Manual de Carreño: el canon social de la Venezuela del siglo XIX

Han pasado más de 170 años desde que el Manual de Carreño fuera publicado reuniendo un compendio de normas que constituyeron un canon para la vida pública e íntima de la Venezuela del siglo XIX. Casi dos siglos después una buena parte de los venezolanos tienen una clara referencia de su existencia pues ha quedado inmortalizado en el imaginario popular. Tal fue la importancia de este tratado que en su momento dirigió el comportamiento social que un sector políticamente poderoso de la sociedad caraqueña consideró e impuso como correcto, de acuerdo con sus necesidades, representaciones, ideales, valores y actitudes ideológicamente definidas.

El texto fue escrito en medio de una Venezuela aún rural, divulgando los principios en torno al orden concebido por la sociedad dominante para ese entonces. Solo hay que considerar que de por sí estaba dirigido a quienes ya sabían leer, negando inmediatamente el acceso a indígenas, negros, zambos y campesinos. Adicionalmente, en el conjunto de normas claramente indicadas o más bien ordenadas por el autor se limita el lugar de las mujeres y su participación en la sociedad.

Publicado originalmente por entregas, el Manual de urbanidad y buenas costumbres para uso de la juventud de ambos sexos apareció en 1953 y se convirtió en uno de los libros más vendidos en Venezuela y América Latina. Dictó durante años las normas de comportamiento social incluso en España. Su resonancia en el país fue tal que incluso el Congreso Nacional acordó recomendar su uso.

Aunque actualmente podría ser visto como una curiosidad, en sus días fue una obra fundamental para las élites que querían dar al resto de la sociedad un código de conducta que acompañara su plan de “civilizar” a la población, convirtiendo este aparentemente frívolo o extravagante libro en un texto político.

Manual de urbanidad y buenas maneras

Un manual recopila información esencial y procedimientos de manera ordenada y concisa para guiar o estandarizar una tarea, conocimiento o proceso. Así, el Manual de Carreño dictó durante años las normas de comportamiento social en América Latina, desde cómo actuar en la mesa hasta las reglas para interactuar en público, algunas de las cuales con el paso del tiempo se sienten desfasadas e incluso absurdas.

El texto parte de lo que se considera cortés o no en el seno de un colectivo, reflejando el entramado de las relaciones ideológicas de poder y de distancia social propias del momento histórico particular de la sociedad aún rural de la Venezuela del siglo XXI.

En 285 páginas, el autor enumera principios a modo de orden, como si fuera una ley. Organizado con la estructura de un código de normas por capítulos y artículos, el manual establece la forma correcta en que una persona debe asearse, levantarse, vestirse en casa, sentarse a la mesa, comportarse en la calle, en la iglesia, en la escuela, tratar con los vecinos y con la familia y muchas otras indicaciones más. Buscaba con ello cultivar en la población el ejercicio de la virtud, que, para el autor, debía apegarse a las enseñanzas del Evangelio.

Al revisar su contenido a la luz de los tiempos actuales puede resultar anecdótico en algunas partes, pero también deja en evidencia las posturas clasistas y machistas de la época, especialmente de las clases dominantes del momento.

Clasismo y machismo

El inciso 3 del capítulo XII del Manual de Carreño evidencia la postura social con respecto a las féminas en una época en la que el machismo y el clasismo eran aceptados por la sociedad venezolana. “Las mujeres deben educarse en los principios del gobierno doméstico y ensayarse en sus prácticas desde la más tierna edad”, precisa el texto.

Destacaba, en ese contexto, por la calidad de la escritura en prosa clara y agradable; así como por los principios que divulgaba en torno al orden social. Pronto maestros, líderes y gobiernos locales enfatizaron su importancia para la población, sin tomar en cuenta a quienes no sabían leer como indígenas, negros, zambos y campesinos.

Por otra parte, el Manual abunda en pautas que se alejan del sentido común, incluso resultando absurdas. “Quienes sin tener disposición ni conocimientos necesarios toman parte en un baile, no hacen otra cosa que servir de embarazo y de incomodidad a los bailadores hábiles” o “Evitemos el leer en la ventana, para que los que pasan no crean que hacemos ostentación de estudio o afición a las letras”, esta es solo una muestra de ellas.

