Un joven biólogo peruano desarrolló unas turbinas eólicas portátiles que pueden extraer agua potable del aire a bajo costo, con materiales reciclables y de fácil sustitución.
Bajo el nombre Yawa, combinación de las palabras quechuas yaku (agua) y waira (viento), Max Hidalgo desarrolló el dispositivo que puede condensar el vapor del aire para generar agua.
Se trata de un sistema híbrido que ofrece dos opciones: fusionar la energía eólica con la solar, o la eólica con el apoyo de una red eléctrica.
El trabajo de este joven científico se inspira en la propia naturaleza y en la necesidad de contribuir con las comunidades y el planeta, creando algo que coadyuve a crear sostenibilidad social, económica y ambiental.
Después de años de trabajo el joven innovador, que comenzó su proyecto mientras estaba en la universidad, ha logrado un sistema efectivo y ecológico. Además, fue reconocido por el Programa de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente (PNUMA) como uno de los Jóvenes Campeones de la tierra. Título que sin duda alguna se ha ganado este biólogo peruano.
Cambiar la historia con las ideas
Una investigación que realizó Hidalgo mientras estudiaba en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), fue el germen del proyecto. Se planteó, en ese entonces, analizar el agua de los camiones cisternas de la comunidad de Chosica de Lima, ubicada en Perú.
En el curso de la investigación le causó alarma comprobar que el vital líquido, tenía un nivel de contaminación tres veces por encima del permitido para el consumo humano. Ese sería el origen de la idea de llevar agua de calidad a las comunidades peruanas, a bajo costo.
Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que la tercera parte de la población de Perú, no tiene acceso al agua potable. En este contexto, Max Hidalgo y un grupo de estudiantes de la universidad donde cursaba estudios, decidieron apostarle todo al proyecto Yawa.
Unos años después de eso, el joven biólogo, con su sistema de turbinas eólicas portátiles destacó en Latinoamérica al ganar el primer lugar del concurso “Una idea para cambiar la historia”, promovido por History Channel, entre cinco mil proyectos participantes provenientes de Perú, Colombia, Argentina, México y Chile.
La competencia busca los inventos más innovadores en cinco campos de acción: energía renovable, alimentación, comunidad, salud y tecnologías aplicadas.
Yawa, turbinas eólicas portátiles
Max Hidalgo se inspiró en la naturaleza para crear soluciones tecnológicas capaces de cambiar vidas en las comunidades más pobres del mundo.
Con esa visión desarrolló Yawa, una tecnología capaz de convertir el viento en agua a través de turbinas eólicas portátiles, al comprimir el vapor del aire para condensarlo. Estas turbinas pueden recolectar hasta 300 litros de agua a partir de la humedad y la neblina atmosféricas.
El dispositivo, que su creador define como un sistema multifuncional, está diseñado para ser usado no solo en el Perú, sino en diferentes lugares del planeta, incluso en los desiertos más áridos, puesto que aprovecha la humedad atmosférica presente en todas las regiones del mundo. Por lo que esta innovación tecnológica puede ayudar a comunidades afectadas por sequías y cambios en los patrones de lluvia.
Tras visitar comunidades que por su geografía no tienen flujo de viento, Max y su equipo decidieron crear «un sistema híbrido que pudiese fusionar la energía eólica con la solar, o la eólica complementada con la red eléctrica». Gracias a esto, asegura, estas turbinas eólicas portátiles son adaptables a cualquier región.
Después de un poco más de cuatro años de haber iniciado el desarrollo de la tecnología, fabricado cuatro prototipos y efectuado diferentes pruebas de materiales, Yawa tiene dos modelos, el «Yawa-Forest», destinada a los productores agrícolas, y «Yawa-Community», que produce agua para el consumo humano.
El dispositivo incluye, además, un sensor para monitorear la calidad del agua a distancia y alertar a la comunidad, cuando deba cambiar el filtro; así como una aspa de giro, mediante la cual se puede captar agua de la niebla que existe en algunos lugares.
