Forjado desde su nacimiento por una dura existencia y sus convicciones políticas y sociales, el espíritu de José Rafael Pocaterra lo llevó, en más de una ocasión, no solo a estar tras los barrotes sino a sufrir torturas y otros desmanes. Pero nada pudo callar su escritura disidente, con la que describió las sombras de una sociedad basada en desigualdades.
La letra combatiente de José Rafael Pocaterra no dejó de expresarse en las más difíciles circunstancias, para dejarnos un prolífico legado literario que forma parte de lo afirmativo venezolano.
Son muchos y variados los títulos de este escritor, periodista, político, diplomático y profesor, uno de los autores más destacados y representativos de las letras venezolanas, quien marcó en la narrativa del país, el inicio de un proceso realista.
A través de personajes complejos, auténticos y sobre todo humanos, plasmó en sus obras la realidad social en la que se desenvolvió; deformando los protagonistas, situaciones y medio para destacar las injusticias y las situaciones sociales en la Venezuela de principios del siglo XX, que consideraba conflictivas.
Una vida de novela
“No he sido niño prodigio, ni bachiller, ni toco ningún instrumento. Estudié solo, sufrí solo, solo luché contra el ‘trágico cotidiano’. A mi madre le debo la vida; a los demás nada. Cuando murió mi padre todavía no terminaba yo de echar los dientes. Después la existencia me enseñó a tener colmillos y garras; más tarde la piedad humana me ha enseñado a sonreír”.
Así describió su vida José Rafael Pocaterra, en un estilo semejante a sus novelas y cuentos, con su letra combatiente, dejando ver su desenfado ante la sociedad a la que sentía no debía nada, así como a las garras y colmillos que le enseñó a tener la existencia. Y es que desde su nacimiento en Valencia, estado Carabobo el 18 de diciembre de 1889, su vida estuvo marcada por carencias y dificultades luego de la muerte de su padre.
Estudió hasta el sexto grado en el Colegio Don Bosco, ubicado en el casco central de Valencia, a pocos metros de su casa natal. El resto de su formación fue autodidacta, alimentada por su pasión por la lectura.
Letras tras los barrotes
Articulista y colaborador de diarios como Caín, Patria y Unión, El Fonógrafo, El Universal, El Nuevo Diario y El Heraldo de Cuba; así como de las revistas Caracteres – que fundó en 1917- y Actualidades. Su periodismo y escritos combatientes contra Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, lo llevaron a la cárcel en varias oportunidades. En 1907 fue encarcelado por su colaboración en el periódico opositor Caín. A su salida de la cárcel aceptó varios cargos públicos.
Inspirado por autores como Zola, Gorki, Guy de Maupassant y Eça de Queirós, comenzó durante esos años a publicar sus primeras obras: las novelas “El doctor Bebé” (1910) y “Vidas oscuras” (1912). En 1914, fue Presidente de la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa del Estado Zulia, fundó la revista Caracteres y publicó su tercera novela, “Tierra del sol amada” (1917).
Por estar involucrado en una conspiración contra Juan Vicente Gómez fue encarcelado en la cárcel La Rotunda, de 1919 a 1922. Durante tres años vivió torturas, castigos y la muerte de otros presos, experiencia que le llevó a escribir “Memorias de un venezolano de la decadencia” (1927).
Pocaterra se formó en el Castillo San Felipe de Puerto Cabello, en el Castillo de San Carlos de Maracaibo y en La Rotunda, donde aprendió latín y se dedicó a estudiar la literatura, además se nutrió con las historias de sus compañeros de celda.
A su salida de la cárcel se exilió voluntariamente y regresó a Venezuela en 1938, tiempo en que asumió los cargos de ministro de Trabajo y Comunicaciones, ministro plenipotenciario en Gran Bretaña y embajador en Moscú, siendo él quien inició las relaciones diplomáticas entre Venezuela y la Unión Soviética.
En 1946 escribió otra de sus reconocidas novelas, “La Casa de los Ábila”. Finalmente se residenció en Montreal (Canadá), donde dio clases de literatura hispanoamericana y falleció en 1955.
Maestro del relato breve
José Rafael Pocaterra está considerado como uno de los mejores novelistas venezolanos de las primeras décadas del siglo XX, periodo literariamente dominado por la narrativa realista y naturalista. También fue cronista, poeta y ha sido reconocido como maestro del relato breve.
Sus “Cuentos grotescos” constituyen una obra fundamental de la narración corta venezolana, de vasta influencia en las generaciones posteriores. Con esta obra se rebeló, abiertamente, contra la literatura típica de la época y expuso la realidad de una forma directa y cruda.
Pocaterra utiliza la deformación grotesca para resaltar las desigualdades sociales y promover la búsqueda de un cambio en la sociedad en la cual vivió. Su técnica literaria incluye el uso de la caricatura, el final sorpresivo, la observación directa, la descripción de los ambientes y la atmósfera donde se desenvuelven sus personajes, mientras que en sus diálogos, destaca la lengua cotidiana.
Pensar en venezolano
«Mis personajes piensan en venezolano y como tengo la desgracia de obrar en venezolano, hablar en venezolano, y como tengo la desgracia de no ser nieto de Barbeyd’Aurevilly o hijo del Cisne Lascivo, es justo que se me considere, y lo deseo en extremo, fuera de la literatura», palabras que puso al frente de su primera novela, “Política feminista”, publicada nuevamente en Madrid, con el título “El doctor Bebé”.
José Rafael Pocaterra tuvo el mérito de captar críticamente muchos aspectos de la vida venezolana de su tiempo, enlazando su creación literaria con la posición política que ocupaba, con sus ideales y con la realidad del país.
En su obra tocó los vicios y tonos oscuros de los poderosos y ricos, y el desprecio con el que tratan a los más humildes.
Por ejemplo, en el cuento “La casa de la bruja” destaca la agresividad con que la autoridad, por demás ignorante, arremete contra una indefensa mujer que solo era culpable de cargar con un hijo enfermo. El menosprecio de la sociedad a los niños de la calle queda evidenciado en “De cómo Panchito Mandefuá fue a cenar con el Niño “De cómo Panchito Mandefuá fue a cenar con el Niño Jesús”
Mientras que en “La mista resalta la injusticia”, describe el abandono y el olvido en que se encontraba la educación, pilar fundamental del progreso del país, y en la novela “Vidas oscuras”, Pocaterra muestra parte de los males que aquejaban a la Venezuela de principios del siglo XX.
La prolífica obra de José Rafael Pocaterra es pionera y profundamente arraigada en el sentir del pueblo venezolano. Sus cuentos y novelas describen de manera realista una época, un sentir, pero de manera especial a un ser humano, al venezolano de a pie y sus historias, que supo plasmar con su letra combatiente, lo que ha hecho de este creador y su legado, parte importante de lo afirmativo venezolano.
Con información de Letralia, El Poder de la Palabra y Biografías y Vidas
No te pierdas
> Augusto Mijares y su pasión por lo afirmativo venezolano
2 comentarios
Leyendo este texto (el cual me gustó mucho) sentí al recordar algunas de las obras de Pocaterra una mayor y profunda identificación con Venezuela. Siempre he creído que vivir en este país es un privilegio.
Muchas gracias.