Un nuevo 18 de noviembre. Maracaibo vuelve a amanecer al ritmo del furro, el cuatro, la charrasca y la tambora. La Chinita inicia la Navidad con oraciones y gaitas; fiestas y fervor religioso que cobran fuerzas y se propagan por toda Venezuela, potenciadas con el calor de la fe del pueblo zuliano.
Es el amanecer más esperado en la tierra del sol amada, porque se rinde homenaje a su Patrona, a la Chinita, a la Reina Morena, a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Se cumplen 310 años del hallazgo y 77 de la coronación canónica de esta advocación de la Santísima Virgen María, que es expresión pura del amor, la veneración, la entrega y la esperanza de sus devotos en el estado occidental o donde viva un maracucho, una maracucha; donde viva un zuliano, una zuliana.
A San Juan de Dios nos vamos
Fue La Chinita la que escogió su morada cuando la llevaban en procesión a la catedral de Nueva Zamora de Maracaibo, y se puso tan pesada que obligó a la feligresía a preguntarle el rumbo a seguir con oraciones y ruegos, lo que los llevó a la humilde iglesia de San Juan de Dios, hoy convertida en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, en cuya plazoleta el pueblo marabino le canta el Cumpleaños Feliz y las mañanitas como colofón del Amanecer Gaitero.
“El 18 de noviembre a San Juan de Dios nos vamos y rogamos, te adoramos, Virgen de Chiquinquirá, porque vos con tu bondad, milagrosa virgencita, teneis la gracia infinita de bendecir mi ciudad”, reza el coro de la canción con la que la agrupación gaitera Maracaibo 15 rinde tributo a la Virgen Morena, en la que describe la celebración: “El pueblo maracaibero se reúne en la placita, esperando virgencita el amanecer gaitero, con tonos y characheros entonan gaitas y danzas, cantos llenos de alabanzas con el fervor más sincero”.
Hace 310 años, una tablita llegó cerca de una lavandera, quien cumplía su faena a orillas del Lago de Maracaibo, entonces lago de Coquivacoa. Convencida que le sería útil para tapar una tinaja de agua, la llevó al hogar de María Cárdenas, en el barrio El Saladillo, donde al notar que apareció la imagen, como religiosa la colgó en señal de respeto. Poco tiempo después, al buscar la razón de un fuerte ruido, vio una luz y apareció nítidamente la imagen de una virgen con un niño en brazos y un santo a cada lado en la tablita. ¡Milagro!, ¡Milagro! gritó, ante lo que acudió un grupo de vecinos que también presenció la sorprendente escena. Desde entonces y al calor de la fe zuliana, la veneración a la virgen de la Chiquinquirá va en aumento.
En detalle, tres imágenes aparecieron en la tablita. En el centro se puede observar a la virgen de Chiquinquirá con un niño en sus brazos, al lado derecho se encuentra San Antonio de Padua y en su mano se puede ver un lirio. Del lado izquierdo se encuentra San Andrés Apóstol y tiene en su mano derecha un libro abierto.
Oraciones al ritmo de gaita
Una de las demostraciones más sublimes, conmovedoras y populares del inmenso amor que los zulianos sienten por la Chinita, son las gaitas que a lo largo de décadas le han compuesto las agrupaciones de este género musical autóctono del estado Zulia.
Escuchar las composiciones en honor a la virgen de la Chiquinquirá, que los gaiteros marianos han creado a lo largo de los años, puede producir la euforia de una fiesta; o evocar los cantos de alabanza a Dios de los salmos; o producir una catarsis ante la problemática regional. Pero también puede dar la paz espiritual de una hermosa oración:
“Una luz en el camino me dijo vente conmigo
Una luz en el camino me dijo tu eres mi hijo
Una luz en el camino me llevó hasta El Saladillo
Y a mi corazón herido, desde su tablita dijo;
Sin fe y sin rumbo fijo, sentí que a mi alma le dijo:
Si tienes sed soy el agua, si tienes hambre soy pan
Si tienes frio el abrigo, viniendo a mí encontrarás,
una luz en el camino que tus pasos guiará.
Yo soy la Madre de Cristo, yo soy la Chiquinquirá”.
Y hasta puede ser testimonio de los milagros por los que esta advocación mariana intercede ante su hijo, Jesús:
“Una luz en el camino en ella encuentra el enfermo
Una luz en el camino para su cura y remedio
Una luz en el camino está en la oración y el templo
El templo donde venimos año tras año a tu encuentro
Donde a la Chinita pido y ella responde a mi rezo.
Yo soy la Chiquinquirá, yo soy la Chiquinquirá
Yo soy la madre de Cristo, yo soy la Chiquinquirá”.
