Las emisiones de metano, potente gas de efecto invernadero y uno de los principales impulsores del cambio climático, están aumentando mucho más rápido que en cualquier período desde que se inició un registro global hace 40 años.
Dos tercios de ellas provienen de actividades humanas: uso de combustibles fósiles, la ganadería y los vertederos o sumideros, de acuerdo a las conclusiones del cuarto balance sobre el metano, contenidas en sendos documentos elaborados a través del Proyecto Mundial de Carbono (Global Carbon Project), con contribuciones de 66 instituciones de investigación de todo el mundo.
Otro hallazgo de los científicos del Proyecto Mundial de Carbono señala que las concentraciones de este gas se han elevado a una velocidad récord en los últimos cinco años.
Al respecto, las estimaciones recientes indican que las concentraciones medias globales de metano alcanzaron las 1931 partes por mil millones (ppb) en enero de 2024. Mientras que desde 2020 hasta 2023, se incrementaron en 15, 18, 13 y 10 ppb, respectivamente, el segundo, primero, cuarto y decimocuarto aumentos más altos desde el inicio, en 1983, de la serie temporal de metano de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos.
Metano versus dióxido de carbono
El metano es, después del dióxido de carbono, el segundo gas de efecto invernadero más importante que contribuye al calentamiento global provocado por el hombre.
Según los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el planeta se ha calentado 1,2 °C (media de los últimos 10 años) de la era preindustrial, y el metano es responsable de 0,5 °C del total.
Si bien las actividades humanas emiten mucho menos metano que dióxido de carbono en términos reales, este gas es más potente que el CO2 pues calienta la atmósfera 80 veces más rápido durante los primeros 20 años tras su liberación. Además, es un gas de vida corta pues en la atmósfera se descompone pronto al mezclarse con el oxígeno, convirtiéndose en dióxido de carbono y agua.
Este potente gas de efecto invernadero proviene de fuentes naturales, como los humedales, por ejemplo; así como humanas o antropogénicas, entre ellas la agricultura, los combustibles fósiles y los vertederos.
Dos tercios de las emisiones provienen de actividades humanas
Leyenda: Fuentes y sumideros naturales (verde), fuentes antropogénicas (naranja) y fuentes mixtas naturales y antropogénicas (naranja-verde rayado para 'Biomasa y quema de biocombustibles” y “Combinación de humedales y aguas dulces continentales”).
Durante las dos décadas transcurridas hasta 2020, las emisiones de metano procedentes de las actividades humanas tuvieron un incremento de entre 50 y 60 millones de toneladas al año, lo que supone un aumento de 15% – 20%.
Respecto al metano atmosférico, los autores indican que en la década de 2000, ingresaron en la atmósfera 6,1 millones de toneladas más de metano al año. Mientras que en la de 2010, la tasa de crecimiento fue de 20,9 millones de toneladas. En 2020, el aumento se ubicó en 42 millones de toneladas. A partir de ese momento, las concentraciones de este gas se han elevado aún más rápido y las tasas de incremento son ahora superiores a las de cualquier año observado anteriormente.
Esto se debe, principalmente, al aumento de las emisiones procedentes de la minería del carbón, la producción y uso de petróleo y gas natural, la ganadería, los arrozales, y la descomposición de alimentos y residuos orgánicos en vertedero. Actividades que constituyen casi el 65 % de todas las emisiones de metano. “De esta cifra, la agricultura (ganadería y arrozales) aporta el 40 %, los combustibles fósiles el 36 % y los vertederos y aguas residuales el 17 %”.
“Nuestro impacto es aún mayor si tenemos en cuenta las emisiones indirectas, como la lixiviación (paso de sustancias al agua y al suelo) de materia orgánica en cursos de agua y humedales, la construcción de embalses y los efectos del cambio climático provocado por el hombre en los humedales”, precisan Pep Canadell, Marielle Saunois y Rob Jackson, tres de los autores de los mencionados documentos.
Cifras récord de aumento en los últimos cinco años
CSIRO, CC BY-NC-ND
Marielle Saunois, investigadora de la Universidad París-Saclay, Francia, y las autora principal del documento en Earth System Science Data, explica que “en 2020, el año más reciente del cual se dispone datos completos, se calcula que se han emitido 608 millones de toneladas de metano, de las cuales 392 millones proceden de actividades antropogénicas directa”.
¿El resto de las emisiones? Se originan de fuentes naturales: descomposición de materia vegetal en humedales, ríos, lagos y suelos saturados de agua, principalmente. Destacan humedales tropicales pues son emisores importantes.
También las grandes extensiones de permafrost producen metano, pero en proporciones relativamente bajas. Sin embargo, esto cambia medida que el permahielo se derrite como consecuencia del aumento de las temperaturas.
Sobre los países que más emisiones de metano contabilizan, los científicos precisan que por volumen en 2020 fueron China (16 %), India (9 %), Estados Unidos (7 %), Brasil (6 %) y Rusia (5 %). “Las zonas de mayor crecimiento son China, el sur de Asia, el sudeste asiático y Oriente Próximo”.
La meta: reducir en 30% las emisiones para 2030
Los datos sobre las concentraciones atmosféricas de metano aportados por los investigadores, son coherentes con escenarios climáticos de hasta 3 °C de calentamiento para 2100.
En ese sentido advierten que para mantener las temperaturas globales por debajo de los 2 °C es fundamental reducir las emisiones de metano, lo más rápido posible, un 45 % de aquí a 2050.
Reducir en 30% las emisiones de metano en esta década fue la meta establecida en el Compromiso Global del Metano (Global Methane Pledge), iniciativa promovida en noviembre de 2021 y de la cual forman parte 150 países.
Pero de continuar las tasas de crecimiento observadas en los últimos cinco años, el objetivo global pudiera transformarse en un espejismo.
Con información Proyecto Mundial de Carbono, Environmental Research Letters y The Conversation
Gráficos e infografía de Proyecto Mundial de Carbono
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