Tan solo 13 meses después que los hermanos Lumière dieran a conocer en París, Francia, el invento que permitía proyectar imágenes en movimiento, al cual llamaron cinematógrafo, se estrenaron en Venezuela las dos primeras películas de producción nacional, dejando ver con ello, ya desde las postrimerías del siglo XIX, al cine venezolano como uno de los principales pioneros en Latinoamérica.
Una investigación sobre publicidad, adelantada por Clavo y Torrealba, encontró por accidente la que tal vez sería la primera cartelera cinematográfica en la que se anunciaba la proyección de dos películas venezolanas: Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo; la función se llevó a cabo en el Teatro Baralt, pasada la tarde del 28 de enero de 1897.
El cine había llegado a Venezuela, a través del Caribe, a la ciudad de Maracaibo, desde el 11 de julio de 1896, de la mano del empresario Luis Manuel Méndez, quien importó un vitascopio de Thomas Armat y Thomas Alva Edison, con el que por primera vez se proyectaron imágenes en movimiento en tierra venezolana; paralelamente, la empresa de los hermanos Lumière, había enviado a Latinoamérica a su representante, Gabriel Veyre, a comercializar su cinematógrafo.
Escenario de la historia

Fotograma de «Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa», 1897.
La afortunada revelación de Clavo y Torrealba erigió al Teatro Baralt de Maracaibo en la memoria de los venezolanos, como el escenario para el nacimiento del cine en el país. Esta sala fue inaugurada el 24 de julio de 1883 y debe su nombre a Rafael María Baralt, historiador, periodista, escritor y poeta venezolano. La edificación original fue demolida en 1928, y sustituida por el actual edificio que abrió sus puertas en 1932.
Importantes historiadores del cine venezolano (Marrosu y Acosta), sugieren que la proyección del 28 de enero de 1897 fue realizada con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, proporcionado por Gabriel Veyre, ya que Manuel Trujillo Durán estaba ausente de la ciudad para esos días; equipado con su vitascopio, el 8 de enero de ese año había emprendido un viaje para filmar escenas en Los Andes y Colombia. Por esa misma razón, aunque generalmente se ha atribuido la autoría de los dos primeros filmes a Trujillo Durán, existen razonables dudas sobre esa afirmación.
La primera función
El primer cortometraje exhibido fue Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa, y muestra a un cirujano extrayendo una pieza dental a un hombre. El segundo, Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo, recoge imágenes de jóvenes en las aguas del lago y escenas de la ciudad. Los dos se acercaban al género que en la actualidad se conoce como documental y, estilísticamente se asemejaban a las llamadas “vistas” del cinematógrafo Lumière, que mostraban actividades cotidianas, sin finalidad narrativa.
En la misma función del 28 de enero, se exhibieron también dos películas de Lumiére, una de ellas la famosa producción con la que se presentó el cine por primera vez en el mundo, La llegada del tren a la estación, cuya proyección causó gran impacto en la audiencia parisina. La jornada cultural contó también con una película estadounidense de Thomas Alva Edison y una presentación previa de la ópera de Gaetano Donizetti, “La Favorita”.

«Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo», 1897.
Algunas crónicas de la época reportaron que la función no fue tan exitosa. A pesar de que el público tenía curiosidad por ver las imágenes en movimiento, no mostraron mucho interés por las películas en sí mismas; además, la velocidad de proyección fue inicialmente irregular y algunos espectadores criticaron incluso el exceso de iluminación del teatro Baralt durante la función.
Aunque no existen copias preservadas de ninguna de estas películas, en el año 2017, para el 120º aniversario del cine venezolano, se presentaron fotogramas resguardados en el archivo fotográfico zuliano, recreando un aproximado de cómo debieron lucir originalmente. En cuanto a la trama del cortometraje, el dentista no fue identificado formalmente y el Hotel Europa, donde se filmó la película, fue vendido, en 1913 fue convertido en el Hotel Zulia y demolido 40 años después; en su lugar fue construida la actual sede del Consejo Municipal de Maracaibo.
Pioneros del cine venezolano

Manuel Trujillo Durán
Los hermanos Trujillo Durán, operadores del vitascopio, pasaron a la historia como pioneros del séptimo arte en nuestro país. El nombre de Manuel Trujillo Durán en particular, es reconocido en todo el estado Zulia por su aporte a la cultura venezolana, pero sobre todo, por conectar a la región con el mundo desde la perspectiva de descubrimientos notables como el cine, así como la difusión del arte y la literatura.
Este polifacético artista venezolano nació en Maracaibo el 8 de enero de 1871 y murió en esa misma ciudad, el 14 de marzo de 1933. Fue artista visual, fotógrafo, cineasta, periodista y empresario. Además, ebanista, mecánico, aficionado de la astronomía, dueño de un taller de hojalata, pintor, impresor, cirquero y humorista.
En 1896 fundó, junto a su hermano Guillermo, un taller de foto-grabado de donde salió la revista “El rayo de luz”. Sus trabajos fotográficos fueron reproducidos en las revistas El Zulia Ilustrado (Maracaibo) y El Cojo Ilustrado (Caracas). En junio de 2013, el escritor y docente universitario Alexis Fernández publicó una novela ilustrada en su honor: “La Casa de la Bahía. Memorias de Manuel Trujillo Durán”.
Como homenaje a este pionero del cine venezolano, se realiza anualmente, en Maracaibo, el Festival del Cortometraje Nacional “Manuel Trujillo Durán” que cuenta ya con 15 ediciones. Este evento, patrocinado por la Universidad del Zulia, ha contribuido notablemente en el desarrollo de los creadores de cine en esa región de Venezuela.
Primeros pasos

