La materia prima de muchos productos plásticos se conoce como lágrimas de sirena, un poético nombre para una grave amenaza.
Irónicamente, estas partículas conocidas como pellets o “nurdles” en inglés, representan la mayor fuente de contaminación de plástico de los océanos, a pesar de sus limitadas dimensiones.
Al ser pequeñas y coloridas resultan atractivas para muchos animales marinos, que suelen confundirlas con alimento. Pero debido a las sustancias nocivas que contienen, constituye un verdadero peligro para la fauna.
Por si fuera poco, las toxinas ingeridas luego se transfieren a los tejidos de los organismos que los comen y gracias a su resistencia, los perniciosos efectos de la contaminación permanecen por años.
Además, estas pequeñas partículas plásticas pueden ser colonizadas por microbios, lo cual las vuelve aún más peligrosas para los seres humanos.
Son muchas las razones por las cuales las lágrimas de sirenas constituyen una grave amenaza para la vida. Lejos de ser romántico, su nombre parece hacer referencia al llanto de mares, océanos y todo el planeta.
¿Qué son las lágrimas de sirena?
Conocidas también como «nurdles» en inglés, las lágrimas de sirena son pequeños gránulos de componentes plástico. Son redondos y generalmente miden entre uno a tres milímetros, pues son creados con reducidas dimensiones para ser fundidos y usados en moldes, en la fabricación de muchos productos.
Se les llama pellets, nombre genérico para referirse a pequeñas porciones de material aglomerado o comprimido de diferentes componentes. Se obtienen en las refinerías de petróleo y tras el proceso del reciclaje.
Es importante aclarar que son diferentes a los microplásticos, que se desprenden en los océanos de los residuos plásticos más grandes.
Por sus reducidas dimensiones son fácilmente transportables. Por otro lado, el pequeño tamaño, su forma y variedad de colores las hacen atractivas para la fauna marítima, pues los confunden fácilmente con huevos de peces y presas pequeñas.
¿Cómo terminan en los mares y océanos?
Al ser redondas, pequeñas, ligeras y de fácil movilización, se escurren y extravían con frecuencia, terminando donde no deben.
El procesamiento de lágrimas de sirena en cientos de fábricas en todo el mundo, configura las condiciones para que miles de millones se liberen involuntariamente en ríos y océanos a través de tuberías de efluentes, vuelen de los contenedores o se expandan por medio de derrames industriales.
En las fábricas pueden terminar en los desagües cuando limpian, y los sistemas de filtración de las aguas no los pueden contener. Además, se pueden caer y acabar en el medio ambiente, durante el transporte por carretera.
Una vez sueltas, el viento o las lluvias las llevan a los ríos y al mar. La gran mayoría flota, por lo que todavía viajan con más facilidad.
Durante el transporte marítimo puede haber accidentes que terminen con incontables lágrimas de sirenas cayendo al agua. Bien por errores en la gestión de transporte, o por descuidos en la producción.
Esto genera que, en lugar de convertirse en artículos para el hogar, miles de millones de gránulos de plástico terminan en el agua, convirtiéndose en la principal fuente de contaminación por plástico de los océanos.
¿Por qué son tan peligrosas?
Como se ha explicado, al llegar al agua los problemas se multiplican. Se ha demostrado que más de 220 especies marinas ingieren plásticos que quedan atrapados en el estómago, causando ulceración y evitando que coman alimentos reales porque sienten su estómago lleno. Esto puede provocar hambre y potencialmente la muerte.
Por otro lado, las lágrimas de sirena tienen una gran área de superficie en relación a su tamaño, y están compuestas por polímeros, lo que facilita que contaminantes orgánicos persistentes (COP), presentes en el agua de mar, se acumulen en su exterior. Al ser «persistentes», no desaparecen fácilmente y pueden persistir en ellas durante años.
Adicionalmente, pueden ser colonizadas por microbios que son peligrosos para los seres humanos. Los productos químicos tóxicos también pueden transferirse a los animales que los comen, causando más daño, otra ruta para que estos productos químicos entren en la cadena alimentaria.
Estas esferas pueden llegar a tener concentraciones de toxinas un millón de veces superiores que el agua que las rodea. Para tener una idea de la peligrosidad de estos gránulos, solo hay que considerar que se aconseja a las personas que limpian las playas, o a los que los manipulan en estudios científicos, que no los toquen sin protección.
