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Caimán del Orinoco, cazador cazado

por Haiman El Troudi
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Caimán del Orinoco, cazador cazado

Hace menos de cien años el caimán del Orinoco reinaba en la cuenca del río más grande de Venezuela. Lamentablemente hoy este reptil se ha convertido en el cazador cazado,  casi extinto en Colombia mientras que en nuestro país,  las estimaciones de su población en vida silvestre van de 600 hasta 1.500 ejemplares.

A principios del siglo XIX,  Alexander Von Humboldt escribía de la abundancia del caimán del Orinoco sin imaginarse su destino, años después, en manos del depredador más peligroso del mundo: el hombre. “Es poco probable que se llegue un día a librar de los Cocodrilos a un país en el cual el laberinto de ríos sin número conduce todos los días nuevas bandadas desde vertientes occidentales de Los Andes, por medio del Meta y del Apure, hacia las costas de la Guayana Española. Todo lo que se conseguirá con el progreso de la civilización será hacer más tímidos a dichos animales, y facilitar la tarea de ponerlos en fuga.” No podía Humboldt sospechar la capacidad destructiva del ser humano, que en su persecución desmedida a uno de los depredadores más grandes de América, lo ha convertido en uno de los más amenazados del continente.

La población del caimán del Orinoco se ha reducido de manera tan alarmante, que se calcula se ha perdido el 99% desde 1930 a la actualidad.

Por la indiscriminada caza a la que fue sometida en el siglo XX, esta especie fue declarada en Peligro de Extinción en 1996, y a partir de entonces se encuentra en situación de veda indefinida. Está clasificada En Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y protegida por el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

Pero a pesar de que, al estar su caza prohibida y de que por decreto la muerte o confinamiento de esta especie constituye delito tipificado en la Ley Penal del Ambiente, la población del caimán del Orinoco sigue bajo amenaza.  Esta especie única de la cuenca del Orinoco y representativa de la venezolanidad está próxima a extinguirse a menos que se tomen acciones más determinantes para su preservación.

Explotación desmedida

Caimán del Orinoco, cazador cazado

 

A finales de la década de 1920, se inició la explotación comercial del cocodrilo del Orinoco con el propósito de aprovechar su piel y venderla en el mercado peletero internacional. A mitad de 1930 la caza alcanzó su máximo nivel. Para entender la magnitud de esto tomemos por ejemplo el principal centro del comercio de la especie, San Fernando de Apure, que vendía cerca de 600 mil pieles anuales.

Solo entre 1931 y 1934 se exportaron desde Venezuela unos 2,5 millones de pieles,  sumados a los del país vecino, donde también fueron sometidos a la cruenta cacería miles de ejemplares cada año para el tráfico internacional de sus pieles, de tal forma que en Colombia la especie está prácticamente extinta.

Debido a esta explotación desmedida y sin planificación, el caimán del Orinoco pasó, en menos de 20 años, a ser una de las especies de cocodrilos en mayor peligro de extinción en el mundo.

Aunque la sobreexplotación del caimán del Orinoco llevó al colapso a la industria peletera a principio de los años 50, todavía son presa de cazadores oportunistas. Actualmente la especie enfrenta amenazas de diversa índole. Una de ellas, la destrucción de su hábitat natural, por el desarrollo de canales para el desarrollo agrícola o la influencia de actividades mineras, agrícolas e industriales, lo que ha producido la contaminación de sus aguas y la reducción de ambientes utilizables por la especie.

Además la población del caimán del Orinoco ha sido disminuida por la caza y saqueo de sus nidos, así como la venta de caimanes recién nacidos a turistas. Otras amenazas incluyen la muerte de ejemplares en redes de pesca (en caso de que mueran ahogados, son desollados para vender sus pieles), caza furtiva para el consumo de carne y grasa, o incluso se les da muerte por considerarlos animales peligrosos.

Tanto la caza furtiva ocasional de adultos como el saqueo de nidos constituyen un grave peligro para la especie, ya que al ser tan baja su población, la muerte de ejemplares adultos tiene efectos graves pues perjudica la reproducción eficaz de la especie.

Por si fuera poco la disminución de las poblaciones del caimán tiene un grave impacto en los ecosistemas, pues es un depredador regulador de poblaciones de mamíferos y otros reptiles. Además, sus excrementos nutren a las algas, zooplancton y algunos peces del fondo de los ríos.

