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Cada año, el amor nace en un pesebre

por Haiman El Troudi
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Cada año, el amor nace en un pesebre

Todos los años, en diciembre, millones de hogares en el mundo resplandecen con la Navidad. En especial los que siguen la tradición cristiana de colocar un pesebre, donde cada medianoche del día 24, nace el amor hecho Niño Jesús: el hijo de Dios, el que dio la vida por la humanidad.

“Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón (posada)”, cuenta el Segundo Testamento de la Biblia en el versículo 2,7 del Evangelio según San Lucas, en referencia al nacimiento del hijo de María y José, predestinado a ser el Salvador del mundo.

793 años de tradición

 

 

La tradición se popularizó en el año 1223, cuando San Francisco de Asís consiguió permiso del Papa, Su Santidad Honorio III, para escenificar un nacimiento viviente al aire libre, colocó un pesebre con paja en una cueva de Greccio, localidad al norte de Italia y organizó a los lugareños para recordar el nacimiento del Niño Jesús y así celebrar la Nochebuena. 793 años después, las familias recrean la histórica escena de acuerdo a las características de cada país y sus regiones.

Esta costumbre arraigada en el catolicismo, llegó a Venezuela con la conquista de los españoles a través de los misioneros, afianzándose durante la época de la colonia cuando las órdenes religiosas vieron en los pesebres, un efectivo medio de evangelización mediante el entretenimiento.

Se afirma que el testimonio más antiguo de la existencia de un pesebre venezolano corresponde al prócer Juan de Dios Picón, quien en 1832 escribió una descripción geográfica, política, agrícola e industrial de Mérida, su provincia natal.

La riqueza cultural venezolana ha hecho posible la creación de una vasta variedad de pesebres con mucha creatividad. En algunas regiones, como en Los Andes y Guayana, recorrerlos para admirarlos es parte de la tradición familiar de las fiestas decembrinas, así como formular peticiones o lanzarles monedas u otras ofrendas. En Caracas es costumbre admirar los que se arman en plazas, iglesias, instituciones públicas y centros comerciales.

Tradicional y creativo

Cada año, el amor nace en un pesebre

 

Con el paso de los años fue ganando espacio el pesebre con figuras inanimadas hechas con madera, cerámica o barro. Junto al transcurrir del tiempo se han vuelto cada vez más elaborados y sofisticados, mezclando lo ritual con lo festivo, lo tradicional con lo moderno. No obstante aun existen los fieles defensores y defensoras de lo autóctono y lo original.

Las figuras estelares dentro de la gruta del pesebre son la Virgen María, San José, el niño Jesús (quien permanece oculto hasta la medianoche del 24 de diciembre), la mula y el buey. Le siguen el arcángel Gabriel, los tres Reyes Magos con sus camellos, la estrella de Belén, pastores y ovejas.

Según la creatividad de cada zona y cada hogar, la Sagrada Familia estará acompañada por otros muchos animales, personajes y adornos como casitas, puentes, lagos, el cielo, montañas, lagos, ríos, médanos y hasta el mar con palmeras y todo.

Materiales tradicionales y reciclables

Cada año, el amor nace en un pesebre

 

Son diversos tanto los tamaños y estilos como los materiales que se usan en el pesebre, entre los tradicionales destacan: yute, paja, cartón pintado, tejidos, madera, telas (como el yute), cerámica, arcilla, plástico, porcelana, corcho, aserrín, anime, barro, algodón, papel de seda, cartulina, escarcha; lo cuales cobran vida con el vistoso juego de luces que adornan la escena del nacimiento del Niño Dios.

Son muchas familias que hacen las figuras a mano, donde padres y abuelos van incorporando a los niños y las niñas para que la tradición siga viva en las generaciones futuras.

Es así como en los pueblos andinos armar el pesebre requiere figuras bellamente talladas a mano, hechas con un material vegetal propio de la región, cultivado durante todo el año para su aprovechamiento en Navidad.

En el estado Táchira, por ejemplo, se pueden admirar las casitas del niño Jesús confeccionadas con veradas y flores de caña brava; el piso y los senderos de los pastorcitos son elaborados con lama y musgo de los páramos y ovejas moldeadas en anime. En la región oriental del país, como en el estado Bolívar, se utilizan materiales de origen vegetal entre los que destacan las taparas, las paraparas, los capachos y las camazas.

Si bien muchos de los materiales mencionados son reciclables, hay algunos tradicionales como el musgo que no lo son y que por ser comercializados a gran escala en diciembre, afectan su hábitat natural. En tal sentido, se ha prohibido su venta y se sugiere el uso del aserrín en su lugar. Otros elementos recomendados son palillos, pabilos, tapas de envases, paletas de helados y cerillas o fósforos.

Los simbolismos del pesebre o nacimiento

Cada año, el amor nace en un pesebre

 

El pesebre, llamado también nacimiento en algunas zonas de la región centro norte costera y la oriental, por influencia de la comunidad catalana, de acuerdo a los estudiosos del tema, está lleno de simbolismos cuyos significados poco varían entre quienes siguen esta tradición.

Así por ejemplo, la gruta o choza que contiene el pesebre, representa sencillez y humildad; el niño Jesús, es el mesías, el guía que transmite amor a la humanidad; José es un hombre que muestra comprensión, obediencia y fortaleza;  María es una mujer profundamente creyente en Dios, amorosa, comprensiva y bondadosa; los animales representan el esfuerzo, la solidaridad y la fraternidad. La estrella es la luz que guía.

El Ángel simboliza el anuncio de Dios, la bondad, el amor y la misericordia; los tres reyes magos, la sabiduría, el conocimiento de las señales celestiales y la abundancia; mientras que los pastorcitos representan la confianza, la esperanza y la fe recompensadas.

Pesebre, Nacimiento o Portal de Belén, lo más significativo para la mayoría de las familias del país, lo que las afirma en lo venezolano, es el proceso de armar el escenario donde cada Nochebuena nace el amor de Dios; porque hijos, hijas, abuelos, abuelas, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, primos y primas, conjugan la espiritualidad y la celebración al son de aguinaldos, gaitas, villancicos o parrandas, degustando los platos y postres navideños autóctonos.

 

Con información de Revistaesencia, Correo del Orinoco  y Culturlib


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