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La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

por Haiman El Troudi
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La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

La destrucción de la  Amazonía brasileña se ha acelerado, entre los meses de mayo y julio, a la tasa más rápida en una década; en tan solo tres meses la deforestación arrasó con 3.913 kilómetros cuadrados de selva tropical debido al incremento de la tala, minería y explotación ganadera ilegales y como consecuencia directa de la “flexibilización” de las medidas de protección ambiental por parte del actual gobierno de Brasil.

Son alarmantes los datos publicados, el pasado 6 de agosto, por el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE), los cuales indican que solamente en julio se destruyeron 2.254 kilómetros cuadrados de la selva amazónica brasileña, lo que representa 278% más que los 596,6 kilómetros cuadrados correspondientes al mismo mes en 2018.

 

La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

 

En junio, el aumento fue de 88% con respecto al mismo período de 2018, con 920 kilómetros cuadrados de selva devastada. Respecto al mes de mayo, el INPE alertó sobre la deforestación de 739 kilómetros cuadrados, que representa un aumento en comparación con el mismo lapso del año pasado y el doble de 2017.

El total de 3.913 kilómetros cuadrados, devastados durante mayo, junio y julio de 2019, representan un poco más de la mitad de la deforestación ocurrida en los últimos 12 meses, que tuvo un incremento de 40% y sumó 6.833 kilómetros cuadrados en comparación a los 4.532 registrados entre agosto de 2017 y julio de 2018.

El continuo aumento de la tala coincide con la creciente renuencia del gobierno a actuar frente a las actividades ilegales, ha generado alarma entre ex funcionarios, científicos, investigadores, ambientalistas, ecologistas, dentro y fuera de Brasil, quienes han advertido que de continuar el incremento de ambas tendencias, ocurrirá una deforestación desmedida que generará cuantiosas pérdidas de la biodiversidad de la Amazonia, la selva tropical más extensa del mundo, que además de ser el pulmón del planeta, cumple un rol protagónico en la regulación del clima y el control del calentamiento global.

Crece la tala pero disminuyen las sanciones

La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

 

Desde que Bolsonaro asumió la presidencia, en enero de este año, el gobierno ha retirado la aplicación de advertencias y multas por el incumplimiento de disposiciones ambientales, así como la incautación o destrucción de equipos ilegales en áreas protegidas.

Las acciones por parte del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA, por sus siglas en portugués), principal organismo en materia ambiental, muestran una caída de 20% durante el primer semestre de 2019, en comparación con el mismo período de 2018, de acuerdo a un análisis de los registros públicos realizado por The New York Times.

En el caso particular de las multas de IBAMA por deforestación en la Amazonía, el número descendió 14% en comparación con el mismo período del año pasado, según lo publicado por la organización brasileña Observatorio del Clima.

Bolsonaro calificó las multas medioambientales como una «industria» que necesita ser cerrada y señaló que su administración revisará la autoridad de los agentes de protección ambiental para quemar vehículos y otros equipos madereros y mineros en áreas protegidas.

Desmantelando la gobernanza ambiental

La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

 

Los datos contenidos en el informe del INPE, cuyo análisis se basa en el Sistema de Detección en Tiempo Real (Deter, por sus siglas en portugués), fueron duramente atacados por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien calificó de “mentiras” las cifras proporcionadas por este organismo estatal, adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología.

El informe provocó, además, la destitución del director de esa institución, Ricardo Galvão, quien protagonizó una fuerte polémica con el mandatario. Darcton Damião, oficial de las Fuerzas Armadas de Brasil fue designado por Bolsonaro como director interino del instituto encargado de medir la deforestación en la Amazonía.

Ha sido una constante, desde el inicio del actual gobierno de ese país, las acciones y el discurso anti órganos de gestión ambiental; hechos que motivaron, a principios de Mayo, el pronunciamiento público de ocho ex ministros del Ambiente, a través de un comunicado y rueda de prensa, sobre el desmontaje de las políticas medioambientales y el desmantelamiento del sistema de protección ambiental.

Advirtieron los ex funcionarios que esto “refuerza la sensación de impunidad, que es la clave para más desmantelamiento y más violencia».

Entre todas las medidas destacan las transferencias de la Agencia Nacional del Agua al Ministerio de Desarrollo Regional, del Servicio Forestal Brasileño al Ministerio de Agricultura, y de los poderes de la Fundación Nacional del Indio (Funai), encargada hasta ese momento de la demarcación de las tierras indígenas, al Ministerio de Agricultura; la extinción de la Secretaría de Cambio Climático y del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), la disminución del Consejo Nacional del Medio Ambiente y, recientemente, la amenaza de la eliminación de áreas protegidas.

Acciones que incrementan los riesgos de devastación de la mayor reserva forestal del planeta, 7.000.000 kilómetros cuadrados, absorbe un 10% de las emisiones de dióxido de carbono y produce el 20% del oxígeno.

. «Estamos enfrentando el riesgo de una deforestación descontrolada en la Amazonía», escribieron en el comunicado conjunto los ocho ex ministros de Medio Ambiente».

¿Política antiambiental o de exterminio?

