El hongo, Fusarium xyrophilum, imita la forma, el color de los pétalos y desprende un olor similar al de una flor para atraer a los insectos polinizadores que, en lugar de alimentarse y acarrear polen, terminan transportando las esporas responsables de su reproducción.
Se trata de una falsa flor o seudoflor compuesta totalmente por tejido fúngico, la primera en su tipo conocida y registrada hasta ahora.
Este probable caso de mimetismo floral mantiene la fascinación de los científicos, quienes han señalado la pertinencia de profundizar la investigación para responder a otras interrogantes sobre la evolución de este hongo y las formas en que obra la naturaleza.
El hallazgo fue documentado en el estudio “Pseudoflores producidas por Fusarium xyrophilum en pasto de ojos amarillos (Xyris spp.) en Guyana: ¿Un nuevo sistema de mimetismo floral?”, publicado en Fungal Genetics and Biology y posteriormente, anunciado por la revista Scientific American.
¿Cómo el hongo engaña a los insectos?
El Fusarium xyrophilum ha evolucionado de tal forma que ha logrado engañar a las abejas, entre otros insectos polinizadores, para que dispersen sus esporas y asegurar su reproducción.
¿Cómo la hace? El hongo infecta a una planta llamada Xyris, género herbáceo con flores y un centenar de especies característico de Guyana, para bloquear esterilizarla y bloquear sus floraciones.
Posteriormente se apropia de otro aspecto de los procesos de la planta, aún desconocido por los científicos, para que produzca y albergue las seudoflores constituidas por tejido del hongo en su totalidad.
«Este es el único ejemplo que conocemos, en cualquier lugar del planeta Tierra, donde la flor falsa es toda hongos», dice la microbióloga Kerry O’Donnell, coautora del reciente estudio sobre las pseudoflores.
El mimetismo fúngico más elaborado
Si bien este hongo no es el único que se vale de estrategias “engañosas” para reproducirse, el caso del Fusarium xyrophilum es mimetismo fúngico más elaborado que se conoce.
Otros normalmente se limitan a modificar las hojas de la planta hospedadora sin producir su propia flor ficticia. Algunas royas (amplio grupo de hongos fitopatógenos del orden de los Pucciniales), por ejemplo, hacen que la planta infectada produzca rosetas de hojas (pero no flores) sobre las que emerge el hongo, cuyo aspecto semeja a las flores amarillas cercanas.
La Monilinia vaccinii-corymbosi, otra especie de hongo, infecta las hojas de los arbustos de arándanos sin formar estructuras florales, no obstante, hace que las hojas marchitas reflejan la luz ultravioleta, emitan olor a té fermentado similar al de las flores de arándano y proporcionen néctar, atrayendo a los insectos.
Durante la investigación sobre el fascinante fenómeno protagonizado por el hongo Fusarium xyrophilum, los científicos se preguntaron qué más había en el elaborado mimetismo de esta especie fúngica en esta hierba de flores amarillas y la respuesta de los polinizadores, ya que muchos navegan por el olfato y son capaces de percibir la luz ultravioleta.
Al respecto, la también microbióloga Imane Laraba, autora principal del estudio, empleó un filtro ultravioleta para fotografiar las pseudoflores colectadas durante sus viajes a Guayana y encontró que los tejidos del hongo reflejan la luz ultravioleta, tal como lo hacen muchas flores de color amarillo y que ayudan a los polinizadores a localizarlas.
Fragante cóctel químico
Afirman los investigadores que pigmentos aislados de las seudoflores, confirmados en los cultivos del hongo Fusarium xyrophilum en el laboratorio, podrían ser los responsables de la reflectividad de la luz UV y de la fluorescencia en bandas, visibles para las abejas, especialmente.
También fue comprobado, en el laboratorio, que el hongo emite hasta diez compuestos químicos, muchos de ellos conocidos por atraer a los insectos.
Debido a la imposibilidad de regresar a Guyana para estudiar en su medio las flores vivas y las seudoflores, a causa de la pandemia de COVID-19, los científicos recurrieron la Xyris laxifolia var. Iridifolia, una especie de este género que crece en las sabanas del sur de Estados Unidos, parecida a las encontradas en el país suramericano.
El objetivo fue documentar si el fragante cóctel químico descubierto en la fase experimental, coincidía con los aromas de las flores silvestres de Xyris que imita F. xyrophilum.
La comparación de los cócteles químicos, tanto el producido por las flores no infectadas de X. laxifolia como de los cultivos de F. xyrophilum en el laboratorio, reveló que ambos despiden 2-etilhexanol, compuesto que atrae a los insectos polinizadores y de otro tipo, como las abejas melíferas, los abejorros, las moscas blancas o los gorgojos del caupí.
Sin embargo, los aromas florales pueden variar entre especies del mismo género, y se entienden mejor como un perfil combinado que los compuestos individuales. Por esta razón, los científicos coinciden en que este caso de mimetismo requiere ser más documentado.
Con información de Scientific American, The Guardian y Sputnik News
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