Rafael Martínez se siente feliz de que la Flor Sideral esté ubicada a poco más de 1 kilómetro de la Esfera de Jesús Soto, su maestro y amigo.
La Flor Sideral, escultura de gran formato creada por él para Viarte en 2014, está ubicada en la ladera Norte del Distribuidor Los Ruices en la autopista Francisco Fajardo, mientras que la Esfera, ícono del arte cinético venezolano y del paisaje caraqueño, se encuentra en la ladera Sur del Distribuidor Santa Cecilia.
Cuenta el artista plástico, nativo del estado Apure, Venezuela, que tuvo la oportunidad de escoger el lugar para erigir su Flor Sideral, una flor imaginaria del universo que nació de las estrellas, como él lo afirma.
“Flor Sideral es parte de un proceso escultórico a escala urbana que vengo desarrollando desde hace varios años, tengo obras en varias ciudades (del país)”, señala, refiriéndose a esculturas ubicadas en Caracas, Valencia y San Diego, en el estado Carabobo, y San Fernando de Apure.
De su relación con Jesús Soto, uno de los máximos representantes del arte cinético del Siglo XX, Martínez recuerda los años en que trabajó como su asistente en el taller que el maestro tenía en París, tiempo durante el cual se forjó una amistad que coexistió con la relación maestro-discipulo.
“Soto decía a los artistas que trabajan con él en su taller: ‘no digan por allí que yo soy su maestro, sólo que trabajan conmigo. La gente sabe que yo no doy clases’, siempre lo decía”, recuerda el creador apureño.
Rafael Martínez trabajó también con otro artista venezolano, gran exponente del arte óptico (Op-art): Carlos Cruz Diez.
“Con el mago del color trabajé en París, fui su ayudante en la instalación de sus cabinas de color”, en la salida del metro Odéon, Bd. Saint Germain, afirma.
De Carlos Cruz Diez resalta su chispa, su sentido del humor y lo divertido que es. “Soto era muy serio, a Cruz Diez le gusta contar chistes”, rememora.
Para el pintor y escultor venezolano, con más de 40 obras en espacios públicos, el arte forma parte del movimiento de la gente, la relación del arte y la arquitectura posibilita la participación, la interacción de la gente con las manifestaciones artísticas.
“Los artistas somos comunicadores. La obra de arte tiene que tener contacto con la gente y por eso trabajamos a escalas urbanas, nos salimos del salón, de la galería, del museo, porque muchas personas no van a esos lugares donde, tradicionalmente, se exponen las manifestaciones artísticas. Cuando las obras están en los espacios urbanos, las personas, desde los niños hasta los adultos, tienen la posibilidad de estar en contacto con ellas, disfrutarlas, interpretarlas, darles un significado, hacerlas suyas”, dice.
Sus 50 años de trayectoria artística fueron reconocidos, en 2016, con el Premio Armando Reverón, otorgado por la Asociación Venezolana de Artes Plásticas.
Rafael Martínez se define a sí mismo como un artista geométrico, pero no riguroso porque a través de sus creaciones busca romper la rigidez de las formas geométricas tradicionales.
“Sentí que me podía expresar de una manera mucho más agradable a través de la geometría, con volúmenes puros, primarios y eso me atrapó. Hablo de revelar lo oculto de la geometría (…). Un rombo, por ejemplo, es también un movimiento ondulante, como la vida”.
Nace en San Fernando de Apure, estado Apure
Con información de Vereda.ula.ve, Venprensa y la página del artista http://www.artespaciomartinez.com.ve
Soy un artista geométrico, pero no un geométrico riguroso porque me permito indagar en la libertad de las formas.
Rafael Martínez
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