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Santo Cristo de La Grita, más de 400 años de fe y tradición

por Haiman El Troudi
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Desde hace más de cuatro siglos, cada 6 de agosto miles de peregrinos acuden a un pueblo en las montañas de Táchira a honrar, venerar y cumplir promesas frente al milagroso Santo Cristo de La Grita.

La ciudad del Espíritu Santo de La Grita está enclavada en el extremo nororiental del estado Táchira. Allí se venera esta talla del Señor Crucificado que el pueblo ha llamado el Cristo del rostro sereno. Esta obra podría representar el logro artístico más alto del arte tachirense del siglo XVII, y la transmisión de una tradición y una valiosa experiencia espiritual de generación en generación.

Santo Cristo de La Grita, más de 400 años de fe y tradición

La celebración al Santo Cristo de La Grita destaca entre las fiestas tradicionales de Venezuela. Para esta ocasión, la imagen se viste de gala y el altar se llena de hermosas y coloridas flores. El cristo sale en procesión, tras ser engalanado con un perizoma confeccionado por personas escogidas por la cofradía y el Presbítero de La Grita, para agradecerle a la imagen por los milagros realizados.

La Basílica del Espíritu Santo de La Grita, en el municipio Jáuregui, es la cuna espiritual que alberga la sagrada imagen. Su altar transmite, a quien la visita, paz y serenidad, animando a la oración, devoción y reflexión personal. El ambiente, lleno de profundo respeto y agradecimiento por los milagros concedidos, es testimonio desde hace 400 años de la fe de peregrinos, pobladores y visitantes.

La historia del Santo Cristo de La Grita

Santo Cristo de La Grita, más de 400 años de fe y tradición

Respect0 a los orígenes del Santo Cristo de La Grita, se tiene como único punto de partida una tradición oral recopilada en 1897 y publicada en 1905 por Emilio Constantino Guerrero en su obra El Táchira físico, político e ilustrado, en la cual ubica el origen en 1610, en el convento de San Francisco (establecido en 1579).

Crónicas locales cuentan que, luego del terremoto de San Blas, ocurrido el 3 de febrero de 1610 y destruyó totalmente la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, los frailes franciscanos se trasladaron a un campo llamado Tadea. Iba entre ellos, un escultor llamado Fray Francisco cuya piedad superaba sus dotes artísticas. Aterrorizado con el terremoto ofreció hacer una imagen del crucificado para rendirle culto especial y consagrarle la nueva ciudad.

Comenzó a esculpir en un gran tronco de cedro el cuerpo de Jesucristo, pero no pudo darle forma al rostro. Pasaban los días y Fray Francisco no podía interpretar aquella expresión sublime. Una tarde, después de suspender los trabajos se puso en oración. Un éxtasis profundo lo embargó y cuando volvió en sí a altas horas de la noche oyó que en la pieza de su trabajo golpeaban los formones y el raedor pasaba por las fibras de la madera.

Se acercó y algo como una figura humana, envuelta en una ráfaga de luz, salió a través de la puerta encandilándole los ojos. Le contó a sus hermanos y al salir el sol se dirigieron al lugar donde estaba la imagen. La encontraron terminada con el divino rostro marcado por el rictus de la agonía. Por eso la talla se atribuye, en parte, a un ángel. Fray Francisco lloró al ver en aquella faz divina los rasgos que él había concebido y que le fue posible expresar.

El cristo del rostro sereno

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El Santo Cristo de La Grita es una talla en madera policromada de proporciones naturales, que representa a Cristo muerto en la cruz. Se trata de una escultura iconográfica-conceptual excepcional, genuina y reconocible del arte barroco hispano-venezolano del siglo XVII. Mide 1,76 centímetros de altura, mientras que la cruz mide 2,22 metros de altura por 1,77 metros de ancho.

Es un trabajo en madera, macizo, elaborado probablemente a partir de cedro amargo resinoso de las selvas nubladas de La Grita, cortado en «buena luna», cuarto menguante o el intervalo entre el plenilunio y el novilunio, según la tradición de los antiguos artesanos. En 2018 la talla se sometió a rayos x, comprobando que sus dos únicos elementos anexos son los brazos, los cuales se insertan en un tronco central. La talla extraída de la madera se presenta equilibrada y precisa, teniendo como resultado una obra auténtica, de proporcionalidad escueta, rotunda y simple, representativa de la religiosidad de una época, convertida en arte en el sentir del pueblo.

De marcada delgadez, posee una tez pálida entre cérea y cetrina, alternada con los rojos vivos de la sangre que mana de las heridas y el rojo violáceo de las llagas. Presenta asimismo detalles como excoriaciones en la piel que recubre las articulaciones de las rodillas, sangre represada en las heridas de las manos, heridas en los pies, sangre y agua brotando de la herida del costado. Desde antes de 1892 es ataviada con sudarios de tela finamente bordados, adoptando una tradición que se inició en los crucificados del Románico.

Monumento Nacional

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Luego de 273 años de ocurrido el milagro de Tadea, el 6 de agosto de 1883 monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno proclamó al Cristo de Los Ángeles, Patrono de La Grita.

Posteriormente, en el año 2010, el Comandante Hugo Chávez declaró Monumento Nacional a la Basílica Menor del Espíritu Santo y Santuario del Santo Cristo de La Grita.

El documento contempla que no puede ejecutarse ningún trabajo de reparación, restauración o cambio alguno que desvirtúe y desnaturalice el sentido y concepto original; así como de los elementos integrantes de su entorno o área circundante, entre otras disposiciones que buscan preservar la historia de este recinto religioso.

