La Perdiz Montañera (Odontophorus columbianus), ave endémica venezolana, se escucha más de lo que se ve, pues su comportamiento es sigiloso y terrestre. Su canto intenso, una condición que fortalece los vínculos sociales en las parejas o grupos familiares, es un rasgo distintivo que permite detectar su presencia en medio de la niebla característica de los bosques húmedos donde habita.
Conocida comúnmente como el Corcovado Venezolano, esta especie autóctona se distribuye principalmente en la Cordillera de la Costa, desde los estados Carabobo hasta Miranda, abarcando también la cordillera de los Andes por el estado Táchira.
Pese a que gran parte de su hábitat se encuentra dentro de áreas protegidas pertenecientes a parques nacionales, la Perdiz Montañera está catalogada como especie casi amenazada por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN (2023), debido a su pequeña población, así como a la lenta pérdida y degradación de su hábitat producto de la deforestación, la agricultura intensiva, procesos de urbanización y la caza.
El Corcovado Venezolano mide entre 25 y 28 cm
El Corcovado Venezolano mide entre 25 y 28 cm y pesa aproximadamente 315 gramos. Su color es principalmente castaño con tonalidades rojizas en la corona y nuca, marcas negras en las mejillas y áreas suboculares. Su garganta es blanca moteada de negro con un borde también negro. El macho tiene un plumaje rojizo con puntos blancos visibles en las partes inferiores, mientras que la hembra muestra un plumaje más grisáceo.
Es un ave omnívora cuya dieta se compone principalmente de semillas (de gramíneas y plantas nativas), frutos, insectos y pequeños invertebrados, dieta que se ajusta según la estación. Esta fuente equilibrada de nutrientes necesarios para su supervivencia, es reforzada en la etapa de desarrollo con el consumo de una mayor cantidad insectos, porque aportan proteínas esenciales.
Odontophorus columbianus forma pequeños grupos que se desplazan juntos, lo que además de facilitar la búsqueda de alimento, en el suelo del bosque donde habita, permite una vigilancia colectiva frente a posibles depredadores.
Practica una cooperación básica para la supervivencia colectiva
En cuanto a su comportamiento, la Perdiz Montañera es un ave que se desplaza caminando por el suelo del bosque, formando pequeños grupos. La especie practica una cooperación básica para la superviviencia colectiva, al cumplir roles según los cuales algunos individuos se alimentan, mientras otros vigilan o descansan.
La cohesión de los grupos es posible gracias a la comunicación constante durante sus desplazamientos. Uno de los medios más importante son las vocalizaciones que también contribuyen con la delimitación territorial y el cortejo.
En tal sentido, el canto de la Perdiz Montañera es intenso, áspero y penetrante, tanto en el suelo como durante el vuelo. Suele manifestarse formando dúos o coros entre los miembros del grupo. Además, como ya ha sido referido, el canto sincronizado fortalece los vínculos sociales en las parejas o grupos familiares.
Su vida en grupos pequeños, interacción constante y el uso del canto para comunicarse son estrategias adaptativas frente a las condiciones ambientales de los bosques nublados venezolanos, de poca visibilidad y abundante vegetación densa. Conservar este hábitat garantiza no solo la supervivencia de la Perdiz Montañera, sino también la integridad de los ecosistemas que dependen de esta dinámica biológica.
Fuerte inversión en la protección y desarrollo de la prole
Distribución de la Perdiz Montañera o Corcovado Venezolano
La temporada de reproducción del Corcovado Venezolano comienza en marzo y se extiende hasta finales de julio. Su reproducción y cuidado parental implica una fuerte protección y desarrollo de la prole. Construye nidos en el suelo, generalmente en áreas protegidas dentro del sotobosque, con hojas y material vegetal. La hembra suele poner una pequeña cantidad de huevos, lo que indica una estrategia reproductiva enfocada en la calidad y sobrevivencia de una menor cantidad de descendientes.
Durante el período de incubación, ambos progenitores pueden participar en la protección del nido, aunque es común que la hembra asuma la mayor parte. Una vez que nacen los polluelos, los padres ofrecen cuidado parental activo, alimentándolos y protegiéndolos hasta que están lo suficientemente desarrollados para valerse por sí mismos. Vale destacar, que la cohesión del grupo y el cuidado conjunto favorecen la supervivencia de los jóvenes.
Parque Nacional Waraira Repano
El cuidado parental incluye también la vigilancia constante para evitar depredadores y la enseñanza indirecta de comportamientos de búsqueda de alimento. Dado que la Perdiz Montañera vive en un ambiente con alta presión predatoria y condiciones ambientales variables, esta atención parental es crucial. La inversión en pocas crías con cuidado intensivo es una estrategia que aumenta las probabilidades de que los descendientes lleguen a la adultez en un entorno peligroso.
Gran parte del hábitat de la Perdiz Montañera está dentro de áreas protegidas
Monumento Natural Pico Codazzi
Si bien gran parte del hábitat de la Perdiz Montañera está ubicado dentro de áreas protegidas de Venezuela, como los parques nacionales Waraira Repano, Henri Pittier, San Esteban, Guatopo, y el Monumento Natural Pico Codazzi, donde se implementan esfuerzos para conservar los ecosistemas, la conservación efectiva depende de la regulación estricta de actividades humanas y la promoción de alternativas sostenibles para las comunidades locales.
La deforestación acelerada para ampliar cultivos intensivos y pastizales, que destruye la cubierta forestal crítica para la supervivencia del ave, junto a la urbanización y expansión de áreas residenciales (principalmente en Caracas) también fragmentan el hogar, al tiempo que dificultan el movimiento y la reproducción de la especie.
Asimismo, la caza ilegal representa un riesgo importante para la población, ya que la Perdiz Montañera es capturada para consumo local, lo que reduce su número en estado salvaje. Otras amenazas secundarias incluyen la contaminación ambiental y la construcción de carreteras que facilitan el acceso y la colonización no controlada de zonas antes silvestres.
Los esfuerzos de conservación incluyen la regulación del uso del suelo, protección legal de hábitats clave y programas de educación ambiental para promover la preservación de esta especie emblemática de la avifauna venezolana.
Vocalización de la Perdiz Montañera aqui
Con información de Sistema Venezolano de Diversidad Biológica, Avezona y Animalia
Fotos cortesía de Avezona, Animalia, Wikipedia y Macaulay Library
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