Reducir el ruido, el contaminante más común que afecta la salud y la calidad de vida de las personas, es sin duda necesario.
Son muchos los efectos negativos que genera en los seres humanos. Entre ellos están la pérdida de la calidad del sueño, estrés, dolor de cabeza, alteraciones cardiovasculares, complicaciones gastrointestinales, cambios endócrinos, modificación del ritmo respiratorio y fatiga corporal.
El principal receptor de los estímulos sonoros en el cuerpo humano es el sistema endócrino, que produce cortisol y otros corticosteroides. La contaminación acústica interfiere además en la comunicación, ocasiona bajo rendimiento en el trabajo, falta de concentración o déficits de memoria.
Ciudad y contaminación acústica
El crecimiento de las ciudades en los últimos años y consecuente incremento de actividades, han traído cada vez más contaminación acústica. Es decir, la presencia en el ambiente de sonidos intensos o vibraciones que impliquen molestia, riesgo o incluso, daño a las personas y al ambiente.
Aunque se sabe la importancia de reducir el ruido en las ciudades, varios factores contribuyen a que siga creciendo en nuestras urbes. Falta de planificación urbana, ausencia o escasas medidas preventivas y correctivas para reducir este tipo de contaminación, son algunos de ellos. Pero la más importante, es la escasa conciencia de los riesgos que representa vivir expuesto a un nivel de ruido superior a lo tolerable, no solo por las personas sino también por las especies animales y vegetales con las que cohabitamos.
Los niveles de ruido
Los niveles de ruido se miden generalmente según su intensidad y nivel de potencia. La medida comúnmente utilizada para ello es el decibelio. Este representa la sensibilidad del oído humano ante las variaciones de intensidad sonora. Así, cero decibelios (0dB) equivale al umbral de audición del ser humano y se considera de forma genérica, el valor mínimo de audición.
La escala de ruido medido en decibelios conforme al oído humano va de 0 decibelios (dB), que mide el silencio, hasta 180 decibelios (dB), siendo 140 el máximo que un ser humano puede soportar. Sin embargo, desde los 100 decibelios (dB) comienza a causar daños al oído humano. De allí la importancia de reducir el ruido.
A pesar de que el sonido puede ser medido y determinado, el efecto sobre cada persona depende de factores como la edad, reacción ante las interferencias sonoras, condición de salud, entre otros.
Pero cuando un sonido afecta a la mayor parte de las personas, debe ser considerado sin duda como contaminación acústica.
¿Cómo protegernos de los ruidos?
Los sonidos se originan en cada persona, por lo que reducir el ruido se convierte en una acción individual y colectiva, que requiere de la conciencia de cada ciudadano.
Protegernos de los ruidos es necesario para cuidar nuestra vida, por ello se recomienda evitar la exposición a niveles sonoros elevados. Entre las acciones que podemos tomar para reducir el ruido están:
- No gritar a los niños ni enseñarles a gritar.
- Limitar el tiempo de uso de auriculares, emplearlos a un nivel moderado y procurar no usarlos en ámbitos o medios de transporte ruidosos.
- Explicar, llamar la atención y/o denunciar a quien tenga un comportamiento inadecuado respecto al ruido.
- Evitar escuchar música en ambientes con ruido, ya que se tiende a subir el volumen.
- Evitar los lugares de ocio ruidosos.
- Distribuir los espacios de la casa de manera que las áreas de descanso queden aisladas del ruido.
Comienza por casa
Desde casa podemos generar contaminación acústica, así que por allí deben comenzar las medidas para reducir el ruido.
Es necesario prestar atención a los sonidos que producimos, teniendo siempre presente el derecho de los otros a disfrutar de un ambiente confortable. A continuación unas recomendaciones para seguir en nuestros hogares:
- Respetar las horas de descanso y el horario nocturno.
- Evitar escuchar música o televisión a un volumen muy alto para prevenir molestias auditivas, tanto propias como para los vecinos.
- Preferir aparatos menos ruidosos.
- Evitar realizar actividades ruidosas en la noche como pasar la aspiradora o encender lavadoras.
- Realizar obras y trabajos en la casa de la forma menos ruidosa posible, más rápida y únicamente en el horario que establezcan las ordenanzas o normativas.
- Tratar de mover sillas, mesas u otros muebles sin molestar, especialmente cuando tengamos vecinos en el piso inferior.
- Cerrar las puertas sin dar golpes.
- De ser necesario, se recomienda insonorizar los espacios de casa donde se realizan actividades ruidosas.
- Educar a los perros para que sus ladridos no molesten.
- Avisar a los vecinos si se realizará alguna fiesta o evento, además de reducir el ruido para no efectar el descanso de los otros.
- Si se practica un instrumento musical, no se debe ensayar muy temprano o muy tarde, o en horarios que afecten a los demás.
- Tratar de ubicar la lavadora, equipos de sonido y refrigeradores lejos de muros divisorios de habitaciones o viviendas vecinas.
- Avisar a los vecinos si va a hacer reparaciones, arreglos o remodelaciones que generen ruido, a fin de que conozcan la duración, características de las posibles molestias y puedan programar mejor sus actividades.
- Evitar generar ruido al salir de fiestas, sobre todo en sectores residenciales.
Calles sin ruido
Nuestras ciudades suelen ser caóticas por la cantidad de gente que se mueve en ellas. Si bien son muchos y diversos los sonidos que nos rodean en las calles, está en nuestras manos reducir el ruido y su impacto. Compartimos algunas recomendaciones al respecto:
- Usar vehículos de motor solo cuando sea necesario. Además de reducir el ruido, contribuye a disminuir la contaminación atmosférica por gases de efecto invernadero.
- Moderar los tonos de llamada de los celulares y no escuchar música mediante los parlantes de los celulares en ámbitos públicos.
- No gritar ni causar alteraciones en la vía pública. Hablar con un volumen de voz moderada.
- Manejar pacíficamente, evitando escapes libres y aceleraciones innecesarias.
- Dejar el uso de la bocina solo para casos de emergencia o cuando sea estrictamente necesario.
- Mantener en buen estado el vehículo evita ruidos y vibraciones no deseadas.
- No realizar reparaciones de vehículos o motocicletas en la calle.
- Mantener cerradas las ventanas al escuchar música a volumen alto, sobre todo en vehículos con un sistema de amplificación de mayor potencia.
- Los profesionales que conducen vehículos con sirena, deben usarlas con moderación y responsabilidad para reducir el ruido.
- Si se emplean alarmas en automóviles procurar que sean de corta duración.
El ruido es una forma de contaminación y como tal puede ser nocivo para la salud, especialmente si la exposición a él es prolongada y/o a niveles muy altos. Tomar medidas para reducirlo y mejorar nuestra calidad de vida, es responsabilidad de todos y cada uno.
Con información de Línea Verde, Emagister, La Voz, Codex Verde y La Vanguardia
No te pierdas
> Buenas prácticas para usar bicicletas en centros urbanos
> Diez prácticas esenciales para un planeta sostenible