Los contaminantes atmosféricos comunes, que reaccionan con el olor de las flores y lo alteran, interrumpen las señales que utilizan los insectos polinizadores para localizarlas.
Cuando los óxidos de nitrógeno (NOx), emitidos en los gases de escape de los motores diésel, y el ozono (O3), contaminantes comunes del aire, se encuentran a nivel del suelo, disminuye la presencia de polinizadores hasta un 70 %, se registra un 90 % menos de visitas a las flores y hay una reducción general de la polinización de hasta un 31 %.
Así lo revela una investigación realizada por Científicos de la Universidad de Reading, el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido y la Universidad de Birmingham.
Los hallazgos son preocupantes porque, además de que estos contaminantes comunes en el aire que respiramos perjudican la salud, las reducciones significativas en el número y actividad de los polinizadores, muestran que “hay implicaciones claras para los ecosistemas naturales de los que dependemos”.
Abejas y mariposas entre los más afectados
En las pruebas de campo, realizadas en el transcurso de tres años, se evidenció entre 62% y 70 % menos polinizadores en las parcelas con aire contaminado con óxidos de nitrógeno (NOx) y ozono (03), en comparación a las parcelas con ausencia de contaminantes. Esta reducción se observó en siete grupos de ellos, en particular abejas, polillas, moscas de las flores (sírfidos) y mariposas.
También se observó que hubo entre 83% y 90 % menos visitas a las flores de las plantas de esas parcelas por parte de estos insectos; así como una reducción de 14% y 31 % en la polinización, según el rendimiento de la semilla y otros factores.
Mosca de las flores (sírfido).
El estudio, titulado Los contaminantes antropogénicos del aire reducen los servicios de polinización mediada por insectos y recogido en la revista Environmental Pollution, es el primero dedicado a la observación del impacto negativo de los contaminantes atmosféricos comunes sobre la polinización en el entorno natural.
«Este trabajo verdaderamente interdisciplinario demostró muy claramente cómo los contaminantes atmosféricos impactan negativamente en la polinización con consecuencias directas para la producción de alimentos, así como la resiliencia de nuestro entorno natural”, afirma Christian Pfrang, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Birmingham.
Los gases de diésel
Fotografía tomada de La Vanguardia.
De acuerdo a estudios de laboratorio previos, efectuados por investigadores de la Universidad de Reading, los vapores de diésel alteran los aromas florales. Ante este hecho surgió la interrogante de cómo la contaminación del aire contribuye a “la disminución continua de insectos polinizadores, al dificultarles la localización de su alimento: polen y néctar”.
El objetivo de este nuevo estudio fue determinar, mediante la colección de evidencias, cómo los contaminantes atmosféricos afectan a las distintas especies de polinizadores, dado que algunas de ellas dependen más del olor que otras.
Polilla polinizadora. Fotografía tomada de Treehugger.
Para ello utilizaron una instalación de fumigación diseñada, especialmente, para regular los niveles de óxidos de nitrógeno (NOx), presente en los gases de escape del diésel, y ozono en parcelas de campo abierto con plantas de mostaza negra. Durante dos temporadas de verano observaron el impacto de los contaminantes en los insectos polinizadores locales y en la polinización.
La concentración de contaminantes atmosféricos utilizada por los científicos en las pruebas de campo, estaba muy por debajo de los niveles promedio máximos, lo que equivale al 40-50 % de los límites actualmente definidos como seguros para el medio ambiente. Cantidad que “palidece en comparación con los niveles mucho más altos de contaminación que se producen en todo el mundo”.
El impacto es dramático
Gráfico de Environmental Pollution.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), indican que más del 75% de los cultivos de alimentos dependen de la polinización, en particular de las abejas, y el 90% de las plantan con flores necesitan de la acción polinizadora de los insectos para reproducirse.
Sin embargo, han disminuido las poblaciones de polinizadores como consecuencia de las actividades humanas: los efectos del cambio climático, la agricultura intensiva, los plaguicidas, la pérdida de biodiversidad, el cambio de uso de la tierra y la contaminación de los suelos, el agua y el aire. Cerca del 35% de los polinizadores invertebrados, las abejas y las mariposas en particular, están peligro de extinción a nivel mundial.
«Sabíamos por nuestros estudios de laboratorio anteriores que los gases de escape del diésel pueden tener efectos negativos en los insectos polinizadores, pero los impactos que encontramos en el campo fueron muchos más dramático de lo que esperábamos”, advierte Robbie Girling, profesor asociado de Agroecología en la Universidad de Reading, quien dirigió el estudio.
Contaminantes atmosféricos, lo más relevante
- Los contaminantes comunes del aire (óxidos de nitrógeno y ozono) reaccionan con los olores florales y alteran los aromas.
- Tanto los óxidos de nitrógeno (NOx) como el ozono (03), incidieron en una reducción severa la alimentación de los insectos polinizadores.
- Las especies de insectos polinizadores observadas tuvieron respuestas diferenciadas frente a los contaminantes.
- La polinización de las plantas por parte de los insectos disminuyó bajo ambos contaminantes.
- La contaminación del aire tiene el potencial de interrumpir otros servicios ecosistémicos mediados por olores.
Con información de Environmental Pollution y Universidad de Reading
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