La mayor florescencia del mundo, la palma de Ceilán, adorna los espacios del Jardín Botánico de Caracas con un espectáculo excepcional que la naturaleza ha ofrecido a los caraqueños por partida doble, en los últimos 20 años. En el 2003 floreció una primera palma de esta especie, y la segunda lo hizo recientemente, comenzando el 2022.
La ocasión es muy especial pues esta especie de palma requiere entre 50 y 60 años para florecer y dar frutos. Al final de este ciclo la planta muere, dejando miles de semillas que permiten su reproducción.
En la parte norte del Jardín Botánico crecen varias palmas, entre ellas el ejemplar de la gran Palma de Ceilán, oriunda del sudeste asiático, que comenzó su florecimiento en enero de 2022. Forma parte de la colección Palmetum, la cual reúne más de cuatro mil plantas sembradas entre 1960 y 1970.
La Gran Palma de Ceilán
De nombre científico Corypha umbraculifera, es también llamada Palmera grande de Ceilán, Talipot, Gran palma de Ceilán, Palmera parasol, Corifa, Burí, Palmera de abanico, Palmera talipot ó Talipote. Pertenece a la familia arecaceae, un grupo de aproximadamente ocho especies, originarias de las islas y tierras que rodean al Océano Índico. Pertenece al género Corypha, del griego Koryphe: cabeza coronada, que está actualmente restringido al hemisferio sur del planeta. Aunque se encontró un representante fósil, C. wilkinsonii, en las arcillas del Eoceno, en Inglaterra.
La especie más difundida es C. elata, y la más pequeña es C. talliera, de unos nueve metros de alto. La más conocida es precisamente la palma de Ceilán o talipot, C. umbraculifera. Aunque es originaria del sureste de la India y Sri Lanka, se cultiva en las regiones tropicales de América por su gran valor ornamental. Lamentablemente ya no se encuentran especímenes silvestres en el mundo, y se le conoce solo en forma cultivada.
Esta especie es una excepción dentro de las palmas. De crecimiento lento y larga vida, requiere entre 50 y 60 años para producir su floración. Es una palmera monocárpica, es decir que florece y fructifica una sola vez, y después muere. Pueden crecer hasta los 25 metros de altura, con troncos de hasta un metro de diámetro, y enormes hojas costapalmadas, de más de cinco a siete metros de diámetro. Su limbo de hasta 2,5 metros de largo es característico por sus colores ocres, amarillo y verde, con grandes espinas negras.
La Palma de Ceilán se adapta a cualquier clima tropical, pero necesita mucho espacio y sol, bastantes riegos y suelos fértiles. Se multiplica por semillas, que tardan mucho en germinar.
Récord por partida doble
Conocida como una de las mayores palmeras del mundo, a la Palma de Ceilán se le atribuyen dos récords dentro del reino vegetal: uno por el ancho o envergadura de la hoja, que puede alcanzar entre 4 y 8 metros, y otro por el tamaño de la inflorescencia. Este último ostenta el Récord Guiness por ser la inflorescencia que porta la mayor cantidad de flores en todo el mundo: unos 12 millones. Además, ésta puede alcanzar los cinco a seis metros de altura.
Estas palmeras producen su inflorescencia en la punta del tallo, mientras otras las producen en las axilas de las hojas, debajo de la última hoja, o a lo largo del tronco. Se trata de una gigantesca panícula muy ramificada, cubierta por millones de pequeñas flores blanco-cremosas y de suave perfume. Éstas son melíferas, y polinizadas por insectos.
Cuando las flores alcanzan el proceso completo de maduración, se tienen que fecundar y volverse frutos, originado una carga de hasta 500 kilogramos. Este proceso puede tomar unos 13 meses, debido a su gran cantidad. Forma frutos redondeados de color verde castaño. De allí se obtienen las nuevas semillas. Después, la palmera muere poco a poco.
Van dos en el Jardín Botánico
Originario del sudeste de Asia, el ejemplar de palma de Ceilán que floreció en Caracas fue sembrado hace más de cinco décadas por el horticultor suizo, Augusto Braun, en el sector didáctico recreacional del Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela. Iniciando el año 2022, la planta sorprendió gratamente a sus cuidadores al ver que comenzaba su proceso de floración.
Desde la imponente altura de la palma, que alcanza unos 22 metros, se observaron en febrero unas espiguillas amarillas, que evidenciaban el florecimiento total, un proceso trascendental que se puede observar pocas veces en la vida. Pero este singular acontecimiento ya había tenido lugar en el mismo mágico espacio, entre los meses de mayo y junio del año 2003, cuando floreció otro ejemplar, luego de más de 30 años de haber sido sembrada. Toda Caracas lo celebró, especialmente por su estratégica posición, muy cerca del margen de la autopista que conecta este y oeste de la ciudad.
La diferencia de los tiempos de floración entre las plantas hermanas se debe a que una fue dañada por cortes de machete, lo que retrasó su proceso de crecimiento. Un equipo de especialistas se encargó de cuidarla, quitando las hojas afectadas y evitando el crecimiento de trepadoras, lo que le permitió florecer 18 años después que su hermana.
En febrero, un equipo de botánicos determinó mediante drones el tamaño de la espiga, que había alcanzado su esplendor, pues ya superaba los seis metros de largo. Se estima que a finales del 2022 podrán verse sus frutos.
