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El Silencio, pionero en desarrollo de viviendas de interés social

por Haiman El Troudi
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El Silencio, pionero en desarrollo de viviendas de interés social

Siete hermosos bloques con jardines y parques internos. Apartamentos confortables de diferentes tamaños y servicios públicos de calidad se convirtieron en el primer desarrollo de viviendas multifamiliares de interés social en Caracas, conocido hasta hoy como la Reurbanización El Silencio.

Proyectada por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, esta obra constituye un hito en lo que a la arquitectura y el urbanismo caraqueño se refiere, pues fue respuesta a la necesidad de viviendas para las grandes masas de la población como parte de los primeros trabajos de planificación urbana a gran escala.

Destacable también que Villanueva logró la transformación profunda de un sector deplorable del centro de la capital venezolana, condenado durante siglos a la pobreza y convertido en antro de delincuencia y prostitución, para construir viviendas dignas en un espacio complementado con dos plazas, actualmente conectado a cuatro avenidas.

Regalo de cumpleaños para Caracas

Fuente: Artnexus.

En el marco de los festejos por el cumpleaños 375 de Caracas, el 25 de julio de 1942, el presidente Isaías Medina Angarita dio el primer golpe para la demolición de las construcciones ruinosas del entonces barrio El Silencio. Para la obra de rescate del área se llamó a un concurso que ganó Carlos Raúl Villanueva, quien contó con el apoyo del ingeniero austríaco Carlos Blaschitz.

El resultado fue la construcción, entre 1942 y 1945, de siete bloques de distintas dimensiones, con el Bloque 1 como el de mayor altura, con siete pisos, ubicado como telón de fondo del eje de la Avenida Bolívar en sentido este-oeste. Los bloques 2 y 3, de cuatro pisos, se disponen simétricamente a ambos lados del inicio de la mencionada avenida en sentido este, desde donde dan paso a un trayecto subterráneo.

Fuente: Guía de Caracas

Los bloques 4 y 6 cierran lateralmente y dan escala a la Plaza O’Leary. El Bloque 5 está desarrollado en terrazas; mientras que el Bloque 7 se extiende perimetralmente sobre un patio y antecede a la Plaza Miranda. Todos son de cuatro pisos y tienen balcones con diferentes tamaños. Además de la Bolívar, el complejo habitacional coincide con las avenidas Sucre, Baralt, San Martín y Lecuna.

Villanueva asumió las premisas establecidas por la Comisión Metropolitana de Urbanismo para la composición del conjunto y la definición del espacio urbano, por ello dejó una amplia Plaza Central llamada primero «Rafael Urdaneta» y luego «O’Leary», donde el escultor neoespartano Francisco Narváez creó la fuente de “Las Toninas”.

La mayor intervención urbanística integral

Carlos Raúl Villanueva y la dimensión humana de la arquitectura

Arquitecto Carlos Raúl Villanueva.

La dimensión del rescate de El Silencio fue tal que hay quienes la califican como la mayor intervención urbanística integral y acabada que hubo entonces en el centro de una ciudad de América Latina. Toda una operación completa, de transformación física y renovación urbana.

Villanueva se esmeró en solucionar el problema de aquel barrio caótico, históricamente pobre, que fue un caserío llamado El Tartagal, porque abundaban las matas de tártago, donde vivieron los sirvientes de las familias ricas de Caracas, y cuyo nombre cambió en 1658, cuando una comisión del Cabildo asentó en un acta el “profundo silencio” que registró debido a la enorme cantidad de muertos por una epidemia desconocida.

Fuente: Guía de Caracas.

Lo que comenzó como un pueblo de obreros y sirvientas, entre las que destacó la Negra Hipólita, nodriza del Libertador Simón Bolívar, degeneró hasta convertirse en un sector que albergaba 331 casas, de las cuales 42 eran prostíbulos y 49 de vecindad, mientras destacaban 465 casos de tuberculosis y 2.327 de enfermedades venéreas, entre sus más de 3.000 residentes.

