su tallo es carnoso, rico en sacarosa y azúcares reducidos.
El caprichoso y versátil Cují yaque crece rápidamente y se distribuye desde la orilla del mar hasta los 700 metros de altura. Se encuentra en regiones con precipitaciones entre los 150 y 1.200 mm anuales.
Su fruto es carnoso y dulce, de color amarillo paja o amarillo marrón. Mientras las semillas son ovaladas y pardas. Las ramas inferiores no soportan la sombra de las ramas superiores y para tener luz, tienden a alargarse lateralmente lo que da origen a la copa aparasolada.
S propaga naturalmente por semilla. De amplia movilidad pues su dispersión natural ocurre a través de las heces de los animales, principalmente bovinos, después de comer sus frutos. En la India se ha experimentado con estacas y su crecimiento es rápido.
Crece por doquier
El caprichoso y versátil Cují yaque se desarrolla naturalmente en México, América Central hasta Panamá y las Antillas, y en el norte de América del Sur en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú.
Además de su región de origen, ha sido introducido para cultivos de forraje y madera en las Antillas, Haití, Brasil, Sudán, regiones del Sahel, Sudáfrica, Australia y Asia, especialmente en India.
En la región del Caribe presenta características de planta invasora y está presente en numerosas islas, siendo en algunos casos, como Aruba el único elemento arbóreo nativo.
También es conocido en nuestro país como Algarrobo, Cují negro, Jaque blanco o Jaque negro y Maíz criollo en el estado Guárico.
Mientras en nuestra América es llamado Casharo en Jamaica; Bayahonda o Ambrón en Santo Domingo y Puerto Rico; Algarroba o Mezquite en México; Carbón en El Salvador, Espinaruco en Honduras; Acacia de Catalina en Nicaragua; Teste o Algaroba Brasil y en Perú, se le conoce como Algarrobo cholito.
Cují yaque, caprichoso y versátil
A pesar de su abundancia en los bosques secos del estado Falcón, tiene un extraordinario uso potencial que no es aprovechado en Venezuela.
Se trata de una planta útil para la forestación de dunas móviles, arenales costeros, cerros erosionados, ribera de ríos, terrenos salinos, pastizales secos degradados y terrenos baldíos. El Cují yaque crece en diferentes condiciones naturales de suelos, incluso rocosos, arenosos o salinizados, por eso es muy útil para fijar arenas.
Vive muy bien en suelos áridos y estériles mejorándolos, lo que facilita la introducción de otros cultivos, como tunas y maíz.
Sus flores son melíferas y se estima que de un árbol, las abejas pueden extraer néctar para más de un kilogramo de miel. Mientras que en una hectárea, podrían encontrar materia prima para hacer unos 20 kilos de miel. En la región semiárida del norte de Brasil, constituye un soporte importante en la industria apícola.
Además de ser un árbol que proporciona buena sombra, tiene uso ornamental por la delicadeza de su follaje. La madera, aunque de excelente calidad por su grano fino, compacta y de bellos colores, es usada solo en artesanías o fabricación de estantes, porque los troncos son muy irregulares.
En Venezuela tiene gran demanda como combustible en áreas rurales, por su alto valor calórico y escasa generación de cenizas. También produce un carbón de primera calidad, que da un sabor agradable a las carnes.
Entre sus propiedades, el fruto es bueno para disminuir la sed. El Cují yaque exuda una goma, semejante a la goma arábiga, que se usa en encolado de papel, impresión de estampados y cosméticos.
Importante fuente de alimento
Las Leguminosas constituyen una de las más importantes familias de angiospermas, fuente de alimentación a nivel mundial. Como parte de esa familia, el caprichoso y versátil Cují yaque es considerado de uso múltiple, siendo sus frutos importante fuente de carbohidratos y proteínas, principalmente para las regiones secas.
La pulpa es dulce y las semillas concentran de 34 a 39% de proteínas y de 7 a 8% de aceites. Por ello se emplean para la fabricación de harinas y mieles.
Como forraje, las vainas poseen cerca de 8 a 10% de proteína bruta y digestibilidad por sobre 74%. El valor nutritivo de las vainas molidas, es comparable al del heno de alfalfa.
Ayuda a estabilizar la producción de follaje durante la sequía, mejorando la cantidad de proteína y digestibilidad, pues esta planta puede modificar la presión osmótica interna y aprovechar al máximo el agua presente en el suelo.
Grandes propiedades curativas
El uso del caprichoso y versátil cují yaque con fines medicinales, es parte importante del conocimiento ancestral de los habitantes de zonas áridas. Su aplicación en muchos tipos de patologías tiene plena vigencia y reviste valor para la identidad cultural de las regiones donde crece.
Hojas, frutos y tallos del Prosopia Juliflora son usados en la medicina tradicional para tratar desde patologías traumatológicas, oftalmológicas, hasta la función sexual masculina.
Por sus compuestos antibióticos y anti-bacteriales, se emplea tradicionalmente para tratar enfermedades estomacales y parasitosis, afecciones bucales y de garganta, desórdenes urinarios, dermatitis, lepra, disentería, bronquitis, asma, enfermedades venéreas, dolor de oídos y picaduras de serpientes o escorpiones. Con ella se preparan bálsamos para tratar dolores de articulaciones.
Algunos otros usos medicinales, reportados en menor proporción, incluyen tratamientos para la diabetes, parasitosis, enfermedades eruptivas, coadyuvante en casos de malestar general, cálculos renales y cáncer.
Esta humilde planta produce compuestos secundarios de interés farmacológico como alcaloides y aminoácidos no proteicos, isoflavonoides y saponinas.
Valioso potencial
Aunque en Venezuela su potencial de uso ha sido tradicionalmente poco aprovechado, el Cují yaque es una de las especies más importantes desde el punto de vista económico y ecológico.
En nuestra América resulta una especie vital por ejemplo para México, donde es muy valorada por su extensión y usos. Allí transforman sus vainas en harina gruesa, se extraen las semillas y se hace fermentar para obtener una cerveza suave y agradable. Las hojas hervidas se utilizan en Brasil para curar ojos, a manera de colirio. En algunos lugares de Perú la emplean para catarros y gripes. Las vainas eran usadas por los indígenas del norte del Perú para hacer un pan de alto valor nutritivo.
La naturaleza multipropósito del Cují yaque, árbol emblemático del estado Falcón, su tolerancia a condiciones de sequía extrema y salinidad, lo convierten en un recurso natural con excelente prospección.
Con información de Vida Agro, FAO y Cuadernos Ecológicos de PDVSA
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