El hidrógeno verde o renovable vuelve a ser objeto de atención como vector de energía clave para la descarbonización de la economía, en medio de la pandemia por el coronavirus y la aceleración de la crisis climática advertida por los científicos, en el informe “Unidos por la Ciencia 2020”.
España y Francia anunciaron planes para el desarrollo y producción de hidrógeno libre de carbono para la transición energética, incluida en los programas de recuperación económica post Covid-19.
La reducción de los costos de producción del hidrógeno a partir de energías renovables como la solar o la eólica; su enorme potencial para acelerar la decarbonización de la industria, los transportes comercial, marítimo y aéreo, además de la calefacción, son algunas de la razones por las que el hidrógeno verde es visto como una solución sostenible clave para una reactivación económica, vinculada a la transición energética.
La ruta española
La “Ruta del Hidrógeno” aprobada recientemente por el gobierno español y que forma parte del “Plan Integrado de Energía y Clima”, se ha propuesto alcanzar la neutralidad climática antes de 2050, con un sistema eléctrico 100% renovable.
En ese sentido, la Ruta contempla 60 medidas que permitirán acelerar la producción e implantación del hidrógeno renovable, mediante la inversión de 8.900 millones de euros hasta 2030.
Entre los objetivos previstos para 2030 destacan: alcanzar cuatro gigavatios (GW) de potencia instalada de electrólisis; el 25% de consumo de hidrógeno por parte de la industria debe ser renovable, con miras a desplazar el hidrógeno gris (producido con combustibles fósiles) y el hidrógeno azul (a partir de fósiles con captura de CO2); así como la concreción de una flota de al menos 150 autobuses; 5.000 vehículos ligeros y pesados; dos líneas de trenes comerciales, todas propulsadas con este combustible.
También contempla la creación de una red de un mínimo de100 hidrogeneras, así como maquinaria de handling propulsada con hidrogeno verde o renovable, en los cinco primeros puertos y aeropuertos.
Entre las 60 medidas contempla las de carácter regulatorio como un sistema de garantías de origen que certifique que el hidrógeno es 100% renovable; otras para incentivar el uso de hidrogeno verde y apoyo al diseño de instrumentos financieros para adaptación de los procesos e infraestructuras en el sector industrial.
Por último pero no menos importante, plantea la creación de una línea de financiamiento exclusiva para proyectos de la cadena de valor del hidrógeno renovable, en los planes estatales de investigación científica, técnica y de innovación.
El plan francés
El plan de reactivación económica frente a la crisis generada por la pandemia del Covid-19, anunciado por el gobierno en septiembre de este año, contempla la transición energética y establece como prioridad la creación de una economía del hidrógeno.
De acuerdo a lo anunciado, se destinarán 30.000 millones de euros en la transición energética, se destinarán al 7.200 millones de euros al hidrógeno hasta 2030 y será destinado a la innovación, desarrollo y producción del hidrógeno renovable, fundamentalmente en proyectos de electrólisis industrial y el sector transporte.
Con ello esperan alcanzar 6.5 GW de capacidad de generación de hidrógeno para 2030.
Una de las prioridades es el desarrollo de vehículos de transporte público y de mercancías propulsados por hidrógeno verde, incluidos trenes y camiones de basura, en los territorios más grandes.
De los recursos asignados al hidrógeno, 3.400 millones de euros se invertirán hasta 2023 de la siguiente forma: 54% en descarbonización, 27% en transporte público y de mercancías, y 19% en investigación, desarrollo, innovación y formación.
Las potencialidades de Venezuela
Un plan de energía renovable basada en el hidrógeno es factible de acometer en toda una nación, a costos menores que la inversión de capital en la expansión de la industria del petróleo.
Venezuela posee potencialidades extraordinarias que ubican sus ventajas comparativas y competitivas en una posición privilegiada. En lo inmediato y en el mediano plazo, puede aprovecharse el petróleo como fuente energética para producir hidrógeno, generar hidrógeno limpio a base de energías puras renovables sería el objetivo a largo plazo.
La transición ecológica venezolana se ha de apalancar en sus capacidades instaladas y pasa por derivar hidrógeno de la refinación de hidrocarburos.
Adecuar la tecnología petroquímica es posible y además fundamental, habida cuenta del viraje estratégico que ahora mismo viene registrándose a escala planetaria en el marco de la locomoción económica sostenible. Usar la infraestructura existente no sólo para procesar hidrógeno como subproducto derivado de la refinación, sino como producto final es el primer paso, luego escalar hasta procurar una manufactura ambiciosa que garantice el uso doméstico, así como también amplios excedentes exportables.
En el proceso de reconversión industrial petrolera también habría de ir instalándose la estructura de soporte, almacenamiento, distribución y repostaje, acometer asociaciones estratégicas para la producción local de vehículos y máquinas generadoras de electricidad libre de emisiones.
El proyecto eco socialista del Plan de la Patria es una manifestación inequívoca de la determinación política de Venezuela y de su revolución, por apuntalar el viraje rumbo a una soberanía energética renovable que asegure el porvenir a las próximas generaciones y al proyecto humano.
¿Si otras naciones están en ello, por qué la Venezuela bolivariana no?
Con información de Ambientum, El País, El Periódico de la Energía, France 24 y PV Magazine
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