Una vista de 360 grados muestra la Esfera de Caracas, impactante escultura que se ha convertido en símbolo de la capital de Venezuela. La Esfera de Soto, como también se le conoce, recibe con luz y color a todo el que transite por el nuevo Distribuidor de Santa Cecilia, en la autopista Francisco Fajardo.
Esta creación artística de gran escala urbana ostenta una estructura de 13 metros de altura, que sostiene mil 800 varillas de aluminio, las cuales, bajo la subjetividad de la mirada del espectador, conforman una esfera perfecta, iluminada por un sistema que la hace aún más atractiva en las noches caraqueñas.
La escultura del maestro del cinetismo Jesús Soto, con su intenso color naranja y ondulante movimiento, reivindica un concepto compartido por los consagrados artistas venezolanos: poner el arte al alcance de todos, sacarlo de los museos y de la contemplación privada para llevarlo a la calle, a los espacios públicos, donde se conjugan con el medio ambiente, lo impactan de manera positiva, permitiendo que el citadino pueda acceder al hecho creativo.
De inspiración del Orinoco a ícono de la urbe
Movimiento, paisaje, color, luz han convertido a la esfera, con el pasar de los años, en un ícono de la ciudad de Caracas. En su dinámica estructura parece hacerse tangible la fuerza del río Orinoco, cuyas aguas vieron crecer al Maestro Soto.
La esfera está compuesta por un conjunto de mil 800 varillas de aluminio huecos de tres cuartos de pulgada, sujetas por guayas de acero inoxidables de 2,5 milímetros de espesor, y suspendidas desde una estructura metálica que se levanta a 13 metros de altura.
Estas varillas, de color naranja, construyen en conjunto la imagen de la esfera flotante que puede apreciarse desde una de las principales vías más transitadas de Caracas.
Historia de la Esfera de Caracas
Su instalación en 1997, en el encuentro entre el este y el oeste de la autopista Francisco Fajardo, como parte del plan “Un cariño para mi ciudad”, dejó en evidencia la efectividad de la alianza público-privada en el rescate de espacios para el disfrute de los habitantes de la urbe.
Lamentablemente años después, el deterioro producto de los años y el vandalismo sólo dejaron las guayas colgando del pórtico.
Para recuperar el esplendor de la Esfera de Caracas, una de las piezas a escala urbana más importantes concebidas por Jesús Soto, ha pasado por dos importantes procesos de restauración realizados por el Gobierno venezolano, uno en 2006 y otro en 2017.
Un año después de la muerte del artista, se realizó una reconstrucción completa de la obra, que incluyó un sistema de seguridad, una zanja y un cerco eléctrico. En el año 2010 el sistema de seguridad fue reforzado, y se incluyó un sistema de cámaras.
Visión renovada en 360
En 2017 la escultura fue reinagurada bajo el nombre “Esfera Caracas Visión 360 grados”, después de haber sido intervenida para ser restaurada y reubicada a 15 metros de su lugar original debido a que se realizaba, en el marco del plan de Soluciones viales para la Gran Caracas, una transformación estructural de la autopista Francisco Fajardo que contempló la construcción de un nuevo distribuidor vial.
Al desplazar la obra, se desmontó por completo. De la mano de la Fundación Soto se restauraron todas sus piezas y se realizaron réplicas de las varillas, para contar a futuro con repuestos.
Además los árboles que se encontraban alrededor del espacio utilizado para la colocación de la obra de arte, fueron replantados en el Parque Generalísimo Francisco de Miranda.
Los trabajos en la esfera contemplaron la reducción de la iluminación, para contribuir con el ahorro energético, y la construcción de un sistema hidroneumático, que riega el paisajismo de la estructura.
Hoy, las personas que transitan por la avenida Francisco Fajardo y por el puente Santa Cecilia, pueden observar la pieza artística en sus 360 grados de circunferencia gracias al sistema de alumbrado en los cuatro ejes cardinales, que proporcionan una mejor visibilidad de la obra.
Espacio urbano para la reflexión
La Esfera de Caracas sin duda alguna es una muestra de que es posible generar calidad de vida a través del hecho cultural, pues la revalorización, y conservación del patrimonio cultural, es un instrumento para restablecer la esencia y espiritualidad de lo afirmativo venezolano.
Convertir las vías de la urbe en un museo a cielo abierto es un sueño alcanzable que se ha venido construyendo en los últimos años, cuyo mantenimiento y crecimiento solo es posible con la participación consciente de todos los venezolanos.
Para evitar volver a caer en el deterioro sufrido otrora por la Esfera de Soto se requiere la corresponsabilidad del habitante de la urbe en la conservación de éste y otros espacios, que contribuyen a mejorar su calidad de vida. Ningún exhorto al respecto está de más.
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