Tres piezas componen las joyas de la Chinita: la corona, el portacorona y el cetro de la Reina Morena. Tesoros resguardados junto a ella en la morada que escogió desde hace cientos de años, la antigua iglesia San Juan de Dios, hoy Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Maracaibo, estado Zulia.
Estas tres joyas están compuestas por oro, plata y piedras preciosas, pero sin duda, el valor más importante de ellas reside en la fe y amor de un pueblo que en la década de 1940 contribuyó a hacer una corona de oro a la altura de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la querida Reina Morena de Maracaibo, el estado Zulia y toda Venezuela.

Así cada gramo de oro de la corona de La Chinita fue recolectado por la feligresía zuliana. El preciado metal donado por los devotos fue fundido en una sólida pieza de 10 kilos, luego tallada por el orfebre de origen austríaco Alberto Bishoff, quien la llenó de pedrería y agregó como remate celestial los serafines y titanes de plata que la sostienen en el portacorona.
Actualmente, las tres piezas, junto a otras importantes obras, forman parte de la colección de objetos de la Basílica, reconocida como patrimonio cultural venezolano.
Patrimonio cultural de Maracaibo y Venezuela

Basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Patrimonio de Maracaibo, del Zulia y de Venezuela.
Las joyas de la Chinita forman parte de la colección de objetos de la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, registrada en el Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano del municipio Maracaibo del estado Zulia, y por tanto reconocida como parte del patrimonio cultural de todos los venezolanos.
Contiene un cetro de oro de 18 kilates y piedras preciosas junto a la corona que luce la Virgen hecha para la coronación que se efectuó el 18 de noviembre de 1942, también realizada en el mismo y gemas.

La historia dice que fue hecha con todas las donaciones de fragmentos y piezas de oro realizadas por los zulianos para honrar a su patrona.
Estas piezas están ubicadas en la nave central de la popularmente conocida como Basílica de la Chinita, dentro del altar mayor, donde están guardados y protegidos en un nicho recubierto en mármol. Sólo se expone fuera de este lugar tres veces al año, para hacerle mantenimiento y durante el mes de noviembre durante la celebración del Día de la Chinita.
La corona de la Chinita

Creada por el orfebre austriaco Albert Bischoff, desde el 18 de noviembre de 1942, la corona que ostenta la Chinita es de 10 kilos de oro de 18 quilates, recolectado a pulso de fe por la feligresía. Iniciaba así la colección de joyas de la Reina Morena.
Creyentes de todo el estado donaron prendas grandes y pequeñas, fragmentos de oro, anillos, zarcillos, cadenas, pulseras y hasta morocotas para engalanar a su santa patrona.

Le sumaron gemas para construir una cúpula de orfebrería sobre la imagen tallada de la Sagrada Dama del Saladillo. Todo el conjunto está sostenido por dos ángeles de plata, también obra de Bischoff y tuvo un costo de 250 mil bolívares.
La corona de la Virgen de Chiquinquirá está compuesta por un aro inferior mide 27 centímetros, 43 en la parte más ancha y 43 centímetros más de altura. Está hecha con 10 kilos de oro sólido, rematada por una cruz de brillantes, y adornada con 169 piedras preciosas entre esmeraldas, rubíes y zafiros. Correspondió al obispo de Maracaibo de entonces, Marcos Sergio Godoy, colocar la nueva corona a la Virgen.
El cetro y el portacorona
Con motivo del aniversario número 25 de su coronación, la Reina Morena recibió su cetro de manos del cardenal José Humberto Quintero, el 18 de noviembre de 1967.

