El chachafruto forma parte de la gran variedad de especies vegetales presentes en nuestro país, poco conocida y menos aún aprovechada, tanto por el valor de sus propiedades alimenticias como agroecológicas.
Si bien no hay documentación abundante sobre el origen de esta legumbre con un alto contenido de proteínas, existen registros que lo ubican en Los Andes tropicales. Se distribuye desde la Cordillera de Mérida, en Venezuela, pasando por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina.
Erythrina edulis es su denominación científica y en Venezuela, además de chachafruto, es llamada frijol mompás, bucare y balú. Mientras que en Colombia se le conoce como balú, baluy, frijol balú, chaporuto, poruto, frijol mompás, sachafruto y sachapuruto.
Los ecuatorianos la nombran guato, sachaporoto, zapote de cerro, frijol de monte, pashullo, poroto y porotón. En Perú los nombres comunes son como basúl, pajuro, antiporoto, pashuro, pashigua, poroto y pisonay; en Bolivia como sachahabas y en Argentina como pashuro, pajuro, sachaporoto del basul o purito del sacha.
Nutritivo alimento para consumo humano y animal
La utilidad del chachafruto como alimento humano y animal es quizás su principal cualidad. Rica en proteínas y baja en grasas, esta legumbre también aporta fibra, minerales y carbohidratos. Elementos presentes en sus hojas, vainas y semillas con diferentes composiciones.
De las semillas contenidas en las vainas (frutos del Erythrina edulis) se obtienen harinas, hojuelas, pastas o cremas que se emplean en la pastelería y la repostería (galletas, tortas, coberturas, etc.). Puede consumirse directamente en sopas, puré, ensaladas, encurtidos, fermentados, aceites aromatizados, entre otras.
Para el consumo animal, Erythrina edulis puede emplearse para elaborar un alimento concentrado para la trucha y otras especies de peces. Por otra parte, las hojas y ramas tiernas se emplean como forraje para alimentar a las cabras, caballos, cerdos y conejos. Las hojas son ricas en potasio pero pobres en calcio. En tanto la semilla cocida puede reemplazar al alimento concentrado para pollos, ganado vacuno, cerdos, ovejas, cuyes y peces en un 60%.
El chachafruto protege el medio ambiente y nacientes de ríos
El valor del árbol de chachafruto va más allá de sus cualidades como alimento y uso terapéutico para el ser humano. Sus propiedades agroecológicas también son importantes.
Por un lado, aporta gran cantidad de material orgánico a la tierra, debido a la caída periódica de sus hojas que devuelven al suelo los nutrientes extraídos. Cuando las raíces se unen simbióticamente con bacterias del género Rhizobium y forman nódulos, facilitan a la planta fijar el nitrógeno atmosférico mejorando la fertilidad y la calidad del terreno. Además, si se asocian con hongos micorrícicos vesiculares arbusculares y forman micorrizas, el árbol de chachafruto absorbe minerales como el fósforo.
Erythrina edulis proporciona refugio a aves, insectos y animales vertebrados, sirve como alimento a vertebrados e invertebrados, incluyendo masticadores, chupadores y polinizadores. Entre otras de sus utilidades destaca su uso en sistemas agroforestales para brindar sombra a cafetales, cultivos de cacao y cercas vivas, lo cual resulta un método efectivo para proteger las cuencas hidrográficas.
Usos terapéuticos del Erythrina edulis
Son varios los usos terapéuticos del chachafruto. Uno de ellos en la prevención de la osteoporosis mediante su consumo regular. También sirve para eliminar toxinas del organismo, como regenerador celular, aliviar o curar la cistitis.
En medicina popular venezolana, las semillas se emplean como diurético, y los peruanos toman el cocimiento de las semillas para curar la cistitis, así como el agua de las flores para aliviar la irritación de los ojos.
Por su contenido proteico el chachafruto se ha venido empleando, recientemente, para el desarrollo de productos libres o de bajo contenido en fenilalanina para el tratamiento de pacientes diagnosticados con Fenilcetonuria.
Con información de Centro Multidisciplinario de Ciencias Loma de Los Guamos (IVIC), Bitácora (IVIC) y Fundación Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres
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