Teatro Baralt. La edificación original fue demolida en 1928 y sustituida por la actual en 1932.
La Filmografía Venezolana, publicada a partir de las investigaciones efectuadas por la Fundación Cinemateca Nacional, determina que ese mismo año se produjeron en nuestro país también las siguientes películas: Carlo Ruíz peleando con un cochero, Disputa entre Rojista y Andracista y Una paliza en el estadio Sarría. Hasta 1910 se rodaron otros 20 títulos, destacando entre ellos El carnaval de Caracas de 1910, 5 de Julio: Película Criolla, Carreras de Caballos en el Hipódromo de El Paraíso, de Manuel A. Delhom, proyectadas en el Teatro Caracas y el Teatro Circo Metropolitano.
Enrique Zimmermann registra, en 1911, las festividades del centenario de la Firma del Acta de la Independencia, convirtiéndose en el cineasta “oficial” durante este periodo.
Esta época del cine venezolano se caracteriza por reflejar escenas del momento, eventos públicos, actos oficiales y las exaltaciones del gobierno de turno. En el país domina la idea de que el cine venezolano puede interesar sólo como documento local, porque las películas de ficción extranjeras cubren la demanda del público, por lo que la idea de abordar ese género cinematográfico era prácticamente impensable.
Avances iniciales
Unos años más tarde, en 1916, es Enrique Zimmerman quien realiza el cortometraje de ficción que obtuvo gran éxito de taquilla: La Dama de las Cayenas o pasión y Muerte de Margarita Gutiérrez, que contó con las actuaciones de Aurora Dubaín, Leoncio Martínes “Leo”, Francisco Pimentel “Job Pin” y Lucas Manzano“Gofalón”. Tres años después se filma la célebre Don Leandro el inefable, de Lucas Manzano. En 1924, Edgar Anzola y Jacobo Capriles, otros importantes pioneros del cine en Venezuela, filman La Trepadora, adaptación de la novela homónima de Rómulo Gallegos.
En 1928, en Maracay, comenzaron a funcionar los Laboratorios Nacionales, creados durante la larga dictadura de Juan Vicente Gómez, gran aficionado al cine, quien puso en manos de su hijo, Efraín Gómez, los equipos más modernos de la época; con ellos se hicieron registros fílmicos de actos oficiales y de la vida cotidiana que hoy constituyen un importantísimo acervo documental, histórico y cultural para el estudio de ese período.

Arturo de Córdoba y Virgina Luque, protagonistas de la película «La Balandra Isabel llegó esta tarde».
A la muerte de Juan Vicente Gómez, su sucesor, Eleazar López Contreras, decide destinar los equipos de los Laboratorios Nacionales a la creación de los Estudios Ávila, los cuales pone en manos de Rómulo Gallegos con el objetivo expreso de filmar Doña Bárbara; sin embargo, esa película solo fue lograda, varios años después, con la participación de la industria cinematográfica mexicana. Estudios Ávila se limitó a una extensa producción de noticieros (más de 60), que también hoy constituyen un importante registro histórico de los eventos oficiales, sociales y culturales de nuestro pueblo.
En cuanto al sonido en el cine venezolano, si bien en 1932se hicieron algunas pruebas con la película Venus de Nácar, de Efraín Gómez, transcurrieron siete años para la exhibición de la primera película con sonido sincronizado;se trata del cortometraje Taboga, realizada en los estudios de la naciente Bolívar Films de Luis Guillermo Villegas Blanco, con la participación de la orquesta de Billo Frómeta. Luego, en 1939, se rodó el primer largometraje sonoro en el país, El Rompimiento, de Antonio Delgado Gómez.
La batalla por el buen cine
Después de los primeros 50 años, el cine en nuestro país era visto como el negocio de exhibir películas. Aunque se produjeron extraordinarias obras como Juan de la Calle, en 1941, y La Balandra Isabel llegó esta tarde, de Carlos Hugo Christensen, ganadora del premio a la mejor fotografía en la cuarta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes en el año 1951, en las salas de cine de nuestro país, las películas extranjeras tenían la supremacía.
El escritor e historiador Mario Briceño Iragorry publicó una serie de artículos en el año 1953, compilados en el libro “Aviso a los navegantes”. Entre ellos, uno titulado “La batalla por el buen cine”, en el que refería el anhelo de un grupo de personas por declarar una guerra contra el exceso de exhibición del cine hollywoodense.
“El problema del cine debe ser encarado con energía y dignidad por el pueblo y gobierno. Junto con promoverse una bien orientada industria nacional del cine, debe pensarse en el valor educativo de lo que se ofrece (…) Problema moral y problema económico, el del cine es ante todo – aunque huelgue el repetirlo – problema que atañe a la nacionalidad…”, escribió el escritor trujillano.
Un visionario Irragory esgrimía entonces, la defensa de la identidad cultural venezolana ante una avasallante y poderosa industria que amenazaba todo intento regional. Sin embargo, el cine venezolano ha logrado, a lo largo de 123 años, ser referencia tangible de lo afirmativo venezolano.
Muchas son las etapas, las películas y también los creadores y creadoras que han dejado su huella en la gran pantalla nacional, por lo que en próximas entregas continuaremos abordando el desarrollo de nuestra cinematografía y sus protagonistas.
Con información de Ibermedia Digital, Cronología del Cine Venezolano Blog, Fundación Editorial El Perro y la Rana y Programa Ibermedia
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