Los ciclones tropicales incrementan la probabilidad de que se produzcan incendios forestales y, a su vez, éstos afectan cómo responden los bosques a este fenómeno meteorológico.
Así lo revela un trabajo científico, publicado recientemente en la revista Trends in Plant Science, que analiza el impacto del cambio climático en la frecuencia e intensidad de los ciclones e incendios, cómo interactúan los ciclones tropicales y los incendios forestales, por qué se podrían ver, en el futuro, incendios en lugares poco probables.
El daño a los árboles ocasionado por los fuertes vientos y las lluvias torrenciales que acompañan a los ciclones tropicales, puede aumentar las cargas de combustible en el suelo (hojas, ramitas, ramas y troncos que cayeron tras el paso de la tempestad) y la sequedad en el sotobosque, al tiempo que incrementa la probabilidad, la intensidad y el área de incendios posteriores.
El grupo de investigadores, pertenecientes a instituciones académicas y de investigación de Francia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Australia, Nueva Caledonia y México, señala que a medida que el cambio climático aumenta la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como los ciclones tropicales, y las temperaturas continúan subiendo, es probable que las tormentas o tempestades alcancen lugares que lo que no han llegado antes.
¿Cómo afectan los ciclones a los ecosistemas forestales?
Los ciclones tropicales provocan fuertes vientos, incluso vientos huracanados con velocidades de entre 119 km/p y superior a 200 km/h; lluvias intensas y mareas de tempestad, que pueden causar daños severos a los bosques.
A su paso, los fuertes vientos del ciclón provocan daños en los árboles al derribar sus hojas, ramas y troncos al suelo, que se constituyen en combustible para futuros incendios. Pero, además, el viento abre el dosel (capa de ramas y hojas formada por las copas de árboles de los bosques que suelen cubrir grandes áreas) y deja pasar más luz del sol al sotobosque, promoviendo el crecimiento de arbustos y hierbas que también son combustibles.
Explica el ecólogo vegetal Thomas Ibáñez, autor principal del trabajo y miembro del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sostenible de Francia que trabaja con la Universidad de Montpellier, que “cuando el dosel se abre, hace que el sotobosque sea más seco, porque el dosel suele dar sombra al sol y encierra la humedad”.
De acuerdo a Ibáñez se requieren tres condiciones para que se produzca un incendio: “Combustible para quemar, un microclima suficientemente seco y una fuente de ignición. Los ciclones pueden afectar a los tres elementos”.
Ciclones e incendios forestales, incidencia mutua
Además de hacer más vulnerables a los ecosistemas forestales, al incrementar la probabilidad de que se produzcan más incendios, los ciclones también pueden aumentar, de forma indirecta, los casos de ignición generados por el hombre, cuando transforman los bosques en áreas para la actividad agrícola.
Las actividades humanas que fragmentan los bosques e introducen plantas con un mayor porcentaje de inflamabilidad, aumentan más todavía la intensidad y la frecuencia de los incendios forestales.
Pero también los incendios pueden cambiar la forma en que los ciclones tropicales afectan a los bosques. “El fuego no puede afectar directamente a la probabilidad de los ciclones porque éstos se originan en los océanos, pero sí puede afectar a la respuesta del ecosistema a los ciclones. Un incendio puede hacer que los árboles sean más débiles para resistir los vientos fuertes o puede matar árboles y promover el rebrote de árboles menos resistentes a los ciclones”, explica Thomas Ibáñez.
Varias perturbaciones al mismo tiempo
El calentamiento global y los cambios que provoca en el clima está modificando los regímenes de ciclones e incendios en todo el mundo, aumentando tanto la frecuencia como la intensidad con que se producen.
También provocan, a su vez, cambios en las interacciones ciclones-incendios que modifican los biomas y sus distribuciones. En ese sentido, el incremento de la frecuencia y la intensidad de las interacciones entre ciclones e incendios, desplazan los bosques de dosel cerrado a estados de bioma degradados y abiertos, así como las sabanas y bosques de dosel abierto, a pastizales sin árboles.

Fotografía: AFP
Ante estos cambios provocados por un clima más caliente y unas temperaturas globales que siguen en aumento, los autores del trabajo aspiran profundizar el estudio sobre las interacciones entre los ciclones y los incendios para comprender sus efectos locales, regionales y globales.
“Nos gustaría entender mejor cómo varía este fenómeno según el lugar. Así podríamos predecir, con el cambio climático, qué lugares se verán más afectados. Un componente importante del cambio global es que los ecosistemas no se enfrentan a una sola perturbación, sino a una mezcla de varias, y la interacción entre nuevas perturbaciones puede dar lugar a efectos inesperados”, señala el autor principal del trabajo Thomas Ibáñez.
Con información de Trends in Plant Science y Europa Press
Gráfica del estudio de Trends in Plant Science
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