Único e irrepetible

Caimán del Orinoco, cazador cazado

 

De nombre científico Crocodylus intermedius, esta especie endémica de la cuenca del río Orinoco, única contenida solo en una cuenca hidrográfica, abarca tres cuartas partes del territorio de Venezuela y casi un tercio del de Colombia, aunque se han llegado a ver ejemplares en Trinidad y en Granada. Su área de distribución natural abarca unos 600 mil kilómetros cuadrados, una de las menores áreas de distribución a nivel mundial, de la que ocupa una mínima parte.

Este reptil del orden de los Crocodylus es conocido en Venezuela como  caimán del Orinoco, y en Colombia como caimán llanero.

La primera noción registrada acerca de su existencia se remonta al año 1532, cuando el conquistador Diego de Ordaz en su exploración al río Orinoco, conocido en el momento como Huyapari, los compara con los reptiles que abundaban en La India.  “En este río Huyapari hay muchos lagartos de los grandes, que son de veinte pies de largo… que se pueden tener por cocodrilos como los del Nilo”.

Registros históricos refieren ejemplares de hasta 6,50 metros de longitud total, pero el promedio ronda los cuatro metros.

En los siglos anteriores, el caimán del Orinoco era muy abundante en los ríos Casanare, Guayabero y Vichada, en Colombia, así como en el Arauca y el Meta, que nacen en este país y prolongan su curso hacia los llanos venezolanos.

En Venezuela, era bastante común en los ríos Apure, Portuguesa y hasta en el mismo Orinoco, dada su reducción de población, hoy en día se pueden ver asoleándose a lo largo de algunos ríos de los estados Apure, Cojedes y Guárico.

Se estima que en nuestro país actualmente existen pocas subpoblaciones dispersas, que ocupan un 5% de su área de distribución inicial.  Solo algunos parques nacionales y refugios de fauna, protegen el hábitat adecuado para el caimán.

¿Caimán o cocodrilo?

Caimán del Orinoco, cazador cazado

 

Aunque la mayor parte de los biólogos y demás investigadores prefieren usar el término cocodrilo, pues el caimán del Orinoco es un verdadero cocodrilo, hay otros investigadores que, por razones de identidad cultural,  insisten en el uso del término “caimán”.

Y es que desde tiempos muy lejanos se ha usado el término caimán. Al parecer, ese era el nombre que le daban los aborígenes de algunas islas caribeñas al gran reptil que ahora conocemos como caimán de la costa, y por extensión pasó también a identificar al otro gran reptil de Venezuela: el caimán del Orinoco.

Además la denominación caimán es la que se mantiene en el hablar popular y en las expresiones de nuestros pueblos. Por ejemplo Simón Díaz en su canción Mercedes le canta: “allá hay un caimán cebao que mide más de una cuadra, con más cachos que un venado y más dientes que veinte babas”.

En Venezuela hay cinco especies de crocodilios, dos de la familia Crocodylidae: el cocodrilo o caimán del Orinoco y el cocodrilo o caimán de la costa Y tres de la familia Alligatoridae: el babo negro, el babo morichalero y la baba, babo o caimán de anteojos. En todo el mundo solo Brasil y Colombia superan a Venezuela en cuanto al número de especies de crocodilios, ambos con seis.

El más grande

Caimán del Orinoco, cazador cazado

 

El caimán del Orinoco es una de las mayores especies de cocodrilo, pues puede alcanzar una longitud de seis metros y un poco más. Se trata de un animal grande y robusto, que se caracteriza por tener un cuerpo alargado y recubierto por gruesas escamas óseas que forman una especie de coraza, con una cola larga, musculosa y algo gruesa en la base que se comprime lateralmente hacia el extremo final.

Tiene dos pares de patas: las delanteras, más cortas con cinco dedos y las posteriores, más largas y robustas, con cuatro dedos con membranas interdigitales que favorecen su desplazamiento en el agua.

Su color puede sufrir variaciones con la edad, pero en todos los casos, los flancos son más claros, con bandas oscuras difusas a los lados de la cola. En general tiene tres fases siendo la coloración más común el amarillo ligeramente tostado con áreas oscuras dispersas; el mariposo, de color verde grisáceo con estrías dorsales de color negro;  y el negro o más bien coloración gris oscura casi uniforme.