Estructura del manual

PLAZA BOLIVAR, PALACIO EPISCOPAL, CARACAS, CIRCA 1890.

Deberes morales del hombre” y “Urbanidad” son los dos temas en que está dividido el Manual de Carreño. Contiene, cada uno, capítulos específicos con lecciones que pueden aplicarse en distintas situaciones y espacios. La justificación para la existencia de cada regla está el inicio de cada capítulo y subcapítulo.

Los tres capítulos iniciales norman los deberes morales del hombre para con Dios, consigo mismo, la Patria, los padres y los semejantes. Luego, el Manual de urbanidad y buenas maneras inicia con la conceptualización y le siguen las orientaciones sobre el modo de comportarse en cinco capítulos subdivididos en varios apartes que reflejan los aspectos esenciales de la vida pública. Muestran con riguroso detalle la forma con la que Carreño concibe el comportamiento a seguir en los distintos ámbitos de la vida desde las esferas más íntimas y personales.

Así, el autor aborda cómo saludar, estar en la iglesia o comportarse en la calle. Para él, la conversación es un capítulo vital de la vida en sociedad, por lo que amerita ser estructurada en todos sus posibles aspectos.

Al respecto, destaca la importancia de prestar atención a quién habla y no tomar puntos de vista muy extremos sobre política, sexo o religión, así como no pasar entre dos o más personas que estén conversando y, si es necesario, pedir permiso.

Urbanidad ayer y hoy

¿Cómo enfoca el Manual de Carreño la urbanidad? El autor las concibe como conjunto de reglas a observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia en acciones y palabras, así como expresar a otros atención y respeto. Sin embargo, las reglas que el texto ofrecía a la sociedad del siglo XIX no pueden ser las mismas 170 años después, aunque algunas se mantienen, como lavarse las manos antes de comer, llevar al anfitrión de una cena o evento un presente, dejar el baño limpio, cuidar las instalaciones de la escuela o trabajo y otras más.

Por otra parte, el Manual contiene instrucciones como la prohibición de sonreír abiertamente en público o la recomendación de no cruzar las piernas al sentarse, llamar a todos señor o señora, llevar las manos a la cabeza, rascarse, eructar o escupir, normas que, en su época, se consideraban esenciales para mantener el decoro.

“No está, pues, permitido a un hombre el permanecer en casa sin su corbata, en mangas de camisa, sin medias, ni con los pies mal calzados. En cuanto a la mujer, en quien debe lucir siempre la mayor compostura de su hombre, el desaliño dentro de la casa dará muy mala idea de su educación (…) No aparezcamos habitualmente en las ventanas que dan a la calle sino en horas de la tarde o noche. Una persona en la ventana fuera de estas horas se manifiesta entregada a la ociosidad o al vicio de una pueril o dañada curiosidad”, señala el texto.

Entre otras normas, el Manual de Carreño indica cómo deben ser los movimientos de cada miembro de la sociedad. También advierte que no es propio ver detenidamente a otras personas, masticar chicle o tener un cigarro en la boca mientras se habla, ni pronunciar palabras vulgares, comer ruidosamente, usar rollos de cabello en público, entre otros.

Espejo de la sociedad venezolana del siglo XIX

Los manuales de urbanidad sirven para comprender y caracterizar a las sociedades a través de sus hábitos, derechos y deberes, costumbres, prejuicios y saberes. El Manual de Carreño es entonces el espejo de las prácticas sociales de la vida caraqueña de mediados del siglo XIX.

Las principales reglas de civilidad y etiqueta que debían observarse en las diversas situaciones sociales de aquella época están en el Manual de urbanidad y buenas maneras, para uso de la juventud de ambos sexos.

Precedido de un breve tratado sobre los deberes morales del hombre, fue escrito en el año de 1853 por Manuel Antonio Carreño, destacado hombre de la vida política e intelectual caraqueña. El impacto de la obra en la vida intelectual caraqueña fue tal que el 14 de marzo de 1855 el Congreso Nacional acordó recomendar su uso.

