Entre la región de los llanos y la depresión tectónica del Táchira, se encuentra el Monumento Natural Abra Río Frío. Un valle de exuberante vegetación que forma un corredor ecológico entre los parques nacionales Chorro El Indio y Tapo-Caparo.
Esta área, que destaca por ser el único monumento natural de ese estado andino, tiene una superficie total de 1.282 hectáreas, pertenece a la parroquia Santo Domingo del Municipio Fernández Feo y se erige como el único paso natural a través del sistema montañoso andino.
De gran belleza paisajística, el Monumento Natural Abra Río Frío, fue declarado como zona protegida el 05 de junio de 1992, para conservar la estructura orográfica y geológica de la zona en donde confluyen los ríos Frío, Quinimarí y Uribante, según lo publicado en la Gaceta Oficial, el 18 de febrero de 1993.
Muchas especies florales autóctonas
Coatí merideño.
Rodeado de hermosas montañas y abundantes especies florales autóctonas, como las orquídeas, este importante monumento natural tiene una vegetación del tipo de bosque denso húmedo tropical y bosque húmedo premontano.
Este tipo de ecosistemas boscosos revisten gran interés para la investigación ecológica, ya que albergan la mayor biodiversidad del planeta y una valiosa parte de su biomasa.
Cumplen, además, un rol fundamental en la preservación de las cuencas hidrográficas, mientras que su flora natural actúa como agente regulador de las condiciones microclimáticas de la zona.
Con relación a la fauna, destaca la necesidad de preservar especies en peligro de extinción como el oso frontino, el mono araguato, el cunaguaro, el coatí merideño o zorro guache, el cachicamo; y entre las serpientes, la boa y la tragavenado.
Más atractivos naturales
El accidentado relieve del Monumento Natural Abra Río Frío ofrece un escenario magnífico en el que se puede disfrutar de atractivos naturales como el mirador, ubicado a más de mil metros de altura sobre el nivel del mar. Está cercano a los cerros del Blanquizal desde el que se puede observar el recorrido de los cursos de agua.
La cascada La Virgen es otro de los mágicos lugares que el visitante puede apreciar en este valle. Se trata de una caída de agua de más de 50 metros de altura, sobre la que existen muchos mitos que han llevado a los lugareños a llamarla La Pierde Gente.
Otro elemento cautivador de este hermoso valle es la tranquilidad y la paz que se siente al recorrer el sereno paisaje de la carretera alargada, en cuyos extremos, la planicie llanera se va transformando, poco a poco, en montaña, junto a los consecuentes cambios en la vegetación y el clima.
Aventura en la naturaleza
Las hectáreas que ocupa el Monumento Natural Abra Río Frío son espacios que permiten a turistas y lugareños disfrutar de la aventura y la convivencia con la naturaleza. Los osados aventureros pueden disfrutar de algunos deportes extremos como el parapente o el rappel.
El ciclismo de montaña, el senderismo, la pesca tradicional, la observación de la naturaleza, las investigaciones científicas y la fotografía, son algunas de las actividades recreacionales amigables con este tipo de ambiente natural.
Para realizar cualquier visita a la zona boscosa húmeda o premontana, los visitantes deben solicitar permiso y el acompañamiento de los guardaparques de Inparques, ente público encargado del resguardo del monumento.
Los eventos deportivos o recreativos masivos, la caza, el porte de armas y la extracción de la flora y fauna del lugar, son prácticas no favorables para la integridad de estos ecosistemas, por lo que están prohibidas.
Protección vital
El Abrae Río Frío no cuenta con un inventario preciso sobre su fauna y flora, pero la Sala Técnica, Investigación y Monitoreo Ambiental de la dirección regional de Inparques Táchira lo considera un espacio idóneo para el estudio de la diversidad vegetal; así como el monitoreo acústico en anfibios, por lo que su protección es vital.
Otro elemento que garantiza la salvaguardia de sus espacios lo constituyen las nacientes de los ríos que lo atraviesan, considerados indispensables para el abastecimiento de las comunidades cercanas.
Este bien natural resulta un elemento de indiscutible valor estético, recreativo y paisajístico de nuestro país, por lo que su preservación debe ir de la mano con el estímulo a las actividades educativas, de investigación y clasificación de la biodiversidad presente en este monumento.
Con información de Inparques, Venelogía y Conciencia Colectiva
Fotos cortesía de Venelogía, Ecured y El Carín
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