Como obra de arte, la imagen fue declarada Monumento Nacional según Decreto N° 7674, del Ejecutivo Nacional, publicado en la Gaceta Oficial N° 39 504 de fecha 7 de septiembre de 2010.

La Grita

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Conocida también como la Atenas de Táchira, la Grita es la capital del municipio Jáuregui, ubicada a dos horas de San Cristóbal, en plena montaña andina, con una altura de 1.440 msnm.

Fue fundada por don Francisco de Cáceres en 1576, y denominada Parroquia del Espíritu Santo de La Grita en 1610. Sus primeros habitantes fueron los motilones, de quienes se dice, al llegar Cáceres con su ejército formaban griterías y de allí el nombre de La Grita.

La actividad religiosa y cultural resalta en esta ciudad donde se aprecian la Iglesia de Los Angeles; el paseo Artesanal; el Museo del Recuerdo de la Humanidad de La Grita y el Museo Casa de Las Costumbres y Tradiciones, localizado en El Surural.

Destaca también la Casa de Bolívar desde cuyo balcón El Libertador arengó a sus tropas el 17 de abril de 1813 en los inicios de la Campaña Admirable, es por ello, que se puede decir que en La Grita comenzó la historia heroica de Venezuela, en mayo de 1813, inscripción de Rafael María Baralt. En su breve estadía por estas tierras andinas, el Libertador veneró al Santo Cristo, hecho que consta en una placa de mármol ubicada en la Basílica del Santo Cristo que reza lo siguiente “Ante esta sagrada imagen del Santo Cristo de La Grita oró devotamente el Libertador Simón Bolívar, en mayo de 1813 al inicio de la Campaña Admirable, se retiró luego sin darle la espalda en señal de respeto”.

Fundación Museo del Santo Cristo de La Grita

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Al lado de la basílica de La Grita, se encuentra un pequeño museo administrado por la «Fundación Museo Santo Cristo de La Grita«, organización dedicada a investigar, rescatar y exponer imágenes, antigüedades, objetos y reliquias relacionados con la venerada imagen.

Fue fundado el 29 de noviembre de 2001. En él se pueden encontrar testimonios certeros de fe expresados en diversos exvotos como medallas, anillos, perixomas, cuadros de imágenes religiosas, y diversos obsequios que retribuyen los feligreses como agradecimiento a los milagros concedidos.

Este museo se encuentra al lado de la Basílica y está abierto de martes a viernes de 9 de la mañana a 12 del mediodía y de 3 a 5 de la tarde, y el domingo está a disposición del público de 9 am a 12 del mediodía. Ahora está en una sede provisional, un espacio cedido por la casa parroquial. Hay un proyecto de llevar el museo a una sede más amplia, que incluye salas de exposiciones, salas de lectura y salas de eventos.

Cofradías y apoyo a los peregrinos

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Para rendir honor al Santo Cristo, desde remotas épocas se formaron Cofradías Menores como la Cofradía de San José, Cofradía Purísima Concepción de María Santísima, Cofradía de Nuestra Señora del Rosario y Cofradía de Nuestra Señora de Los Ángeles. Junto a estas se encuentran las ArchiCofradías, integradas por la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio y la Cofradía del Santo Cristo de La Grita, y la de más reciente data, la Cofradía Infantil Niños Guardianes del Santo Cristo, para vincular y sembrar los sentimientos de bondad y amor al Cristo del Rostro Sereno. A estas organizaciones se suma la Asociación de Apoyo a los Peregrinos del Santo Cristo de La Grita.

Cada 6 de agosto estas organizaciones programan diversos actos litúrgicos y peregrinaciones entre ellas, La Caminata de la Fe, que tiene su punto de salida desde San Cristóbal, y que viene realizándose desde hace 14 años.

Santo Cristo de La Grita, más de 400 años de fe y tradición

En las vísperas de la celebración, la ciudad y sus pobladores se preparan espiritualmente para recibir miles de peregrinos provenientes de diversos lugares del Táchira, de Venezuela, e incluso de Colombia y otras partes de Suramérica. Muchos de ellos vienen en peregrinaciones desde lugares remotos y culminan su viaje en la Basílica del Espíritu Santo.

Su altar es el punto de inicio del recorrido de la imagen que sale en hombros de los feligreses a bendecir con su presencia las principales calles y avenidas de la ciudad. Acompañada por autoridades eclesiásticas, cofradías, bandas musicales, peregrinos y visitantes, la imagen visita comercios, escuelas, plazas y parroquias. A su paso, las personas entonan cantos religiosos y el Santísimo Rosario. Las asociaciones ofrecen respaldo a los visitantes en cuanto a hospedaje, manutención, enseres, alimentación y organización, y obsequian el “Pan Peregrino” como detalle de cordialidad y receptividad de la población de La Grita a sus visitantes.

 

Santo Cristo del Rostro Sereno de La Grita,

Divino Pastor, nuestra senda tu cruz ilumine

Al andar nos aliente de amor.

Peregrinos de todos los siglos

Peregrinos de toda región

Siempre encuentran tus brazos abiertos,

Siempre abierto tu buen corazón.

Por los montes y valles andinos

Mil senderos conducen aquí

Y aunque lejos esté nuestro cuerpo

Estará siempre el alma ante ti.

 

Himno al Santo Cristo

Letra: Monseñor Pio Bello

 

Con información de IAM Venezuela, Venezuela Tuya y Correo del Orinoco


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