Por si fuera poco, las lágrimas de sirena también inciden indirectamente sobre otros ecosistemas. En la playa, por ejemplo, pueden cambiar las características de la arena, como temperatura y permeabilidad, lo que afecta a animales como las tortugas marinas, por ejemplo, que incuban sus huevos en ellas.
Un océano de lágrimas de sirena
Además de mares y oceános, ríos y lagos no se escapan de las lágrimas de sirena. Se han encontrado nurdles en la mayoría de los medioambientes, e incluso lejos del agua.
Solo en Reino Unido se liberan hasta 53 mil millones de gránulos anuales, la misma cantidad que se necesitaría para producir 88 millones de botellas de plástico.
Un estudio en cinco playas de East Lothian, Escocia, encontró que todas tenían estas partículas y estaban cubiertas con E. coli, bacteria responsable de intoxicación alimentaria.
En el año 2012, seis contenedores llenos de pellets cayeron en el mar cerca de Hong Kong. Otro contenedor cayó, en 2017, cerca de Durban en la costa sudafricana. Y son solo algunos de los casos que se han hecho públicos.
Un promedio de 139,8 nurdles por metro cuadrado, lo que representa alrededor de 140.000 a lo largo de un kilómetro de costa, fue encontrado en la playa de Hightown en Liverpool, Inglaterra, por el Grupo de Investigación de Fibras Microplásticas y Forenses de la Universidad de Staffordshire.
A la caza de lágrimas de sirena
Existen organizaciones que crean conciencia sobre las lágrimas de sirena y su prevalencia en la contaminación marina. Destacan las iniciativas de la Gran Cacería Global de Nurdles, iniciada por la organización escocesa Fidra y la Sociedad de Conservación Marina de Reino Unido.
Organizaciones que alientan a las personas a convertirse en científicos ciudadanos, y recopilar datos que contribuyan a identificar las principales fuentes de contaminación por lágrimas de Sirena.
Los científicos ciudadanos registran sus hallazgos en un mapa global que muestra el alcance de la contaminación en todo el mundo. La data recolectada se reúne en Nurdle Free Oceans para sustentar la gravedad del problema.
En el marco de estas acciones, cada febrero desde el año 2012, dedican diez días a la caza de lágrimas de sirenas en las playas el mundo. Han llegado al número de 1.610 playas, 18 países y más de 60 organizaciones involucradas.
Debido a las limitaciones por la pandemia por el Covid19, este año se planea realizar la búsqueda o caza de lágrimas de sirena (Great Global Nurdle Hunt) durante todo el mes de octubre.
¿Qué se puede hacer?
Reducir o mejor aún, eliminar el consumo de plásticos, siempre será una buena manera de contribuir a limitar el efecto de este material en el planeta.
Acercarse a las organizaciones que trabajan sobre este tema ofrece también oportunidades para sumar aportes.
La información es la herramienta esencial para hacer frente a las diferentes formas de contaminación. Por ello es necesario documentarse acerca de las lágrimas de sirena, aprender a identificarlas y reportar el hallazgo a una organización ambientalista.
Existen, por ejemplo, guías en línea para identificar las lágrimas de sirena apropiadamente, y no confundirlas con una bola de poliestireno, un balín o un fósil antiguo.
Manejar la información lleva además a tomar conciencia de los factores que inciden en la contaminación con este tipo de materiales, tales como la existencia de muchos productos plásticos no reciclables en el mercado, la falta de regulaciones para el proceso de envasado y las fallas de la industria, en el tratamiento de sus procesos productivos y el manejo de su materia prima.
Así como las míticas y bellas sirenas de la mitología romana y las leyendas japonesas, el plástico ha seducido por años a la humanidad, trayendo un legado de desolación.
Cuentan que después de seducir y embelesar a los hombres para matarlos, las lágrimas de las sirenas se transformaban en perlas. De la misma forma, el atractivo y versátil plástico se convierte hoy en una amenaza.
Sin duda alguna, llamar «lágrimas de sirena» a este peligroso material resulta apropiado al considerar el potencial y nada poético daño que representa para la vida marina y de todo el planeta.
Con información de Bioguia, BBC Mundo, Vivir sin plástico y The Great Nurdle Hunt
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