Y es en la Basílica donde cada año pagan las promesas cumplidas por la Virgen hombres, mujeres, niños, niñas, adolescentes, ancianos, ancianas. Van de rodillas, con bastones, descalzos, en sillas de rueda. Siempre van, porque las gracias que obtienen por intermediación de la Chinita son innumerables.
Los devotos cuentan con diversas oraciones para pedirle favores a la virgen de Chiquinquirá, mientras que ella cuenta con un himno y una oración especial para la Guardia Nacional, debido a que es la Patrona de este componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La Chiquinquirá en Venezuela, Colombia y Perú
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá también es la patrona del municipio Chiquinquirá del departamento de Boyacá, en Colombia, y de la ciudad de Caraz, capital del distrito homónimo ubicado, en Perú.
Es el municipio colombiano el que da el nombre a esta advocación de la Virgen María, pues fue allí donde se mandó a pintar el lienzo original con las imágenes que lo integran. A los 10 años de su creación, el lienzo se deterioró a causa de la humedad acumulada porque la capilla tenía el techo de paja. Fue abandonado en una habitación que casi no se usaba.
De acuerdo a la historia, en 1586 María Ramos, una mujer del lugar que sabía que en la pintura estuvo la imagen de la Virgen, reparó la habitación que era un viejo oratorio y colocó al lienzo en el mejor lugar, pidiéndole diariamente a ésta que se manifestara, lo cual hizo el 26 de diciembre de ese mismo año.
Fue una indígena de nombre Isabel quien le enseñó a María la pintura brillando y totalmente restaurada: era el milagro de la restauración, el cual se repitió en el estado venezolano del Zulia, en 1709, cuando la tablita (presumiblemente lanzada como despojo en el mar, por un saqueo de algún pirata a un barco colombiano) recogida por una lavandera brilló en la casa de María Cárdenas al tiempo que aparecía la misma imagen. Con ambos hechos, se inició la devoción mariana por la Chiquinquirá en Colombia y Venezuela.
Ambas naciones también comparten el que el papa Juan Pablo II haya visitado las basílicas de las dos vírgenes. La de Venezuela, con sede en Maracaibo, estado Zulia, fue en 1985, mientras que a la del municipio Chiquinquirá de Boyacá, le correspondió el turno al año siguiente.
Otras historias aseguran que el Libertador Simón Bolívar visitó el trono de la virgen de Chiquinquirá de Boyacá para agradecerle, luego de que con los tesoros ofrendados por sus fieles se financiara la tercera parte de los gastos que Cundinamarca se comprometió a aportar para la causa libertadora.
Y es con Simón Bolívar con quien se enlazan las historias de las vírgenes de la Chiquinquirá venezolana y la de Perú, pues entre las versiones sobre la aparición del lienzo de la Virgen en el templo de Caraz, en la provincia de Huaylas, Áncash, se dice que fue llevado allí por un miembro del ejército del prócer caraqueño, en el año 1823.
De la Feria de la Chinita a la fiesta decembrina
Con ingredientes de los homenajes a la Reina Morena, que duran todo el mes de noviembre, así como con las celebraciones religiosas en su honor, se va sazonando la llegada del nacimiento del Niño Dios en el Zulia y, desde hace no pocos años, en otras entidades del país, pues el último sábado de octubre se realiza la bajada de la Chinita de su nicho, acto que comienza con una eucaristía que da inicio a la feria homónima, que concluye el primer domingo de diciembre con la procesión de la Aurora y la subida de la Virgen a su altar.
La presentación de agrupaciones gaiteras ameniza la celebración del primer día en el parque Rafael Urdaneta, ubicado cerca del santuario de la Madre Espiritual de los zulianos: la Basílica de Nuestra Señora de la Chiquinquirá. Destaca, además, el encendido del alumbrado de la avenida Bella Vista de Maracaibo.
A lo largo del mes de noviembre es elegida la reina de la Feria y se realizan bailes, con artistas y agrupaciones nacionales e internacionales tanto en sitios públicos como en locales privados de Maracaibo, además de amaneceres gaiteros y el clásico de beisbol Feria de la Chinita, con el quipo Águilas del Zulia como anfitrión.
El día central de la celebración de la Feria (el 18), se oficia una Misa Pontificia y se realiza la denominada procesión corta, que incluye un recorrido lacustre por todos los muelles de los principales puertos del estado Zulia. A la semana siguiente se realiza la conocida Procesión de la Aurora, en la que se saca la imagen de la Basílica a las tres de la madrugada, para que reciba el día en la calle. Ese domingo, la imagen es subida de nuevo a su nicho. Pero la fiesta no para porque ya ha llegado la Navidad, el Niño Dios asume el puesto de honor ¡Y que siga la celebración!
Con información de Panorama, Revista Venezolana, revista Semana y Iperu
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