Ubicada a pocos metros del Palacio de Miraflores, asiento del Poder Ejecutivo venezolano, la sede del Liceo Fermín Toro se ha constituido en hito de la historia caraqueña como centro de luchas estudiantiles y pieza protagónica del patrimonio arquitectónico moderno de la ciudad capital.
El Liceo Fermín Toro, así bautizado en honor a quien alcanzó relevancia como humanista, político, diplomático, literato, orador y docente en el siglo XIX, cuenta con una sede propia desde el 15 de diciembre de 1946.
Esta edificación modernista, obra del arquitecto Cipriano Domínguez, ha sido reconstruida en diferentes épocas. Pero es en el presente siglo cuando la recuperación de sus instalaciones está acompañada con un proyecto humanista de rescate tanto de valores como de su calidad educativa.
Una casona acogió al Fermín Toro en sus primeros 10 años
La creación del Liceo Fermín Toro fue decretada por el presidente Eleazar López Contreras (1935-1941), el 12 de septiembre de 1936, bajo la denominación de Instituto de Formación Secundaria “Fermín Toro”. Los primeros 10 años transcurrieron en una vivienda, habilitada con fines educativos llamada «La Casona», ubicada en la avenida Lecuna.
Durante esa primera década se forjó la fermintorianidad, el sello de identidad de la institución, cuya paternidad se atribuye a su primer director, el educador venezolano José Francisco Reyes Baena, a quien siguió el historiador y poeta, Héctor Guillermo Villalobos, autor del Himno del Liceo Fermín Toro de Caracas.
La construcción de la sede oficial del famoso liceo caraqueño fue ordenada por el presidente Isaías Medina Angarita (1943-1945). El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Cipriano Domínguez, quien años más tarde fue el proyectista de las Torres del Centro Simón Bolívar, popularmente conocidas como Torres de El Silencio.
El auditorio es pieza protagónica de la fachada
Con el auditorio como pieza protagónica que rompe su simetría, la fachada del Liceo Fermín Toro destaca al final de la avenida Universidad en el sector El Silencio. De grandes ventanales, esta fachada muestra un juego de planos horizontales combinados con volúmenes verticales que dan equilibrio al conjunto.
El imponente edificio, funcionalista y cúbico, tiene tres pisos en los cuerpos de aulas y dos en las áreas complementarias. Se ordena gracias a un cuerpo longitudinal, del cual se desprenden tres cuerpos perpendiculares y paralelos, que forman patios. Cada piso, en sus fachadas norte y sur, cuenta con amplias escaleras que facilitan el recorrido de los estudiantes.
En el área donde se encuentra el enorme auditorio, también se localizan dependencias administrativas, laboratorios y una biblioteca. En otros espacios están ubicados el gimnasio y áreas culturales. La construcción de la sede del Liceo Fermín Toro implicó grandes esfuerzos técnicos porque está situada sobre la quebrada de Caroata.
Protagonista de la historia política del país
La historia política del país del siglo XX tiene al Liceo Fermín Toro como uno de sus protagonistas. Mención especial merece la resistencia clandestina que hizo un importante número de estudiantes durante el gobierno dictatorial del general Marcos Pérez Jiménez.
Pese a que el liceo estaba muy vigilado por su cercanía al Palacio de Miraflores, parte de la juventud fermintoriana recibía formación revolucionaria y organizaba planes conspirativos que terminaron, en febrero de 1956, con fuertes protestas en el marco de la celebración del Día de la Juventud.
De nada valió la clausura del liceo tres días después de la protesta. La resistencia continuó, por lo que la juventud del Fermín Toro también participó en la intentona golpista del 21 de noviembre de 1957. Las protestas continuaron y el 23 de enero de 1958, Pérez Jiménez abandonó el poder y huyó del país. Nueve meses más tarde reabrió sus puertas este centro de estudios.
La traición de los gobiernos de la era democrática del Pacto de Punto Fijo produjo la continuación de las protestas de nuevas generaciones de fermintorianos contra las políticas contrarias al bienestar del pueblo; además de otras luchas como la librada por la aprobación del pasaje estudiantil, entre otras reivindicaciones, durante los años 90, década en la que la edificación sucumbió a la desidia y el abandono.
Proyecto de Liceo Bolivariano de Formación Cultural Fermín Toro
El siglo XXI llegó al liceo caraqueño con reconstrucción incluida, bajo una estrategia humanista acentuada en la cultura como vía de creación de conciencia para estudiantes y profesores. Así, en el año 2005 fue puesto en marcha el Proyecto de Liceo Bolivariano de Formación Cultural “Fermín Toro”.
Inédito en el territorio nacional, este proyecto contempla la formación en menciones artísticas, de ciudadanía y de rescate del acervo cultural venezolano. Su activación fue precedida de un proceso de inducción y reajuste institucional emprendido por el Gobierno Bolivariano.
Desde entonces, la planta física del ahora denominado Complejo Educativo Fermín Toro ha sido objeto de una serie de reacondicionamientos. Entre los últimos destaca la rehabilitación de 36 salones, cuatro laboratorios, una sala de usos múltiples, un salón de danzas, un Centro Bolivariano de Informática; así como la recuperación tanto de sus obras artísticas como del auditorio, y la apertura de un salón para el núcleo de la Orquesta Sinfónica Juvenil “Simón Bolívar”. Todo en beneficio de casi mil estudiantes, desde preescolar hasta bachillerato, siempre con el desafío de formar a las mujeres y hombres nuevos, dotados con plena consciencia de ser hacedores de su propia historia.
Con información de Entre rayas. La revista de Arquitectura, Guía CCS, Cipriano J. Domínguez Blog e Ipasme
Fotos Cortesía de Guía CCS, Venezuela Inmortal, FEDE, Fundacion Arquitectura y Ciudad, Mincyt y La Gran Aldea
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