Se trata de una pieza de oro 18 quilates de 75 centímetros de largo, con 123 piedras preciosas en las que destacan las incrustaciones de esmeraldas. Aunque su procedencia no está bien clara, Enairo Villasmil, el joyero de la virgen, afirmaba que se cree que fue confeccionado en Alemania.
Por otra parte, el portacorona está conformado por cuatro ángeles de plata de 10 kilos cada uno. Estas dos piezas componen también parte de las joyas de la Chinita.
El joyero de la Virgen

Enairo Américo Villasmil Sánchez “el joyero de la Virgen”.
A Bishoff le tomó el testigo Enairo Américo Villasmil Sánchez, quien se encargó por 41 años del mantenimiento de las joyas de la Chinita, por lo que fue conocido como “el joyero de la Virgen”.
Villasmil nació en la calle Venezuela del barrio El Saladillo de Maracaibo y falleció en su ciudad natal en 2011. Cuando era joven no sintió atracción por ninguna profesión ni oficio hasta que conoció el arte de crear joyas en 1939. Además, se encargaba de guiar a los jóvenes de su comunidad en el deporte creando, con la ayuda de los representantes de la Basílica, un equipo de béisbol al que denominó Amparo.
El entonces sacerdote Roberto Lückert estuvo en una reunión con los padres de estos jóvenes en la que le preguntó a Enairo cuál era su profesión y él contestó rápidamente, que era joyero, por lo que el cura le confió la responsabilidad de limpiar, restaurar y cuidar las joyas de la Patrona del estado Zulia. Contaba Villasmil que en el primer encuentro con La Chinita sintió que lo había elegido para que se encargara de conservar sus reliquias. Desde entonces, cada vez que iba a limpiar las joyas le pedía permiso a la virgencita.

Cuando Enairo Villasmil tuvo acceso a las joyas, la corona, el trono y el cetro, presentaban muestras del poco cuidado profesional que le habían dado. El cetro y la base, para ese entonces, eran de bronce y si no se limpiaba diariamente aparecía un desagradable color verdoso. Entre las responsabilidades de Enairo estaban clasificar y acomodar los milagros de la feligresía en agradecimiento por los favores recibidos; reparar y confeccionar todas sus joyas; así como profundizar en el estudio de la devoción de la voluntad popular.
Los nuevos joyeros

Actualmente, la labor de mantenimiento de las joyas de la Chinita ha quedado en manos de cuatro personas que, cuatro veces al año, en medio de un secreto solemne y previa devota solicitud a La Chinita, limpian el trono, el cetro, la corona, el portacorona y el retablo de la Santa Patrona para su mantenimiento.
Ángel Fuentes se encarga de desarmar y restaurar el portacorona, el relicario y hacer los ajustes de las piezas. Mientras que Lino Perozo, quien es arquitecto, se ocupa de la sagrada “tablita”.
Por su parte, Leonardo Lo Iacono, químico de profesión, limpia cada una de las piezas hasta que brillen, y finalmente, Ronal Morales, nieto de Enairo, asume la limpieza de los ángeles.
La historia del robo de las joyas de la Chinita
En redes sociales se cuenta una historia sobre el robo de las joyas de la Chinita ocurrido el 30 de octubre de 1922. De acuerdo al diario Panorama, ese día descubrieron que habían robado las prendas y piedras preciosas que adornaban a la Virgen de Chiquinquirá. “En la mañana de hoy hemos sido tristemente sorprendidos por el atentado cometido anoche en la Sagrada Imagen de la Virgen”, decía la primera plana del periódico.
Los ladrones no solo despojaron a la Reina Morena de las joyas que adornaban el trono de la imagen, sino además rompieron el vidrio que la protege y le arrancaron partes de oro que la embellecían, específicamente su aura derecha. Afortunadamente no le causaron desperfecto alguno.
Toda la feligresía repudió el robo y junto con la Iglesia y los Servidores de María promovieron la realización de un Triduo de Desagravio a Nuestra Señora de Chiquinquirá, que se realizó los días 03, 04, y 05 de noviembre con una misa a las 6:00 de la mañana, en la que la imagen estuvo expuesta para veneración de los fieles.
El último día se realizó una procesión con la reliquia de la Virgen en los alrededores de la Basílica con la participación de todos los fieles y el clero de la ciudad.
Con información de El Zuliano Rajao, Últimas Noticias, Devoción Chiquinquireña, Amigos del Zulia y Cinesa
Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2010, Municipio Maracaibo, estado Zulia. Instituto del Patrimonio Cultural, Caracas, 2010.
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