Contexto del Manual de Carreño

Para la época, Caracas tenía unos 35.000 habitantes. El país se sacudía con eventos sociopolíticos conflictivos, como la promulgación en marzo de 1854 del Decreto de abolición de la esclavitud, luego de una serie de violentas discusiones y enfrentamientos entre sectores políticos. Apenas entonces el negro libre se sumaba a mantuanos, peninsulares, indígenas y zambos. Poco más tarde, durante la presidencia de José Tadeo Monagas, entre 1855 y 1858, sublevaciones y rebeliones eran una constante por las pugnas políticas entre los que estaban a favor del presidente y aquellos que apoyaban a su hermano, José Gregorio. Durante esos años, Venezuela padeció además una terrible epidemia de cólera.

En medio de estos problemas se debían atender los temas concernientes a la educación pública pues la independencia absoluta de España y la formación de una nueva sociedad, requería un nuevo orden de relaciones interpersonales y una concepción distinta de los espacios públicos y privados; así como del comportamiento. Estos hechos explican el impacto público del Manual de Carreño, hasta el punto que las propias instituciones de la vida política caraqueña impulsaron su difusión.

Referencia para Venezuela y el mundo

Desde su publicación en 1853, el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para Uso de la Juventud de Ambos Sexos se convirtió en un éxito inmediato en el mundo de habla hispana. Fue uno de los medios a los que acudieron las nuevas naciones americanas, camino a su consolidación e identidad, para formar a sus ciudadanos. Incluso el gobierno español incluyó el Manual de Carreño entre sus libros escolares.

 

 

Con el paso de las semanas comenzó a ser tan popular que al año siguiente se editó completo en Nueva York. En los años sucesivos fue reeditado varias veces en distintos países de Latinoamérica.

Carreño murió en el exilio en 1874, y ya entonces su libro contaba con más de veinte reimpresiones. Durante las siguientes décadas, las editoriales agregaron normas adaptadas a los nuevos tiempos.

Manuel Antonio Carreño

Manuel Antonio Carreño músico, pedagogo y traductor, nació en la ciudad de Caracas el 17 de junio de 1812 y murió en París, Francia en 1874.  Hijo del músico Cayetano Carreño Rodríguez, maestro de capital de la Catedral de Caracas, y de María de Jesús Muñoz. Junto a sus hermanos recibió en su hogar una sólida formación cultural y musical.

Sobrino del maestro del Libertador Simón Bolívar, Simón Rodríguez, desde joven Manuel Carreño mostró aptitudes para la pedagogía, por lo que en 1841 fundó y dirigió el Colegio Roscio, elegido por las familias más ricas para la educación de sus hijos. Además, se desempeñó también como ministro de Hacienda y de Relaciones Exteriores del Gobierno de Pedro Gual.

Manuel Carreño tradujo del francés el Catecismo razonado, histórico y dogmático del abate Thériou, y la Introducción al método para estudiar la lengua latina de J. L. Burnouf.

Padre e instructor de la mundialmente famosa pianista venezolana Teresa Carreño, se dedicó a promover su carrera artística en Estados Unidos y Europa.

 

Con información de Cenal, Canal Museal y BBC Mundo

Malaver, Irania. Estudio sociopragmático del manual de urbanidad y buenas maneras de Manuel Antonio Carreño. Boletín de Lingüística v.17 n.24 Faces – UCV. Caracas, jul. 2005.


No te pierdas

Los 26 años de Samuel Robinson en Simón Rodríguez

Juan Germán Roscio fue precursor en la defensa continental de los derechos civiles

Teresa Carreño, una artista sin parangón

Related posts

Cerro El Volcán, cinturón vegetal de Baruta y El Hatillo

Observatorio Cagigal testigo de la evolución de la ciencia en Venezuela

Usan drones para liberar mosquitos en Hawái y salvar a las aves nativas

Si continuas navegando en esta web, aceptas el uso de las cookies Leer Más