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La palabra en clave de paz: Palabrero Wayuu

por Haiman El Troudi
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La palabra en clave de paz: Palabrero Wayuu

En Venezuela, hay un espacio donde las fronteras se diluyen para dar paso a una cultura ancestral en la que se impone el  valor de la palabra en clave de paz, es la base del sistema normativo de la etnia wayuu, quienes resuelven sus diferencias a través del diálogo propiciado por el pütchipü’ü o palabrero, demostrando con ello que es posible derrotar la violencia a través de la palabra.

Este sistema normativo preserva la armonía social desde el saber ancestral, haciendo posible la paz social, el entendimiento, el respeto mutuo y la armonía de los indígenas wayuu, población asentada en la Península de La Guajira, entre Venezuela y Colombia.

Inspirado por los principios de reparación y compensación, el sistema cuenta con una serie de procedimientos y ritos que guían la conducta social y espiritual de esta población originaria.

Es aplicado por las autoridades morales autóctonas, conocidos como palabreros, quienes tienen las condiciones personales para la solución de desavenencias entre los clanes wayuus. Se trata de un sistema ancestral con valores que han permanecido vigentes por cientos de años, y que forma parte de lo afirmativo venezolano.

Wayuu, pueblo sin fronteras

La palabra en clave de paz: Palabrero Wayuu

 

Perteneciente a la familia lingüística arawakos, los indígenas wayuu conforman el grupo amerindio más numeroso del país. Su comunidad  se asentó en la Península de La Guajira desde mucho antes de la penetración europea. La aridez domina miles de kilómetros de extensión de esta región semidesértica, con frecuentes sequías y temperaturas de hasta 40 grados centígrados.

Los wayuu son gente amable, más de 600.000 personas que se desplazan de un lado a otro por todo este territorio, donde se desdibujan los límites, pues no reconocen fronteras ni demarcaciones políticas territoriales. Atendiendo a su propia organización socio-cultural y política, conforman un grupo étnico que mantiene fuertes lazos de identidad, tales como su organización cultural, su lengua y un complejo mundo mitológico a través del cual explican la vida.

Los hombres wayuu trabajan en el pastoreo de ganado y la pesca, las mujeres tejen mochilas y chinchorros; los niños se encargan de cuidar a sus chivos y burros, en los que cargan los cantaros para ir a los jagüeyes (unos pozos en medio de las áridas tierras).

El origen de la tradición

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Según la cosmovisión Wayuu, Maleiwa, el Dios creador,  dio a los chamanes el don de entenderlo, para esto utilizaría la palabra como canal de comunicación. Hoy la misma creencia y tradición sigue vigente.

La comunidad wayuu sobrevivió la colonización, y ha mantenido una constante lucha por mantener su cultura, caracterizada por la existencia de hombres dotados de un gran poder: elPütchipü’ü, encargado de mantener la armonía entre los clanes de la etnia.

Estos clanes están unidos por un vínculo ancestral, con una descendencia genética común a partir de antepasados remotos, identificado por su epónimo y generalmente representados por un animal. Entre los más conocidos están sapuana, ipuana, jusayuy epieyuu.

El Pütchipü’üi

 

La palabra en clave de paz: Palabrero Wayuu

 

El palabrero, o pütchipü’üi en lengua wayuunaiki, es el agente que interviene en la regulación social y política en este pueblo originario. Según sus creencias el pütchipü’üi sabe perfeccionar la palabra, y con sus amplios conocimientos debe buscar la forma para llegar siempre a un buen arreglo. No puede tener una palabra ofensiva y demuestra  su sabiduría en cada arreglo. Sabe sonreír, sabe convencer, y se espera sea un mensajero fiel de los designios de las partes en conflicto.

El pütchipü’üi es entonces el responsable de la palabra, clave para la resolución de conflictos y la obtención de la paz.Ser palabrero significa tener paciencia y sobrellevar las ofensas y maldiciones de las partes en conflicto, peligros que debe enfrentar el palabrero.

El pütchipü’üi se forma, desde la vocación propia, moldeado por la experiencia, enfrentando problemas y buscando soluciones a conflictos, y es esta experiencia la que le da prestigio y poder. Se obtiene al lograr que se cumplan los acuerdos y no se cometan ofensas entre las familias en disputa, pues la intermediación eficaz del palabrero lo convierte en un símbolo particular de la paz.