Campeón de la tierra
En diciembre de 2020 recibió el premio Campeones de la Tierra por su proyecto «Yawa», turbinas eólicas portátiles. Se trata de un galardón ambiental que otorga anualmente la Organización de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, a la nueva generación de ambientalistas.
Al ser seleccionado por la región de América Latina y el Caribe, Hidalgo es uno de los siete emprendedores de todo el mundo, entre científicos, ingenieros y activistas, que recibieron financiamiento y asistencia para impulsar sus proyectos ambientales.
El premio Jóvenes Campeones de la Tierra es la iniciativa principal del PNUMA para involucrar a las nuevas generaciones en la lucha contra los desafíos ambientales más apremiantes de la actualidad. Al promover el trabajo que realizan estos emprendedores en el frente ambiental, los reconocimientos buscan inspirar a más personas a actuar por la naturaleza.
Nace en la naturaleza
Para Max Hidalgo, la inspiración para resolver los problemas de la vida viene de la propia naturaleza. Con mucho esfuerzo, logró estudiar ciencias biológicas, lo que alimentó su pasión ecológica.
Al estudiar los seres vivos y observar los milenarios mecanismos naturales, se percató de que se pueden llegar a encontrar soluciones tecnológicas para afrontar problemas actuales: desde copiar el almacenamiento de energía de las anguilas eléctricas para obtener baterías, hasta imitar el movimiento de las aves para crear cámaras GoPro.
Con esa inspiración desarrolló un generador de energía eléctrica en forma de flor y una maceta que carga baterías de teléfonos celulares. “Ahora estoy trabajando en el desarrollo de un envase biodegradable con forma hexagonal, como una colmena, para que sea resistente pero compacto “, dice.
Le tomó tres años culminar una tesis sobre celdas solares con paneles más resistentes, gracias a pigmentos de un microorganismo termófilo. Gracias a ello obtuvo una beca del Gobierno Peruano para hacer una estancia científica en la Facultad de Electroquímica y Energía Química de la Universidad de Costa Rica, donde desarrolló un proyecto sobre energía solar orgánica.
Asegura el joven biólogo que para que todo funcione ordenadamente en la tierra, cada ser vivo cumple una misión y brinda lo que mejor sabe hacer. Los seres humanos también podemos y debemos contribuir.
Desde su posición como biólogo, considera que su trabajo es transmitir el enfoque de la naturaleza a la sociedad para lograr un mundo sostenible. “Somos parte de una unidad; si un país contamina el aire, eso también afectará a los demás, ya que estamos en el mismo planeta. Debemos unirnos como comunidad y humanidad. La vida es contribuir”.
Buenas prácticas
Las turbinas eólicas portátiles fueron desarrolladas siguiendo las buenas prácticas en economía circular. Los materiales utilizados para su construcción son reciclables y la cantidad de plástico en el dispositivo, es mínima.
El sistema, fácil de usar, está siendo modificado para adaptarlo a la calidad del aire local, una respuesta al desafío de la contaminación atmosférica. Yawa puede ser reparada por las comunidades a las que sirve.
Al trabajar directamente con la gente, Hidalgo comprendió la necesidad de adaptar la tecnología para hacerla sencilla y de fácil comprensión y manejo para todos. Advierte que salir del laboratorio y visitar las comunidades, es fundamental para quien busque utilizar la tecnología para producir una audaz transformación ambiental.
“Resolver grandes problemas no siempre requiere gran tecnología. Requiere ideas creativas y grandes compromisos”, concluye Hidalgo.
El desarrollo de las turbinas eólicas portátiles confirma sus planteamientos, una tecnología innovadora, de bajo costo y accesible, para que las comunidades de todo el planeta tengan acceso a agua potable de calidad.
Con información de ONU, Unric, Xinhua y RPP Noticias
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