La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

 

Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil el 1 de enero de 2019, en sustitución de Michel Temer, quien ejerció el cargo de forma interina a partir del 12 de mayo de 2016, fue respaldado por el sector agroindustrial y pequeños agricultores que, en numerosas oportunidades, manifestaron su desacuerdo con los kilómetros de extensión del área protegida de la Amazonía y de la significativa influencia de los funcionarios de los entes y organizaciones medioambientales.

En su discurso de investidura afirmó: “El sector agropecuario seguirá desempeñando un papel decisivo en perfecta armonía con la preservación del medio ambiente (…) De esta forma, todo el sector productivo tendrá un aumento de la eficiencia, con menos regulación y burocracia”.

Durante los 8 meses de mandato ha realizado gestiones para eliminar la categoría de “área protegida” en zonas de la Amazonía, algunas de ellas, fueron frenadas por el Congreso y los tribunales brasileños pero no ha cesado en su intento  y ha dejado en claro que ni las reservas de protección ambiental, ni las tierras indígenas, ni las ONGs, ni los órganos de control como el IBAMA, representarán un obstáculo para el desarrollo.

Su discurso como candidato y ahora como Presidente evidencia su posición antiambientalista. Durante la campaña electoral afirmó que la política ambiental estaba “sofocando al país” y prometió, entre otras cosas, defender al sector de la agroindustria respecto a la explotación de más regiones de la selva amazónica con miras a aumentar la producción de carne y soya.

También manifestó su rechazo a la demarcación de tierras para los indígenas brasileños en la selva y advirtió que no habría “un solo centímetro cuadrado demarcado como reserva indígena”.

 

La devastación de la Amazonía brasileña crece vertiginosamente

 

Como presidente, Bolzonaro ha afirmado que su país “lo tiene todo para desarrollar” su región de la Amazonía, “pero el 60% del territorio está inmovilizado con reservas indígenas y otras cuestiones ambientales».

Ante las críticas internacionales por sus posturas sobre la Amazonía y el tema medio ambiental, manifestó en una oportunidad: “Brasil es como una virgen cotizada que todos los pervertidos extranjeros desean”.

Durante un encuentro con medios internacionales realizado en julio afirmó: «La amazonía es nuestra, no de ustedes (…) y los datos de deforestación son falsos».

Dos meses antes, el ministro de Seguridad Nacional, general Augusto Heleno Pereira, consideró como una «tontería» que el Amazonas fuera parte del patrimonio mundial. «La Amazonía es brasileña, la herencia de Brasil y debe ser tratada por Brasil en beneficio de Brasil», advirtió el funcionario.

Otros miembros del gobierno de Bolsonaro, como el ministro de Ambiente, Ricardo Salles y el jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, afirman que es una campaña de difamación orquestada por organizaciones no gubernamentales para dañar la imagen del país y relativizar “la soberanía de Brasil sobre el Amazonas”.

Desarrollo, sostenibilidad y agronegocio

 

La Amazonía fue eje central de la política medio ambiental de Brasil en las últimas dos décadas, siendo 2004 – 2012 el período el de mayores resultados de acuerdo a datos del Observatorio del Clima de Brasil: la tasa de deforestación de la Amazonía descendió 83%, gracias a las nuevas áreas de conservación creadas, el aumento del monitoreo y la eliminación de créditos gubernamentales a los productores rurales que fueron sorprendidos arrasando las áreas protegidas.

A partir de 2014, el proceso comenzó a revertirse mientras avanzaba la recesión económica y el poderoso sector agroindustrial demandaba aumentar la producción de soya y carne de res, los mayores impulsores de la deforestación de la Amazonía, “para satisfacer la demanda mundial”.

La Amazonía toda concentra el 30% de la biodiversidad del planeta, allí habitan más de 2500 especies de peces, 2200 especies de aves y mamíferos identificadas, 40 mil especies de plantas, cerca de 10 mil de árboles, 6,7 Km2 de bosques, el mayor sistema de agua dulce (cerca del 20%), además de proveer cuantiosas riquezas naturales y biológicas, posee 1 millón de ecosistemas de agua dulce y solo 2,1 millones de Km2 de áreas protegidas.

La destrucción de la Amazonía, no solo la porción brasileña, está en ciernes; de continuar la tendencia observada en el período mayo-julio de 2019, con un aumento vertiginoso de la tasa de deforestación y la disminución drástica de las medidas para enfrentarla, quedará a merced del agronegocio y su agresiva explotación indiscriminada y, con ello, peligra el futuro del planeta tal como lo conocemos hoy.

 

Con información de Actualidad RT, The New York Times, Observatorio del Clima, ReutersInstituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo  y El Confidencial.


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1 comentario

Estrella Alamo Villar agosto 21, 2019 - 1:20 pm

La ONU? cuando van a actuar contra Bolsonaro y grupo de criminales….la piel verde del planeta es la amazonía …es nuestro oxigeno, es la vida de la humanidad…es el agua dulce de todos. No todo es interés de enriquecer unos pocos mientras destruyen el planeta y asesinan la vida en todas sus expresiones. Hasta cuando?!!!! intervención internacional para apagar y reforestar …TODOS A SALVAR LA AMAZONÍA!!!!

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