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Las abejas son clave para la diversidad alimentaria

por Haiman El Troudi
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Las abejas son clave para la diversidad alimentaria

Las frutas, verduras y hortalizas que consumimos dependen en gran medida de la polinización natural adecuada. Las abejas y otros polinizadores como las mariposas, las avispas, algunas aves, entre otros, son claves para la biodiversidad en el planeta y la diversidad alimentaria. Sin el servicio que prestan, desaparecerían muchas especies y muchos procesos dentro de los propios ecosistemas terrestres.

Las abejas solitarias, los abejorros y las abejas melíferas, sobre todo estas últimas, son las polinizadoras más eficaces. Se estima que las abejas polinizan 170.000 especies diferentes de plantas, algunas de gran importancia para la agricultura.

Las abejas son clave para la diversidad alimentaria

 

Más del 75% de los cultivos de alimentos en el mundo se ven favorecidos por la acción polinizadora, en particular de las abejas, y el 90% de las plantan con flores necesitan de la polinización para reproducirse, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés).

Es innegable la contribución de las abejas y la apicultura al mantenimiento de los ecosistemas forestales: la polinización ayuda a regenerar los árboles, lo que fortalece, a su vez, la conservación de la biodiversidad forestal.

Sin embargo su existencia está gravemente amenazada por los efectos del cambio climático, la agricultura intensiva, los plaguicidas, la pérdida de biodiversidad, el cambio de uso de la tierra y la contaminación.

La acción humana es la mayor amenaza

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El uso irracional de agroquímicos, plaguicidas principalmente, afecta gravemente la supervivencia de las abejas y otros polinizadores.

 

Tanto el número de polinizadores como la diversidad, en especial las abejas y las mariposas, han disminuido en las últimas décadas como consecuencia de las actividades humanas, principalmente de las prácticas agrícolas intensivas (intensificación de la producción):  la deforestación, el mal uso de la tierra, uso irracional de agroquímicos, plaguicidas principalmente (incluidos los insecticidas neonicotinoides); así como la combinación de los efectos del cambio climático, que, entre otras cosas, pueden interrumpir las temporadas de floración; la contaminación de las aguas, los suelos y el aire, especies exóticas invasoras, enfermedades y plagas.

 

Cerca del 35% de los polinizadores invertebrados – abejas y mariposas en particular, y 17% de los polinizadores vertebrados (los murciélagos, por ejemplo), están en peligro de extinción a nivel mundial.

La  FAO ha señalado que es necesario abandonar la práctica de centrar el aumento de la producción y la productividad agrícola, en el uso generalizado de plaguicidas y productos químicos porque son una amenaza para los cultivos y los polinizadores.

La eficiente abeja melífera

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Entre diversidad de insectos que participan en la polinización (polillas, moscas, avispas, escarabajos y mariposas,  la abeja melífera (Apis mellífera) es la más eficaz.

En la actualidad, debido al retroceso progresivo de especies polinizadoras salvajes como consecuencia de las condiciones ambientales (aumento de temperaturas, degradación de espacios naturales, incendios forestales, sequias, etc.), la abeja melífera alcanza más  de 90 % de todas las visitas de insectos.

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Una sola abeja melífera visita cerca de 7.000 flores por día, y para producir un litro de miel se necesitan cuatro millones de visitas.

Las prácticas sostenibles contribuyen, sin lugar a dudas, a la preservación de las abejas, al reducir su exposición a los plaguicidas y a la diversificación de los agroecosistemas, esencial para la producción de alimentos ricos en micronutrientes.

La agricultura es la más favorecida

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La agricultura es la beneficiaria directa de la polinización de las abejas. Los árboles frutales (aguacate, mango, duraznero, melocotonero, ciruelos, perales, etc.); las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabazas, calabacines, berenjenas); hortícolas como el tomate, fresas, frambuesa, mora, espárragos; las plantas para la extracción de aceite como el girasol o de fibras textiles (lino, algodón),   son solo algunos de los cultivos que aumentan su producción y productividad gracias a la acción polinizadora.

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Las abejas y otros insectos polinizadores están mejorando la producción de alimentos de 2 mil millones de pequeños agricultores en todo el mundo, de acuerdo a la FAO.

Día Mundial de las Abejas

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El Día Mundial de las Abejas se celebró por primera vez el 20 de mayo de 2018. La fecha, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2017, fue una propuesta elevada a esa instancia por Eslovenia, país donde apicultura es una importante actividad agrícola con larga tradición, apoyada por la Federación Internacional de Asociaciones de Apicultores (Apimondia) y la FAO.

Escogieron el 20 de mayo para la celebración anual en homenaje al esloveno Anton Janša, uno de los pioneros de la apicultura moderna.

Si bien el origen de esta propuesta fue la de crear conciencia sobre la importancia de las abejas y otros los polinizadores para la biodiversidad del planeta, la seguridad alimentaria, su contribución al desarrollo sostenible y de las amenazas que enfrentan como consecuencia de las actividades del hombre,  la ONU, a través de la FAO y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), ha emprendido otras acciones  destinadas a sumar el esfuerzo de los países y las comunidades para la protección y conservación de estas especies.

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El Convenio sobre la Diversidad Biológica, promovido por PNUMA y que entró en vigencia el 29 de diciembre de 1993 con la firma de 168 países, estableció como prioridad la conservación y el uso sostenible de los polinizadores.

En el año 2000, durante la Quinta Conferencia de las Partes, máximo órgano del Convenio,  realizada en Nairobi, Kenia, se creó la Iniciativa Internacional sobre Polinizadores (IPI) para, entre otros objetivos, “promover la conservación, recuperación y el uso sostenible de la diversidad de polinizadores en la agricultura y ecosistemas afines”.

En peligro de extinción

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Sin embargo la degradación del medio ambiente continúa, el peligro de extinción de varias de las más de 20 mil especies de abejas que existen en el mundo y de otros polinizadores, es cada vez mayor.

La polinización es esencial para la supervivencia de los ecosistemas terrestres, la producción y reproducción de las plantas silvestre y diversos cultivos, proteger a las abejas y los otros polinizadores es responsabilidad de todos, no solo de los gobiernos e instituciones a escala mundial.

Concientizar su importancia para el planeta, la seguridad alimentaria y la conservación de la biodiversidad, es el primer paso. Sirva también el Día Mundial de las Abejas para reflexionar sobre el impacto negativo para la Tierra de nuestras acciones como especie y cómo sumarnos al cambio indispensable para la supervivencia del Planeta y sus habitantes. El tiempo apremia.

 

Con información de FAOAmigos de las AbejasAbejapedia y Naciones Unidas


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