Diseñados para el buen vivir

Carlos Raúl Villanueva y la dimensión humana de la arquitectura

Todo aquel horror desapareció. De acuerdo a testimonios de habitantes y visitantes de los bloques de El Silencio, sus apartamentos fueron pensados y diseñados con criterios funcionales para el buen vivir de las personas, que pueden disfrutar de las comodidades, pese a que los tamaños varían de dos, tres habitaciones hasta los penthouse.

Se trata de apartamentos donde todo está planificado en detalle. Son largos desde una terraza interna techada, en la parte trasera, hasta el balconcito frontal, fresco y claro. Los siete bloques tienen un patio o jardín interno, un parque infantil. Cada edificio independiente aloja entre 50 y 150 familias más los servicios comunales básicos.

En El Silencio, las unidades de vivienda se van encadenando a través de núcleos centrales de circulación, y se vuelcan en su funcionamiento interno hacia los espacios posteriores o patios de juegos; mientras que al frente se encuentra el área comercial con galerías y corredores que resguardan de la lluvia y el sol a habitantes, clientes y transeúntes.

Punto de encuentro 

El Silencio ha albergado tanto a las familias de la clase trabajadora de la región capital como a artistas, literatos, grupos políticos disidentes e intelectuales ligados a la izquierda.

Así, el penthouse del Bloque 1 albergó, desde 1950, al Tabo o Taller de Arquitectura del Banco Obrero, entidad encargada del otorgamiento de los créditos habitacionales. El Tabo, además de sus actividades naturales, funcionó como sede para actividades culturales emergentes y para los miembros del grupo artístico Los Disidentes, donde hacían vida creadores como los pintores Carlos González Bogen y Mateo Manaure, la bailarina Belén Núñez, la actriz Juana Sujo y la escritora Violeta Roffé.

Por su parte, Los Disidentes alquilaron en 1957 el sótano del Bloque 7, donde instalaron la Galería Cuatro Muros. Allí se realizó la primera colectiva de aquellos pintores que regresaron al país después de 1952 como Manaure, González Bogen y Alejandro Otero, entre otros, en lo que se considera la Primera Exposición de arte abstracto realizada en Venezuela. Incluso el grupo Madera fue invitado especial en los aniversarios de la urbanización.

La recuperación del buen gusto

Fuente de “Las Toninas” de Francisco Narváez, Plaza O´Leary de la Urb. El Silencio, Caracas.

Hay quienes afirman que a Villanueva se debe la recuperación del buen gusto en la arquitectura caraqueña, luego de la prolongada era de afrancesadas copias impulsada por el presidente Antonio Guzmán Blanco y gracias a su rechazo a la monumentalidad academicista. En El Silencio, insigne arquitecto venezolano del siglo XX, inició un lenguaje de modernidad propia para la Caracas metropolitana.

Pero la ahora urbanización El Silencio no solo es considerada como uno de los íconos de los inicios de la Caracas moderna y de la transformación urbana, pues más allá de la belleza del complejo arquitectónico, constituye una especie de hoya física y espiritual a donde llegaba o pasaba la caraqueñidad y sus gentilicios, ya que podría calificarse como una zona de confluencia y de distribución humana en el centro de la ciudad.

Gracias a las características de su arquitectura moderna, a su composición e implantación en la trama citadina, y a la forma en la que recreó la tipología de la vivienda social, con un nuevo escenario de paredes continuas de usos mixtos con calidad, la urbanización El Silencio fue declarada Bien de Interés Cultural de la Nación.

 

Con información de Arquetipos 21, Prodavinci, Últimas Noticias, Correo del Orinoco y Blog Banesco

Fotos cortesía de Prodavinci, Academic, Artnexus, PAKD, Últimas Noticias, Guía CCS, IAM Venezuela


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