El Pino Criollo, conocido en el mundo científico como Prumnopitys montana, es el árbol emblemático del estado Táchira, en los Andes venezolanos. Esta especie autóctona distingue, con su particular belleza, en las laderas de las montañas andinas.
Perteneciente al grupo de las Gimnospermas del que forman parte, además de los pinos, los abetos y cipreses, el Pino Criollo se parece mucho (hojas, corteza y madera) al Pino de Monte (Decussocarpus rospigliossii), también nombrado Pino Laso, que es otro miembro de la familia Podocarpaceae, igualmente característico del paisaje andino.
Crece en los bosques nublados de la Región los Andes, entre 1700 y 3000 metros sobre el nivel del mar, particularmente en los estados Táchira, Mérida y Trujillo; así como en zonas boscosas nubladas de la Cordillera de la Costa. El Prumnopitys montana también tiene presencia al norte de la Cordillera Andina de Colombia, Ecuador, Perú.
Este hermoso árbol está incluido como especie Casi Amenazada en el Libro Rojo de la Flora Venezolana. Los mayores riesgos que enfrenta, en su estado silvestre, la degradación de su hábitat por la expansión de la agricultura y la ganadería, y la tala para la obtención de su madera.
El siempre verde Pino Criollo
Además de ser grande, esta especie forestal arbórea de entre 20 y 25 metros que puede alcanzar una altura de 40 m y hasta 1 m de diámetro excepcionalmente, se caracteriza por ser un árbol siempre verde.
De copa semi-redonda y no muy densa, el Pino Criollo tiene una corteza externa de color morado oscuro que se desprende en escamas grandes. Sus hojas, verde brillante, son simples, alternas y se insertan en espiral.
Tiene conos (flores) masculinos y femeninos. Los primeros, en el ápice de las ramas fértiles y axilares son alargados, cilíndricos y numerosos, formando grupos de tres o más o solitarios. Mientras que los femeninos, pocos y aislados, se ubican al final de las ramas pequeñas.
Es de crecimiento lento y se reproduce por semilla. Ésta, de color café y con una forma ovoide-globosa, está contenida en el fruto, una drupa verde oscuro cuando está inmadura que luego se torna de un naranja amarillento.
Entre los meses de junio a diciembre se produce la floración y de enero a mayo se observan los frutos. Aunque se ha reportado avistamientos de flores y frutos durante todo el año.
Maderables en riesgo
La madera del Pino Criollo, de tonalidades amarilla y marrón, fina y suave es valorada en la construcción y, particularmente, en la ebanistería. De la corteza se extraen tatinos. En la actualidad se usa como árbol ornamental.
A consecuencia de la tala intensa y alteración de su hábitat para uso con fines agrícolas y ganaderos, el Prumnopitys montana está clasificado como Casi Amenazado en la más reciente edición del Libro Rojo de la Flora Venezolana, realizada por el Instituto Experimental Jardín Botánico Dr. Tobías Lasser con la colaboración de Provita y publicada en 2020.
Cabe destacar que en Venezuela está prohibida desde 1989 la tala, la explotación y la deforestación, en todo el país, de cualquier especie de la familia Podocarpaceae. Medida contenida en la Resolución Nº 107 publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela, N° 34.277 de ese año.
Sin embrago, de las 29 especies de gimnospermas registradas hasta ahora en nuestro país, 16 fueron evaluadas esta segunda edición del Libro Rojo. De ellas, dos están consideradas En Peligro, el Pino de Monte o Pinlo Laso (Decussocarpus rospigliosii) y el Pino Carbón o Pino Hayuco (Podocarpus pendulifolius). Una, la Podocarpus acuminatus, Vulnerable y cuatro como Casi Amenzadas: Caobilla o Granadillo (Podocarpus coriaceus), Monte romero o Pino colorado (Prumnopitys harmsiana), cipresillo, pino tea o pinillo (Podocarpus guatemalensis), además del Pino Criollo, Pinabete o Pino Real, sus nombres poco frecuentes
Con información de Libro Rojo de la Flora Venezolana, Árboles Emblemáticos de Venezuela, Libro Rojo de Plantas de Colombia, Vida Agro y Global Biodiversity Information Facility (GBIF)
Fotos de GBIF y Jesús Hoyos Fernández
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