Entre los wayuu se observan dos tipos de pütchipü’üi: uno para resolver todo tipo de problemas y el otro sólo para delitos menores como heridas, la dote, delito de niños, niños que tienen accidentes y robo.

Es preciso entonces tener el don otorgado por Maleiwa: el don de la palabra para ser un buen pütchipü’üi, pues no se puede jugar con la vida de las personas, y solo hay paz negociando, hablando. Esto evidencia el carácter oral de esta sociedad y la importancia del diálogo en la adquisición de la estabilidad del grupo. La base fundamental para la paz es sentarse a conversar y tratar de arreglar los conflictos.

Aporte para la humanidad

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En 2017, tras la decisión en asamblea de la Junta Mayor Autónoma de Palabreros Wayúu, ente que reúne a los practicantes de la tradición, realizada en Paraguaipoa (al norte del estado Zulia), Venezuela inició el proceso para preparar el expediente que introducirá en la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para solicitar la Declaratoria binacional de la Normativa Wayuu como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, procedimiento que ya cumplió Colombia en 2010.

 

La palabra en clave de paz: Palabrero Wayuu

Monumento al Pütchipü, Riohacha, Colombia.

 

Este será el séptimo expediente que presenta Venezuela ante la Unesco en los últimos años, y se realizará conjuntamente con Colombia pues para la etnia wayuu no existen fronteras, “no somos ni Colombianos ni Venezolanos, somos Wayuu” señalan en sus propias palabras.

“El mayor aporte para la humanidad de nuestro sistema normativo va desde lo colectivo a lo cultural, en la revitalización de la educación propia como elemento de la sociedad wayuu, lo cual contribuye a la paz y a la armonía que necesitan los pueblos del mundo”, señala al respecto Fermín Montiel, Pütchipü’üi o del clan Ipuana de la guajira venezolana, quien resalta la importancia del reconocimiento de la normativa que los rige desde tiempos ancestrales.

Y es que este pueblo originario asume como una responsabilidad llevar ante la humanidad el conocimiento de cómo sus ancestros se organizaron para la convivencia y para mantener la paz entre sus habitantes.

“Nosotros estamos haciendo nuestra propia historia y para ello contamos con el apoyo del Estado y del pueblo. Siempre llevamos la palabra de paz, de solidaridad y sobre todo, de mantener nuestras costumbres. Eso nos enaltece como pueblo wayuu”, asegura José Efraín Paz, Pütchipü’üidel clan Jarariyu.

Presente y futuro del palabrero

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Aunque el sistema normativo wayuu sigue vigente y representa una parte esencial de la vida de esta etnia, los contactos con la sociedad de los «alijunas» (personas no wayúu), han traído cambios en la acción de esta población indígena, que han sido interpretados por alguno integrantes como la ruptura del sistema normativo y un desajuste a los principios fundamentales que rigen su cultura.

El wayuu ha entrado en un mundo donde el intercambio se hace a través del dinero, y cobra fuerza la ley de la oferta y la demanda, por lo que hay un choque por las complejas relaciones con el mundo de los «alijunas» (personas no wayúu).

En el entorno urbano el pütchipü’üi corre el riesgo de perder su característica esencial, la palabra, y su función: la búsqueda de la paz. En la actualidad, a pesar de mantener una fuerte vinculación con su cultura, solo un pequeño porcentaje de la etnia continúa acudiendo al palabrero para resolver sus conflictos.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela aprobada en 1999 hace un reconocimiento a los principios básicos de las culturas indígenas, sin embargo, en la realidad estas situaciones no se resuelven por decreto, por lo que es necesario construir espacios en los que se haga posible el reconocimiento en la práctica de la diversidad cultural y pluralidad étnica.

Hoy la esperanza de perpetuar el legado recae en las generaciones más jóvenes, en las cuales ha habido un interés creciente en los valores culturales que se han transmitido por generaciones, cono el sistema normativo del pütchipü’üi o Palabrero Wayuu, muestra palpable de lo afirmativo venezolano.

 

Con información de AlbaCiudad FM, Actualidad RT, Telesur, Palabrero WayuuCorreo del OrinocoResearchgate


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