Las escamas dorsales en el cocodrilo del Orinoco están profusamente carenadas y sobresalen a manera de espinas. En las noches el reflejo de los ojos del cocodrilo del Orinoco brilla con color azul-verdoso al recibir la luz.

Los cocodrilos son animales ectodermos, es decir, necesitan del calor del sol para regular su temperatura corporal y mantener su metabolismo a niveles adecuados, por ello los vemos asoleándose en los caños. Son exclusivamente carnívoros, y su dieta varía de acuerdo a la edad y disponibilidad de recursos, pues son depredadores oportunistas y, en ocasiones, carroñeros y hasta caníbales. Jóvenes consumen invertebrados y pequeños peces y, a medida que crecen, presas mayores como grandes peces, reptiles, aves y mamíferos.

Este longevo animal que puede llegar en cautiverio hasta los sesenta años de edad, sólo frecuenta el agua dulce. Viven principalmente en ríos de aguas turbias así como en grandes cauces.

El caimán de Orinoco adulto lleva a cabo dos migraciones por año mientras transcurre la estación seca, pues habita principalmente las cuencas de las principales corrientes y lagunas de gran profundidad. La postura de los huevos ocurre en los meses secos, entre noviembre y febrero, en playas arenosas de los ríos. La hembra excava huecos de 50 centímetros de profundidad donde deposita entre 20 y 70 huevos.

El caimán del Orinoco  tiene una serie de características con las que se puede diferenciar de sus vecinos del Llano venezolano, las babas. Su hocico es largo y estrecho con mandíbulas armadas con numerosos dientes cónicos, y cuando cierran la boca se mantiene visible el cuarto diente de la mandíbula inferior.  El de la baba es corto y grueso.  Las escamas dorsales del cocodrilo del Orinoco están profusamente carenadas y sobresalen a manera de espinas, mientras que en la baba se presentan más lisas.

Como caimán en boca de caño

Caimán del Orinoco, cazador cazado

Siempre vigilante, pendiente de su presa, el enorme cocodrilo del Orinoco pasa sus días al acecho. Apenas se asoma un poco fuera del agua sus ojos brillantes y fieros, esperando como “caimán en boca de caño”.

Esta imagen, tan representativa de la venezolanidad que llegó a protagonizar un popular refrán, cada vez es menos frecuente en nuestro país.

A pesar de las iniciativas de monitoreo y reintroducción de caimanes desarrolladas en Venezuela y Colombia desde 1990 – que han llevado a la liberación de miles de ejemplares nacidos en cautiverio – esta especie sigue expuesta a factores adversos sobre las actuales pequeñas concentraciones de población que superan sus capacidades de recuperación natural. El principal de ellos es la falta de grandes extensiones de hábitat adecuado para el desarrollo de poblaciones reproductivas, viables a largo plazo. El más pernicioso, la mano artera del ser humano dispuesta a acabar con el animal y su hábitat de vida para saciar sus ambiciones e intereses.

Irónicamente, la acción desmedida del hombre lo ha convertido en protagonista del conocido dicho, ahora convertido en oscura sentencia. Es el ser humano el que parece estar en boca de caño, como lo ha estado desde hace muchos años, al acecho de este imponente gigante, que en manos del hombre ve su existencia cada vez más amenazada.

 

Con información de Animales en Peligro de Extinsión, Animales Amenazados – Provita, Azul Ambientalistas, Mongabay, Explorando RutasBP Guayana

2 comentarios

richard noviembre 9, 2019 - 6:27 pm

Mientras no se implementen SANCIONES EJEMPLARIZANTES, continuará el camino hacia la extinción de la especie.

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GERTRUDIS hERRERA junio 1, 2022 - 11:38 am

Si no hay compradores no hay venta. Crear sanciones a las empresas que usan su cuero, no solo al vendedor, es un animal de mucha data, es un ser viviente que caza para comer. Cierto es peligroso, pero si se respeta su habitat no hay perdidas que lamentar, criar conciencia en los pobladores, para evitar casa innecesaria , y NO COMPRAR los portamonedas que venden elaborados con las cabecitas o el cuerpecito de estos animales recién nacidos.

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