Imponente y muy útil
El uso más común de la Palma de Ceilán es como planta ornamental debido a su porte, tamaño imponente, y espectacular floración, pero esta planta ofrece muchos otros beneficios. El epíteto específico latino, umbraculifera hace referencia a sus grandes hojas con forma de abanico, las cuales suelen usarse como paraguas. Sirven, además, para confeccionar esteras, cestos, sombreros, sacos, abanicos y otros artículos, así como para techar viviendas. La fibra de la palma se utiliza también para cestería.
Las hojas jóvenes, cortadas en trozos se usaron en el pasado como papel para escribir. Las letras se trazaban con un punzón metálico, y luego se volvían visibles recubriéndolas con una mezcla de aceite y carbón.
El tronco de esta palma, de madera dura y oscura, se usa especialmente en la construcción de viviendas. El cuesco que contiene la semilla se utiliza para hacer collares, zarcillos y otros adornos. El cogollo de las Coryphas jóvenes da un excelente palmito. Para obtenerlo, esta palma se cultiva en grandes cantidades en la India, especialmente en la isla de Ceilán.
La savia que extraen también tiene utilidad. Es procesada para obtener algún tipo de azúcar una especie de vino o bebida alcohólica.
¿Cómo llegó al Jardín Botánico?
Los ejemplares de Palma de Ceilán crecieron en Caracas gracias a las semillas obtenidas por August Braun, técnico botánico suizo que llegó a Venezuela en 1951, tras un intercambio epistolar con el doctor Tobías Lasser, director del Jardín para ese momento. Braun se encargó de configurar la parte plana del Jardín Botánico, la cual, en vez de disponerse por familias como se pensó inicialmente, se hizo siguiendo la propuesta de Jardín Inglés, en el cual las plantas se colocan mezcladas y combinadas en forma tal, que se logren efectos estéticos, a la vez que se da la impresión de que están en su ambiente natural.
Entre sus especies predominan las palmas porque, además de su valor estético, Braun consideraba que al ser las plantas más características del trópico, deberían ser un elemento que predominara en el jardín botánico ubicado en el valle de Caracas.
Hoy después de más de cinco décadas, gracias a Braun, el Jardín Botánico de Caracas cuenta con una colección de palmas (palmetum) reconocida como una de las más variadas y ricas de Latinoamérica, con unos 4.000 ejemplares de más de 200 especies. Entre ellas se pueden admirar algunas raras especies, como la Pelagodoxa henryana, que ya no se encuentra en estado silvestre en su patria de origen, las islas Marquesas, por la destrucción de los bosques donde crecía.
Como hecho curioso, tanto las dos palmas, como las hijas de la que floreció en 2003, habitan en el espacio dedicado en honor a la memoria de August Braun, donde se esparcieron sus cenizas al morir. Y no son los únicos ejemplares en el país, existen otros en Barinas, Carabobo, Distrito Capital y La Guaira.
El Jardín Botánico de Caracas
El Jardín Botánico Dr. Tobías Lasser, es uno de los puntos más verdes de la ciudad de Caracas. El hogar de la palma de Ceilán, forma parte de la Universidad Central de Venezuela (UCV), declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001.
Cuenta con 10 hectáreas para visitantes y 60 hectáreas de montaña, lo que lo convierte en el segundo pulmón vegetal de la ciudad, luego del Parque Nacional Waraira Repano.
Actualmente se encuentra en un proceso de recuperación dirigido por la Comisión Especial para la Recuperación Integral de la UCV. Para muchos, el hecho de que la floración llegara justo en este momento representa un simbolismo positivo.
Tiempos mejores
La noticia del florecimiento de la Palma de Ceilán causó un gran revuelo en los amantes de la naturaleza, quienes han acudido al espacio para presenciar este espectáculo de la naturaleza. Ante él, hay personas que incluso aseguran que es un buen presagio, especialmente por darse al inicio del año, que indica que vienen tiempos mejores.
Sea como sea, este evento poco común ha generado expectativa dentro de la comunidad botánica, y el público en general, especialmente porque se ha vivido en dos ocasiones en los últimos 20 años.
El futuro de la palma de Ceilán se prevé aún más positivo, pues los especialistas planean distribuir las semillas en diferentes reservorios naturales para garantizar la preservación de la especie.
Palmira palmaflor palma florida
venida del Ceilán a nuestra casa
estallido de besos vesperales
guitarra de los soles y los sones
poema vegetal lección hermosa
la aurora noche tu fragancia envidia
fragante malabar de lento paso
camino de la muerte en desespero
paraguas señorial silvestre alado
regia corona de encendido encanto
eclipse fantasmal del odio fiero
majo abanico de la diosa tierra
altivo tótem de la cruenta urbe
desplegado en la cresta de sus barrios
cirio encendido milagroso asombro
sagrado talismán en hora aciaga
cigarra campanada de rebato
estremeciendo el porvenir del sueño
bandera de combate en paz o en guerra
al horizonte en gloria levantada
¡Gran Palma de Ceilán! ¡Oh Gran Palmira!
aplaudan los dioses tu desfile
Pablo Mora
Con información de Acta Botánica de Venezuela, Infojardín, Últimas Noticias y El Carabobeño
No te pierdas
> Tobías Lasser: “Sin plantas no se puede vivir”
> Waraira Repano, guardián eterno de Caracas