Nuestro país destaca con media docena de declaratorias de patrimonio cultural intangible de la humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que dan cuenta de los significativos avances logrados en trabajo conjunto con las comunidades del territorio nacional.
En tan sólo seis años Venezuela ha logrado incluir varias de sus únicas manifestaciones en la Lista Representativa para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
Se trata de cuatro manifestaciones criollas, reconocidas por su aporte a la diversidad cultural, al diálogo y al respeto mutuo, en un escenario intercultural que persigue el desarrollo sostenible de los pueblos con base a su riqueza cultural y espiritual, a saber: los Diablos Danzantes de Corpus Christi en el año 2012; la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire en el 2013; los conocimientos y las tecnologías tradicionales relacionadas con el cultivo y procesamiento de la Curagua en el año 2015 y la más reciente, el Carnaval de El Callao, inscrita en el año 2017.
Nuestro país asumió, además, el desafío de solicitar la incorporación en la Lista de Salvaguardia Urgente de dos expresiones cuya existencia y transmisión está en peligro, a pesar de los esfuerzos que han realizado los portadores y el Estado para su recuperación. Se trata de la tradición oral Mapoyo y sus referentes simbólicos en el territorio ancestral, inscrita en el año 2014, y los “Cantos de llano colombo-venezolanos”, incluidos en 2017.
Patrimonio venezolano con reconocimiento internacional
Desde el año 2008, el Estado venezolano se ha sumado al conjunto de países que unen esfuerzos por promover la salvaguardia de las expresiones del patrimonio cultural inmaterial de los pueblos del mundo. Las declaratorias obtenidas en los últimos años han sido producto de los significativos avances logrados, en relación estrecha con comunidades del territorio nacional, en la ejecución de investigaciones con la finalidad de presentar a consideración de autoridades y expertos internacionales variadas expresiones de lo afirmativo venezolano.
El resultado ha sido el reconocimiento de manifestaciones específicas de nuestro patrimonio cultural inmaterial, demostrativas de nuestra condición de sociedad multiétnica y pluricultural, tal como lo reconoce la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La Unesco ha conferido a estas tradiciones venezolanas el título de Patrimonio de la Humanidad o Patrimonio Mundial, entendiendo que se trata de “nuestro legado del pasado, lo que vivimos en el presente, y lo que le transmitimos a las futuras generaciones. Nuestros patrimonios culturales y naturales son irremplazables fuentes de vida e inspiración”.
Estas estrategias de visibilización internacional parten desde la propia autodeterminación de las comunidades portadoras de las respectivas manifestaciones. Se inician con el reconocimiento de las identidades culturales distintivas y de las experiencias de valoración patrimonial que los colectivos de tradición, alcanzan en sus realidades cotidianas específicas, en su condición de legítimos detentores del Poder Popular.
También en reconocimiento a sus esfuerzos, Venezuela fue recientemente elegida como miembro del consejo directivo de la Unesco, por la mayoría de los miembros del organismo, responsabilidad que ejerce desde 2017 hasta el 2020. Su finalidad es, tal y como lo establece la misión de éste órgano, contribuir a la paz y a la seguridad en el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones, y dentro de las actividades culturales que llevan a cabo, buscar la salvaguarda del patrimonio cultural mediante el estímulo de la creación, la creatividad y la preservación de las entidades culturales y tradiciones orales, así como la promoción de los libros y de la lectura.
Acciones mundiales para el resguardo del patrimonio
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue aprobada por la Conferencia General de la Unesco, celebrada en 2003. En esa instancia, la comunidad internacional asumió la necesidad de reconocer la relevancia de las manifestaciones y expresiones culturales que hasta entonces no tenían un marco jurídico y programático que las protegiera.
Complementaria de otros instrumentos internacionales que protegen el patrimonio cultural – como la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural – la Convención de 2003 tiene por objeto principal salvaguardar los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos, reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio inmaterial se puede manifestar en ámbitos como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el universo, y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional.
Esta definición, que figura en el segundo artículo de la Convención, comprende también los instrumentos, bienes, objetos de arte y espacios culturales inherentes al patrimonio cultural inmaterial.
Para la sociedad venezolana, en general, resulta satisfactorio el reconocimiento a escala mundial de estas expresiones del patrimonio cultural inmaterial venezolano, representación festiva de una memoria e identidad cultural. Y el trabajo no se detiene, Venezuela sigue fortalecida con una gestión conjunta que suma la experticia reunida desde hace sesenta años en el estudio sistemático de lo afirmativo venezolano, y la labor de colectivos de tradición conformados en Redes del Patrimonio y Diversidad Cultural, en ejercicio del poder popular legítimo, desde la voz protagónica de las comunidades, que seguirá llevando al escenario internacional sus manifestaciones culturales.
Con información de
http://www.diversidadcultural.gob.ve/
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